Un belén de palabras

En Palestina -la real madre patria- se entra en el solsticio de invierno (equivalente exacto de nuestro Intiraymi del 24 de junio). Allí, hace 2014* años, una joven se supo encinta:


"Pero el joven rosado decía que yo soy la elegida, que entre todas las mujeres me han señalado a mí . . . Que me bendecirían, a mí y al fruto de mi vientre ... Está bien, haré lo que me corresponda, señor ... Por qué me llamó madre si soy virgen? Qué está sucediendo? Qué va a ser de mí a partir de esta visita? " (Mario Vargas Llosa, Elogio de la madrastra. 1996)

Desde entonces, en todos los tonos, se ha tejido un belén de palabras con este misterio.
Quiero dar -con este brevísimo texto- testimonio de esa delicada incertidumbre: devuelvo a la joven dorada a su patria -la Galilea palestina- y cito la hermosa anécdota -que fundó dos milenios- en palabras de un agnóstico -Vargas Llosa- y en las luces y sombras de un 'descreído' -Leonardo da Vinci, de 1474-.

Qué bien le hará a nuestra Palestina torturada, mutilada y crucificada del 2010 recordarle al mundo que aún se espera el milagro de la paz.

(Elijo la seguidilla gitana para cantarle, porque está a medio camino entre el Asia Menor y nosotros. También porque en su estribillo hay una extraña semejanza con el haiku japonés.)



Ocho seguiriyas navideñas
(hay una guitarra al fondo)
Anunciación

Será su risa fresca
y su mirada
tierna como es el alba
y avergonzada.

Su gesto fino
perfumará las horas
como hace el vino.

Nacimiento

El sol tiñe entre gasas
montes lejanos,
la luz de la mañana
abre las manos.

Hay una estrella
que brilla en el pesebre
para la bella.


Misión

Florecilla del campo
que sola vienes
y emprendes una senda
con lo que tienes.

(Esta mañana
tembló una cruz al aire
en su peana.)

Reproche

Seguiriya gitana
qué cosas dices.
No es bueno que tu canto
haga infelices.

Copla sin queja,
sé la humilde pastora
que da su oveja.

Contentamiento

Busca que tus palabras
den las noticias
que toda madre espera
cuando da albricias.

Di: "cosa es cierta
que he colgado una estrella
sobre mi puerta".


Azofras y alcabalas
(habla el recaudador)
I
Por saber si María
finge pobrezas
escalé por su huerto
entre cerezas:


brilló una perla
bordada entre diamantes...
cuando fui a verla...


II
Miré bien en lo oscuro
de su pesebre:
eran lágrimas garzas
por un orfebre…


la telaraña
rociada del aljófar
de la mañana.

III
Y el oro de su risa,
con dulce canto,
bordaba su camisa
hecha de llanto...

(Desde lo oscuro
una luz dibujaba
otro conjuro...)


VH

*1. Dionisio Exiguo tuvo un error de 4 años en la calendarización cristiana. 2. El solsticio de verano es ya este 21-24 de diciembre: entramos a la estación calurosa, con lluvias en la serranía y verdes paulatinos en cada colina y valle. No nos hacen falta las calorías del chocolate caliente, de las pasas de los panetones, los jamones golosos o pavos insaboros. El verano se recibe, ya sea en la costa desértica, la sierra de valles o la lujuriosa selva, con refrescos ( 'meaditos del niño': agua de piña, colación de tamarindo y chicha morada), golosinas de ligera digestión, y noches estrelladas como nunca...
No queremos ser colonos mentales en una Lima con el 'invierno torturante neoyorquino', -armiño y rojo- cantando tontos jingles en inglés y colocando pinos y abetos nórdicos 'nevados' con algodón y fibra de vidrio... ni con un Santa Claus de cartón y tontos muñecos de nieve con nariz de zanahoria deambulando por las calles de neón de una ciudad ya fantasma ... pero que no en Lima.

Un hermoso solsticio navideño con la voz de la negra linda:






!Feliz (sí? sin paz?) Natividad, Belén de Palestina, desde Lima...

Que no demore la justicia de tu causa!

16 de diciembre: Beethoven para niños

¿Beethoven de Batavia cultivaba betarraga?‏


Hijo de una dulce mujer tísica y de un tenor altamente alcohólico, nació Ludwig (Luisito) el 16 de diciembre de 1770 en la Bonn germano-belga, en una buhardilla del 4º piso (destinada a la sirvienta de la casa -que eso era su madre Magdalena- y que ahora, hipócritamente, se llama -a los 4 pisos- Beethovenes Geburthaus ('casa natal de Beethoven'), en la calle Gasse, donde te golpeas la cabeza en las vigas oblícuas del techo si te despiertas con prisa. Luchito, entonces, era muy cuidadoso: repasaba con la mirada cada viga y las memorizó de tal manera que le escribió esta marchita turca (que nada tiene que ver con las 'turcas' que se mandaba el padre) al Chavo del 8:







Pero ya desde chiquito Luchito tenía una profunda crisis de identidad, porque cuando le decían: 'Ludwig van', él también iba, y para que regrese le decían 'Beto ven', y venía... Ya después en el colegio, entendió que van (que suena fan) era 'de' y que Beto-ven era Beethofen, es decir Batavia. Mientras, de tanto ir y venir, salir y entrar yendo y viniendo, Luchito-Beto no sólo tenía doble personalidad sino que muy tempranamente tuvo una afonía crónica porque lo agarraban vientos cruzados. Luego, al curarse casi del todo -le costó muchas infecciones al oido- y quedar 'sin afonía', le tomó un tremendo cariño a la sinfonía, razón por la cual compuso 9 (y una 10ª más, en borrador por si acaso)... Precisamente -y contradiciendo a los biógrafos mayores que hablan de una fuerte incomprensión padre/hijo- Lucho de Batavia, esta vez, sí le dedicó a su padre Johann la 5ª de sus sinfonías (que literalmente dice: 'para-papá'), en 1804-1808:







Dado su mal genio, era también conocido como rabanito (variante sonora de 'betarraga', que da nombre belga a su Batavia de origen). De tanto ensayar a todo dar y por haber sido concebido con fallas técnicas (TBC + alcohol), y terco ante sus vecinos que le pedían que baje el volumen, como 'no hay peor sordo que el que no quiere oir', quedó sordo total desde los 26 años. Igualito era adorable la mitad de las veces y por eso le festejamos con tantísimo cariño su cumpleaños hoy día (241 velitas!) y le cantamos las mañanitas... aunque ni cuenta se dé. Aquí, en recuerdo de su enorme talla espiritual (porque de cuerpo le decían 'torito', por bajo y 'tronquito') va este cuarteto precioso:








Por morochito, también le decían 'el españolito' (pero eso ya entra en la pre-historia del nazismo, que a él le molestaría mucho). Y bueno... mientras le bullía la cabeza -con fiebres y dolores-, se le pasó la vida breve haciendo linduras para las orejas de los demás... Murió de 56 años y lleno de armonías colosales... Aquí a la derecha está en el bosque de Viena esperando una de sus sonatas ... (cosa rara, porque nunca se hacían esperar...)
Escúchalo y estarás conmigo en que gente linda como él debería cumplir años ... todos los días!!! az-Zâlab VH
PS. ¡Cada vez escribes con más humor! Qué bueno porque de lo contrario, hablar de Beethoven sería demasiado fuerte, demasiado triste. Hubiera quedado bien también si ponías la 5ª sinfonía en huahuancó, ¿te acuerdas? Recomiendo la Sonata nº. 5 en fa mayor op. 24 "La primavera", para violín y piano: http://www.youtube.com/watch?v=5zxb2bwqG_s, (Me ha provocado ver de nuevo Amada inmortal, de Bernard Rose, 1994.) Jasania


Resp. Pues el 'niño transaccional' de Luisito de Batavia no le hace ascos a esta vacilada tropical -con tan buen saoco- de su 5ª Sinfonía del Destino ('no le aunque' pongan cara larga los directores de ciertos conservatorios):

¿y esta otra lindura? "¿Con qué mano debo coger la batuta?"
Which hand should I hold the baton in?
Atuq az-Zâlab VH

6 de diciembre: San Nicolás

"La fecha de esta carta
que estrujo es muy remota-
apenas si la evoca
la luz de una canción-
y la ciudad de que habla
se reclina
mas allá de los mapas...
Mi amigo sin embargo
está cercano
y podría tocarlo
si pudiera tocar mi corazón".
Juan Gonzalo Rose


Aparecí en el universo la víspera de san Nicolás de Myra (Bizancio, 280-345), un 5-6 de diciembre. Como los taoistas, creo que uno comienza a existir el día de su concepción.
Pues yo fui concebido -entre castas risas de consuelo y doble llanto por la muerte de mi abuelo materno- la noche de Nicolás Pataka, el griego de Anatolia.
Entre los tristes santos catolicones del aburrido santoral, este del 6 de diciembre se adelanta y me convence de pronto por su jovialidad, por su amor a los niños, a los enamorados, a los navegantes extraviados. Quizás por eso se ha confundido su día -en pleno adviento navideño- con el mismísimo 'espíritu de la navidad' (el père Noël francés: papá Navidad).


Antes, había pasado su nombre por transformaciones más o menos antojadizas: el Saint Nicolas francés, el Sinter Nikolaus holandés, terminaron en el familiar Santa Klaus neoyorquino, (cuando esta ciudad aún era holandesa y se llamaba Neue Amsterdam)...

De su antipática versión yanqui me alejé toda mi iconclasta juventud. Ahora, en la tercera edad, con el cabello gris me acerco con sincera simpatía a este anciano alegre y serio a la vez -sin la barriga que la Coca-cola le chantó después de una encuesta entre los niños neoyorquinos, para ordenar al dibujante Thomas Nash su promoción navideña con un "abuelo bonachón, que empina el codo -de ahí la nariz roja- y que para con frío":
Thomas Nash, 1887.
En las versiones coloreadas de esta estampa nashiana, los calzones de Nicolás eran verdes y la casaca amarilla... Fue sólo en 1902 que la misma Coca-cola le cambió la vestimenta a sus ya ultraclásicos colores promocionales: rojo y blanco.

Ahora, con la barba parecida a la del 'viejito pascuero' (su nombre en Chile y en la Argentina serrana), me le acerco, ya convencido de que tanto él como yo hemos sido rebasados por la historia, tergiversados por los varios testimonios de nuestros 'biógrafos': detentamos cuanto infundio, sean alabanzas o calumnias, se le ocurre a los que no viven vida propia y sí 'cuidan' de la ajena: curas, moralistas, eruditos a la violeta, pacatos de atrio, tartufos vela verde, gays resentidos y mujeres postergadas... Y también 'amigos' que yo me sé...

Desde mi apatía navideña, no voy a negar mi cariño por este anciano greco-turco (cayado de oro, barba florida y canas de plata bajo la mitra que sólo en él deja de ser estúpida) que cada año siento más como un hermano mayor o, mejor aún, como mi padre, que ahora ya no está preso ni torturado por sus ideas, y habita comarcas a orillas de algún desconocido río, sereno como siempre, generoso por demás, y dispuesto a abrir la puerta al humilde, al perseguido, al triste, al solo... Pronto a salir del fondo de la casa con un colchón al hombro, tirarlo en media sala y, con una sonrisa dulce, decirme en voz muy queda: 'que se acueste ya tu amigo. Mañana siguen conversando, es tarde"... sin que ni la visita de alta noche ni yo sepamos cómo cuernos escuchó desde su recámara las cuitas del expulsado o del triste.


Yo, que odio como el Abenezer Scrooge de Dickens la navidad -por postiza, hipócrita y egoista- no puedo hoy ser ingrato a 'mi santo' y muchísimo menos a mi padre -mi personal Hagios Nicholás- y siento que mis puertas deben abrirse más que nunca al aire nuevo, al afecto, a la inocencia del que sufre, del desposeido, de los niños sin risa...

No tendría otra excusa para seguir odiando con tanta fuerza al poderoso, engreído, indolente, estúpido Cipriani... mientras intercambia regalos y salemas con su pandilla en el poder.

Perdón por el exabrupto.

Víctor Hugo Velázquez Cabrera


PS. Amables añadidos de mi amigo (clicar aquí:) José D'Arrigo, de Bellas Artes:

1. 'La ilustración de Nash que corresponde a la portada de la Harper's Weekly ( Merry Old Santa Claus) es de 1881 y no del 87 como aparece en rojita. La técnica usada por Thomas pudo ser plumilla o grabado al intaglio'. J. D'A.

2. Simpática burla digital de José Alfredo D'Arrigo, sabiendo que detesto el alcohol, los colores yanquis de la cocacola... y la navidad, igual que el Scrooge de Dickens... VH

SANTA CECILIA DE LOS MÚSICOS, 22 de noviembre

Hartmann Schedel, 1493

a Cecilia Granadino y su voz cantarina


Fue una noble romana (c. 200 dC.) cuyo nombre significa en latín 'cegadora' (quizás por su belleza). Casó con un importamte miembro de la familia Metellus (que hasta papa tuvo).


Como eran tiempos de cambios de camiseta religioso-política, ella le juró al Metellus novio que sólo sería suya si se convertía a la fe de Cristo. La sección 'pagana' (como Barba o El Comercio) de la familia contrayente, la llevó a 'seguridad del estado', donde se dispusieron a hacerla abjurar de la fe cristiana. Doña Cecilia se cerró en sus trece y
'no quiero, no quiero...aunque me arranquen el cuero...'


Entonces el prefecto sobón, algo así como el Rafael Rey del senador Metellus, ordenó que le corten el cuello: qué tan malo sería el acero ('made in China') que -dicen las Acta martyrologium hieronymianum- 'sólo sangró un poco por la herida y se puso a cantar durante tres días'. Cronista hay que asegura haberla visto cantando y bailando 'No morirá' -del grupo DLG- con el mejor saoco:
Hartmann Schedel, 1493

a Cecilia Granadino y su voz cantarina


Fue una noble romana (c. 200 dC.) cuyo nombre significa en latín 'cegadora' (quizás por su belleza). Casó con un importamte miembro de la familia Metellus (que hasta papa tuvo).


Como eran tiempos de cambios de camiseta religioso-política, ella le juró al Metellus novio que sólo sería suya si se convertía a la fe de Cristo. La sección 'pagana' (como Barba o El Comercio) de la familia contrayente, la llevó a 'seguridad del estado', donde se dispusieron a hacerla abjurar de la fe cristiana. Doña Cecilia se cerró en sus trece y
'no quiero, no quiero...aunque me arranquen el cuero...'


Entonces el prefecto sobón, algo así como el Rafael Rey del senador Metellus, ordenó que le corten el cuello: qué tan malo sería el acero ('made in China') que -dicen las Acta martyrologium hieronymianum- 'sólo sangró un poco por la herida y se puso a cantar durante tres días'. Cronista hay que asegura haberla visto cantando y bailando 'No morirá' -del grupo DLG- con el mejor saoco: http://www.youtube.com/watch?v=yQZ2Kq5UFGA&feature=related


Pues para cambiar ese milagro, fue condenada a ser ahogada en la tina de su palacio -como a las palomas de semana santa 'para no derramar su sangre inocente'- y, entre gluglús y gluglúes, expiró y entregó el equipo -siempre cantando- no sin sacarle cachita al tío y a la tía Metellus que tanta inquina le tenían por 'morenita'.


Ya los decires de que murió 'tocando el órgano' -lo cual me parece un insulto tremendo a tan casta virgen- son un invento del despistado copista de cuyos textos hizo uso Geoffrey Chaucer, genial inglés que escribió en perfecto francés de Londres sus Cuentos de Canterbury:
And whyl the organs maden melodye / To God alone in herte thus sang she

(Y mientras los órganos hacían melodías / a Dios solo en el corazón así cantó ella ...)
(The Second Nun's Tale)
y transcribió (¿no les digo que despistado?) 'intrumentos de tortura' (candentibus organis) por instrumentos 'cantantes'-musicantes- (canentibus organis) y la antífona del martirologio citado:
Venit dies in quo thalamus collocatus est, et, cantantibus organis, illa in corde suo soli Domino decantabat: Fiat Domine cor meum et corpus meus inmaculatum et non confunda...
diría más bien que:
'Vino el día en que -thalamus collocatus est- se colocó la tarima (de tortura, y no 'en que el matrimonio se celebró') y -candentibus organis... illa decantabat- 'durante los instrumentos candentes', ella en su corazón a su único Señor cantaba: Haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados y sin confusión (alguna).'"

No era, pues, su banquete nupcial, sino más bien el momento del martirio.

Pero ya la palabra latina organum comenzaba a ser referida al recién inventado ‘órgano’ -que no existía cuando la Ceci- y cundió la especie: "ella cantaba y se acompañaba con el órgano"

y, a partir del gótico siglo XV (mucho después del siglo de nuestro Chaucer) se empezó a pintar a la santa con un organillo portátil o con clavicémbalos.

Rafael Sanzio, 1570

Otros, como el papa Gregorio XIII (sota vestida de sotana) la barajaron -tan concientes estaban de la brutalidad del 'mal latín' llegado a Geoffrey Chaucer- diciendo que 'entró en las nubes tocando el laúd' (árabe al-awd, 'tortuga' -por la forma- y que tampoco se usaba por esos días): el laudes (acento en la a) latino significa loa, alabanza.

Y de hecho, Ceci dio el último gorgorito alabando... ya no sé si al Señor o al Metellus, porque con ese apellido no hay que estarse sin sospechas... Pues ya tenemos que la Chechi murió cantando, con voz propia, a capella y boca chiusa...

Para colmo, al alemán inglés George Frideric Handel, que hizo la preciosa Wasser Musik y el Mesiah (con el aleluya casi-casi happy birthday para el rey George) se le ocurrió sobonear al papa -que le entraba al silbidito y a las rancheras del tipo Pero sigo siendo el rey (Alan Otto Kunz García todavía no la patentaba)-, y dio en componer en 1736 (cuatro años antes del Mesías) una Ode for Saint Cecilia's day tan bonita, que Henry Purcell, que había ya compuesto su Laudate Ceciliam en 1683, tuvo que demandarlo desde el infierno (sin mayor ayuda de la SAYCOPE, para variar) por el 'copy right'.
De remate, en este siglo pasado, el brutten oñoñoy de Benjamin Britten lo retomó, comentándolo en Fa menor, en su Anthem for St. Cecilia Virgin -lo cual no le constaba- y ahí fue la de 'toma, mientras' y agárrame el floripondio, porque se volvió, sobre el pucho y por pontifical cédula romana, la santa patrona de nosotros los músicos, los ciegos (doble patrona de Joaquín Rodrigo y de José Feliciano, amén de los del gremio de la latita)... y también de los torturados -que somos pocos pero somos-...

(Advertencia: Los músicos de profesión /no lean este colofón, /sólo toquen saxofón)
Colofón

Explicación irreverente del mito:

cerca de la iglesia Santa Cecilia en el Trastévere romano se encuentran las ruinas del templo de la Bona Dea Restituta (ojo con el adjetivo). Esta ‘buena diosa de la restitución' -de la salud, entiéndase- era la diosa romana que curaba la ceguera. La palabra latina para 'ceguera' es cæcitas, muy cercana a cæcilia).

Bibliografía al paso:
* Heinrich von Kleist, Die heilige Cäcilie oder die Gewalt der Musik (Santa Cecilia o la fuerza de la música)
* Anales del Colegium Musicum (donde estudió la preciosa bataclana Cecilia Combe).

Az-Zâlab VH 22 de noviembre 2010

Pues para cambiar ese milagro, fue condenada a ser ahogada en la tina de su palacio -como a las palomas de semana santa 'para no derramar su sangre inocente'- y, entre gluglús y gluglúes, expiró y entregó el equipo -siempre cantando- no sin sacarle cachita al tío y a la tía Metellus que tanta inquina le tenían por 'morenita'.


Ya los decires de que murió 'tocando el órgano' -lo cual me parece un insulto tremendo a tan casta virgen- son un invento del despistado copista de cuyos textos hizo uso Geoffrey Chaucer, genial inglés que escribió en perfecto francés de Londres sus Cuentos de Canterbury:
And whyl the organs maden melodye / To God alone in herte thus sang she

(Y mientras los órganos hacían melodías / a Dios solo en el corazón así cantó ella ...)
(The Second Nun's Tale)
y transcribió (¿no les digo que despistado?) 'intrumentos de tortura' (candentibus organis) por instrumentos 'cantantes'-musicantes- (canentibus organis) y la antífona del martirologio citado:
Venit dies in quo thalamus collocatus est, et, cantantibus organis, illa in corde suo soli Domino decantabat: Fiat Domine cor meum et corpus meus inmaculatum et non confunda...
diría más bien que:
'Vino el día en que -thalamus collocatus est- se colocó la tarima (de tortura, y no 'en que el matrimonio se celebró') y -candentibus organis... illa decantabat- 'durante los instrumentos candentes', ella en su corazón a su único Señor cantaba: Haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados y sin confusión (alguna).'"

No era, pues, su banquete nupcial, sino más bien el momento del martirio.

Pero ya la palabra latina organum comenzaba a ser referida al recién inventado ‘órgano’ -que no existía cuando la Ceci- y cundió la especie: "ella cantaba y se acompañaba con el órgano"

y, a partir del gótico siglo XV (mucho después del siglo de nuestro Chaucer) se empezó a pintar a la santa con un organillo portátil o con clavicémbalos.

Rafael Sanzio, 1570

Otros, como el papa Gregorio XIII (sota vestida de sotana) la barajaron -tan concientes estaban de la brutalidad del 'mal latín' llegado a Geoffrey Chaucer- diciendo que 'entró en las nubes tocando el laúd' (árabe al-awd, 'tortuga' -por la forma- y que tampoco se usaba por esos días): el laudes (acento en la a) latino significa loa, alabanza.

Y de hecho, Ceci dio el último gorgorito alabando... ya no sé si al Señor o al Metellus, porque con ese apellido no hay que estarse sin sospechas... Pues ya tenemos que la Chechi murió cantando, con voz propia, a capella y boca chiusa...

Para colmo, al alemán inglés George Frideric Handel, que hizo la preciosa Wasser Musik y el Mesiah (con el aleluya casi-casi happy birthday para el rey George) se le ocurrió sobonear al papa -que le entraba al silbidito y a las rancheras del tipo Pero sigo siendo el rey (Alan Otto Kunz García todavía no la patentaba)-, y dio en componer en 1736 (cuatro años antes del Mesías) una Ode for Saint Cecilia's day tan bonita, que Henry Purcell, que había ya compuesto su Laudate Ceciliam en 1683, tuvo que demandarlo desde el infierno (sin mayor ayuda de la SAYCOPE, para variar) por el 'copy right'.
De remate, en este siglo pasado, el brutten oñoñoy de Benjamin Britten lo retomó, comentándolo en Fa menor, en su Anthem for St. Cecilia Virgin -lo cual no le constaba- y ahí fue la de 'toma, mientras' y agárrame el floripondio, porque se volvió, sobre el pucho y por pontifical cédula romana, la santa patrona de nosotros los músicos, los ciegos (doble patrona de Joaquín Rodrigo y de José Feliciano, amén de los del gremio de la latita)... y también de los torturados -que somos pocos pero somos-...

(Advertencia: Los músicos de profesión /no lean este colofón, /sólo toquen saxofón)
Colofón

Explicación irreverente del mito:

cerca de la iglesia Santa Cecilia en el Trastévere romano se encuentran las ruinas del templo de la Bona Dea Restituta (ojo con el adjetivo). Esta ‘buena diosa de la restitución' -de la salud, entiéndase- era la diosa romana que curaba la ceguera. La palabra latina para 'ceguera' es cæcitas, muy cercana a cæcilia).

Bibliografía al paso:
* Heinrich von Kleist, Die heilige Cäcilie oder die Gewalt der Musik (Santa Cecilia o la fuerza de la música)
* Anales del Colegium Musicum (donde estudió la preciosa bataclana Cecilia Combe).

Az-Zâlab VH 22 de noviembre 2010

Descartes, 10 de noviembre, 1619

A mi hermano Gilberto, mi maestro en varios cuadrantes cartesianos, con gratitud



Hacia fines del siglo XVI el Occidente estaba ya enriquecido por el Renacimiento, que dominaba toda la Europa y hasta había trasladado sus luces a los cielos de nuestra América morena.
Nicolás de Cusa y Giordano Bruno, con distinta suerte, habían prendido las primeras luces de un conocimiento más acucioso y exigente que el anémico sistema lógico de la escolástica anquilosada en hallar la razón de la sinrazón -como dirá Cervantes apenas iniciado el siglo siguiente.
Ellos dieron, con Copérnico, Kepler y Galileo la semilla de una nueva forma de concebir el mundo, más humana y fructífera.

En Córdoba, hacia l585, Garcilaso, el cuzqueño, está rumiando para nosotros, los americanos, la discordia de sus sangres y escudriña la obra filosófica del italo-judío León Hebreo, que postula el amor como conocimiento supremo.
En Turena, Francia, el 31 de marzo de l596, nace René Descartes, que pondrá en entredicho todo tipo de conocimiento.


En Inglaterra, hacia l604, Hamlet demora su venganza devorado, cada noche de escena, por la duda, que es la inteligencia y que prefigura al Hamlet real que será Descartes. Bacon publica en l620 su Novum Organon, en que denuncia las cuatro formas que tiene el entendimiento humano de engañarse.
Descartes tiene veinticuatro años. Un año antes, el 10 de noviembre de l619 -como él mismo fechara en su diario, con la pluma temblorosa en la diestra y la guerrera espada olvidada al cinto, sobre el Danubio congelado- ha descubierto los fundamentos de una 'ciencia maravillosa', y se ha prometido una peregrinación de agradecimiento a la Virgen de Loreto. Había roto con el pensamiento escolástico que le fuera impuesto en el colegio jesuita de París, e iniciaba la filosofía moderna.
Tardará hasta l637 en publicar su Discurso del método, en el que explicita esos fundamentos reducidos a cuatro célebres reglas:
1) tener la evidencia de la cosa, clara y distinta, 2) dividir las dificultades para su solución, 3) conducir el pensamiento ordenadamente de lo simple a lo compuesto y 4) integrar revisiones generales para no omitir nada.
Mientras tanto, ha investigado hondamente el pensamiento matemático, que le parece paradigmático y totalmente esclarecedor de la forma cómo ha de intuirse la evidencia de todo conocimiento:
el espíritu poseería una serie de principios evidentes por sí mismos, que serían innatos, por los cuales se descubren las verdades de una serie de intuiciones en el curso de una cadena deductiva. Crea así, la geometría analítica, en la que las funciones algebraicas aparecerán evidenciadas por coordenadas con absoluta certeza, no importa que valores tengan en los ejes de x i y.
Corre el año de l635, y el pensador ha tenido una hija que perderá en l640, el mismo año de la muerte del padre venerado, sumiéndolo más aún en la consolación por las matemáticas y la filosofía. Escribe entonces su Tratado de las pasiones, en el que postula que éstas son meras reacciones básicas: la admiración, el amor, el odio, el deseo, la alegría y la tristeza son respuestas de la voluntad -por la cual juzgamos o nos abstenemos de hacerlo, en infinita libertad- después de haber sido informada por el entendimiento.


Militando en el estoicismo, Descartes nos insinuará que podemos abstenernos del dolor con sólo suspender nuestros juicios. Y este entendimiento será lo único que se presente a mi comprensión como clara y evidente verdad, aún cuando dude de todo lo existente, puesto que ni siquiera estoy seguro del mundo, de mi cuerpo, de mis emociones, o de mi voluntad, ya que puedo engañarme o ser engañado. Entonces, en el momento en que descubro que dudo, me es evidente que hay alguien que ejercita esa duda.

Duda que es una forma pura del pensamiento, ya irreductible en sí. Y puesto que pienso, entonces soy, existo, con absoluta certeza. Esta es la evidencia del cogito por la cual, además, me descubro puesto en un mundo cuya sustancia debo entender como una extensión del pensamiento.
Esta soledad en la que nos arroja su psicología filosófica le hará buscar una moral provisional que lo acercará a los estoicos y a una aceptación serena del mundo.
Para entenderlo, Descartes prefigura un mecanismo de relojería por el cual todo el orbe es explicado por el análisis reductivo: las 'fuerzas y cualidades' de la materia de la física aristotélica desaparecen y ésta queda reducida a un desolado paraje inerte, poblado melancólicamente por la conciencia. En su torbellino múltiple, el universo recibirá su extensión del pensamiento.
Ofuscado por esta vorágine, el solitario Descartes olvidará explicarnos como se da este movimiento, este paso del pensamiento a la extensión, de la sustancia pensante a la sustancia extensa.
El exilio
Desde l628 hasta el 49, radica en Holanda, único lugar en la Europa que le garantiza la libertad y serenidad necesarias para pensar su gran obra, su destrucción de la escolástica: acusado de ateo por protestantes y católicos, había tenido que pedir protección a la embajada holandesa.
En l641 publica sus Meditaciones metafísicas, en las que ajusta aún más el rigor de su pensamiento y nos lleva a límites exquisitos del raciocinio. Evita las polémicas estériles y abunda en discusiones epistolares. Prepara su Tratado del mundo o de la luz, cuya publicación suspende al enterarse de la condenación del sublime Galileo: sabe que Bacon, Galileo y él mismo han abierto una ventana descomunal y fértil para el mundo moderno de los barrocos. Sabe que han fundado la ciencia, con su preciso juicio de la razón, los datos de la conciencia, su método y sus distintos ámbitos. Lo sabe, y está muy cansado. Prepara su edición del Tratado de las pasiones.
Su correspondencia con la reina Cristina de Suecia lo entusiasma para ir a Estocolmo. Las clases de matemáticas y filosofía que da a la reina le exigen madrugar. Corre el año de l649 y a su cansancio espiritual se añade la zozobra de quien mira por sobre el hombro el camino recorrido.
Revisa sus Reglas para la dirección del espíritu y se abriga, mal que bien, en el crudo invierno escandinavo. Siente un sordo dolor en el pecho. La vista hacia el sur, hacia la lejana vega de su Loira natal es difusa, de colores vagos. Una mal esperada pulmonía (o una pócima de arsénico) lo lacera y lo borra el 11 de febrero de l650.





René Descartes había vivido la inefable aventura y la gloria de pensar. Había fundado una nueva era, que enriquecerían sobre sus firmes pasos, Spinoza, Malebranche y Leibniz:


la razón quedaba fundada para ser apurada hasta las heces y, ebria de Dios, conducida por Locke, Hume y Berkeley al final de la Edad Moderna, en que Kant, respetuoso, inflexible, cerraría con memorables soluciones la gran puerta que el francés, tembloroso y magnánimo, había abierto.
10 de nov, 2011 Victor Hugo Velázquez Cabrera

'Cuando san Juan baje el dedo'

a Hernán Bartra Monky
a César Vili Ramírez, en Loja

Hoy es el día de San Juan, el sant-Iván medieval, el 'san Fan' del oriente amazónico: Chachapoyas, San Martín, Lamas, Iquitos, Pucallpa, Ucayali. (Estoy pensando en mi amigo y maestro Hernán Bartra Monky.)

Este es el día del Fuego Nuevo (Musuq Nina) para todo el hemisferio Sur: es el solsticio de invierno (1) nuestro. Esta será la noche más larga del año: desde ayer se han prendido fogatas en toda la cordillera para alimentar al sol, que nace débil.

(Yo gritaba de niño, desde las fogatas que encendíamos en la pampa con la Zenaida, el Ambrosio y el Patricio -mis amigos indios de Sangal-:
"no te vayas, Luna, no te apagues, Sol, quédate con nosotros..."


y arrojábamos granos de maíz al cielo, queriendo alcanzar la boca invisible de los astros invocados...)

Es el Intiraymi (fiesta del Sol), el invierno del Sur. En el hemisferio Norte será la noche de verano, que tan bien dramatizó Shakespeare (A Midsummer Night's Dream, 1595).

Simulando la decapitación de Juan por el incontinente Herodes, mi hermana Alicita me cortaba con las tijeras un mechón de cabellos -la cantidad para un pincel-, lo ponía en un papel sobre el que dejaba caer unas gotas de tinta y lo doblaba de modo que al desdoblar quede una mancha simétrica que se 'leía' o interpretaba como ahora lo hacemos con las láminas de Rorschach para el diagnóstico de personalidad. Yo veía entonces felices leones, leves montañas, esfumados caballos, tenues castillos ... todo lo que Leonardo da Vinci (y su san Juan de 1510), años después, me recomendarían hacer con las manchas de la humedad en la pared, en su Codex Atlanticus...

Todo eso se lo debía hacer antes del medio día.

(Es el día de Salomé, la preciosa novela -indexada por el Vaticano- de Vargas Vila. Es la hora del Herodías (en los Trois contes) del maestro Flaubert. Es el solazarse con la Salomé de Oscar Wilde, que tan bellamente ilustró Aubrey Beardsley:


Mañanita de San Juan

Mañanita de San Juan,
mañanita de primor,
cuando damas y galanes
van a oír misa mayor.
Allá va la mi señora,
entre todas la mejor;
viste saya sobre saya,
mantellín de tornasol,
camisa de oro y perlas,
bordada en el cabezón.
En la su boca muy linda,
lleva un poco de dulzor;
en la su cara tan blanca
un poquito de arrebol,
y en los sus ojuelos garzos
lleva un poco de alcojor.
Así entraba por la iglesia
relumbrando como el sol.
Las damas mueren de envidia
y los galanes de amor.
El que cantaba en el coro
en el credo se perdió;
el abad que dice misa
ha trocado la lición;
monacillos que le ayudan,
no aciertan responder, non,
por decir amén, amén,
decían: amor, amor.
(anónimo español del s. XIV)

En Lima era el día de visitar la Pampa de Amancaes. Por eso es también el día del amankay:

El bosque de Amancaes es ahora el barrio de mi amigo Cronwell Jara, escritor. Allí, hasta 1950, se hacían concursos de caballos de paso, se jugaban gallos, y se tocaban las más bellas marineras con dos guitarras, angara y cajón. (Esto, mejor que leerlo, es verlo en el hermoso óleo que hizo nuestro Ignacio Merino de una 'jarana', que los eruditos quieren decir que es en Chorrillos, pero yo quiero que ese negro angarista haga el 'llamado' a la vihuela de un Pancho Fierro acanillado y buenmozo en Amancaes, en el mismito sitio donde he guitarreado con Cronwell y con mi amigo y maestro Eleodoro Vargas Vicuña).


(Mi padre cruzaba las rodillas, me montaba en su empeine, me balanceaba de las manos y cantaba:
Aserrín, aserrán
los maderos de San Juan.
Los del rey aserran bien,
los de la reina también.
Los del duque ruque, truque.
Aserrín! ¡Aserrán!
Los maderos de San Juan,
piden pan, no les dan,
piden queso, menos eso.
Los de Roque, albaricoque,
los de Rique, un alfeñique
¡Los de triqui, triqui, tran!

Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,
Piden pan, no les dan,
piden queso: les dan hueso
que se atora en el pescuezo...
... y me cortaba con el canto de la mano el cuello, en dulce remedo del martirio de Juan Bautista bajo el capricho de Salomé, la de los siete velos:

!Misterioso día del sol, que pasa decapitado y chorreando su luz sobre los campos, fertilizando la gleba para anegar de frutos la vida, y termina ahogado de amor entre los siete multicolores velos del crepúsculo!!

Atuq az-Zalâb, 24 de junio, 2010

(1) La diferencia entre el año civil juliano (365 d. con 250 milés. de día) y el año tropical (365 con 2,422 diez milés. de día) se trasladó al solsticio, ajustando en tres días cada cuatro siglos. En 1582, el calendario gregoriano colocó al hemisferio Sur con el solsticio -fluctuante aún- hacia el 21 de junio: del 21-24 de junio. La erudución de este dato les importa un comino a los sanjuanianos y a los intiraymiyuq-kuna.

Todo sobre mis Magos

a Clarita Chang Serrano, la quinta maga.

"Preguntas por aquellos fantasmas que soñé?
¿Y qué fue de los magos de atuendos perfumados?"
Villonade for this Yule
Ezra Pound, 1908

1. Los evangelios no registran los nombres, ni el número, ni mucho menos que sean reyes- Hablan de 'magos' -de la religión persa mazdeista (cuyo emblema es el fuego)- que vieron una estrella en occidente, y se menciona -en passant- los obsequios que llevaron. De ahí salió la idea de tres.

El incienso y la mirra son gomorresinas de árboles propios de la Arabia Feliz e indican la ruta que usaron los viajeros desde Persia... El incienso es un purificador de ambiente desde siempre y la mirra se usa -aún ahora- como preservante del vino.

Lo de hacerlos 'reyes' vino mucho después, en el Medioevo, posiblemente en Provenza. De allí también procede la 'rosca de reyes' que es también el hallún que el poeta andalusí ibn-Quzman describe en su Cancionero: una torta (hallulla, voz que permanece en Granada, Ecuador, Chile y Bolivia) de 'año nuevo', que contenía una moneda.

La más antigua representación de los Magos. (Mosaico de Rávena, siglo IV)


2. Los nombres atribuídos son deformaciones de los nombres persas Ahasuer, Melixor, Barasuer... En lengua siria se les llamaba Kagpha, Badadilma y Badadakharida, aunque hay 'testimonios', también sirios, que hablan de Larvandad, Hormisdas y Gushanasaph. Los hebreos cristianos hablan de Magalath, Galgalah y Serakin. Los griegos se refieren a ellos con los nombres de Appelikón, Amerín y Damaskón. En Etiopía, a Baltasar se le conoce como Paratoras...


3. Este suceso se conoce en griego como epifanía ('sobreiluminación'): los teólogos dicen que significa que Dios se presenta ante los hombres en sus propios lenguajes... Los magos mazdeos eran 'streleros' -como dice la primerísima obra teatral en nuestra lengua -un auto sacramental de 1170- ...pues entonces, se les presentó como 'strela':
"Dios vos salve, senior ¿Sodes vos strelero?
Dezidme la verdad, de vós sabelo quiero.
¿Vedes tal maravila? Nacida es una strela". (esc. II, vs. 52-55)
A esto le llaman ecumenismo de la buena nueva: era para todos los hombres, no sólo para los judíos... De allí que muy pronto les asignaron un color de piel: Gaspar es 'blanco', Melchor es 'indio' (de la India) y Baltasar es 'negro' (aunque sólo desde el Alto Medievo: este Mantegna -con su Baltasar ya negro- es del mismo año -1498- de este otra preciosa tabla bocetada de Leonardo -que no destaca el número ni la tez de los magos: un primer plano triangular relegando al fondo el desorden de las guerras y aún la 'reconstrucción del templo' es todo su interés... http://www.loc.gov/exhibits/leonardo/)

4. Son 12 días desde la Navidad: (Twelveth night, escribió, con gracia enorme, Shakespeare en 1601.) He aquí unas cuartetas para el día doceno:

Un poema en estos días
para alegrar estas fechas:
Un corazón y alegrías,
que para eso están hechas.

Como no tengo que darte
te envío, por lo enviado,
estas cuartetas en arte
menor y con pie forzado:

Vino, chicha y aguardiente:
los tres reyes del oriente...
Vino que noches bebió
desde el alba hasta el poniente,
para ponerse tan tinto
como el Baltazar retinto.

Chicha cobriza que dio
con qué apagar esa urgente
nostalgia de las estrellas
de Melchor que va tras ellas.

Aguardiente que encendió
a Gaspar con esa fuente
de fuego, ese mar de caña
que -rayo de sol- nos baña.

Vino, chicha, y aguardiente
para la gente doliente...
la uva, el maíz y la caña:
tres magos en occidente..
Atuq-az-Zâlab

5. Ilustres desconocidos
Acerca de su verdadera identidad y origen existen muy pocos datos. Mateo habló de estos hombres generosos:
“Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá, en los días de Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque hemos visto su estrella al oriente y venimos a adorarle. Al oír esto, el rey Herodes se turbó y con él toda Jerusalén, y reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Mesías".
Ellos contestaron que en Belén de Judá, pues así está escrito por el profeta:
“Y tú Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Israel.”
"...La estrella que habían visto en Oriente les precedía, hasta que, llegada encima del lugar en que estaba el niño, se detuvo. Al ver la estrella sintieron grandísimo gozo, y entrados en la casa, vieron al niño con María, su madre, y de hinojos le adoraron, y abriendo sus alforjas, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Advertidos en sueños de no volver a Herodes se tornaron a su tierra por otro camino”
(Mateo, II).

6. La tradición añade que fueron bautizados por el apóstol Tomás, que murieron mártires y que sus restos fueron hallados en un monasterio en Milán, al descubrirse una inscripción: “Aquí yacen las reliquias de los Tres Magos que adoraron a Jesús”.
Mateo asegura que llegaron de Oriente, procedentes de Persia o Babilonia, donde existían sacerdotes que en lengua persa se conocían como 'moghs'. El vocablo fue 'por teléfono malogrado' hasta que adquirió en el griego su entonación definitiva: magós/magoi. De allí paso al latín: magus/magi.
Y así quedaron llamados estos integrantes de la antigua casta sagrada de los medos persas (actuales territorios del Irak y del Irán), que se dedicaban al estudio de la astronomía y a la distinción -y preservación- de un dios del bien y otro del mal, bajo las enseñanzas de Zoroastro -el Zaratustra de Nietzsche- , fundador del mazdeísmo.

7. David (o su poeta de corte) escribe en su salmo 72:
'Los Reyes de Tarsis le ofrecerán regalos,
los reyes de Arabia y Saba le llevarán tributos,
todas las naciones le servirán'.

Este salmo es el que creó la confusión. Si 'reyes' eran los que habrían de traer regalos... entonces 'reyes tenían que ser' los primeros que hincaran la rodilla en tierra para adorar a Jesús.
Los artistas los representaron de diferentes maneras: montando caballos, elefantes o camellos, tocados con coronas similares a las de los soberanos de ese entonces.
8. ¿Cuántos fueron?
En el Martirologio Romano, están inscritos los nombres de Gaspar, de 'tez blanca y casi anciano'; Melchor, 'negro y joven' *; y Baltasar 'mestizo y de edad mediana'. El libro esotérico de Set (?) refiere:
“el pueblo que se encontraba en Oriente, a orillas del océano, eligió entre los suyos a 12 hombres, los más sabios y vinculados a los fenómenos celestes, a los que se les encargó esperar la aparición de la estrella que los llevaría hasta el Mesiah. Por fin un día apareció la estrella profetizada, encima del Monte Victoria y esto los obligó a iniciar su peregrinaje hacia Judea, que duraría dos años enteros, en los cuales 'nunca les faltó alimento ni bebida'.
En esta versión los magos son doce; sin embargo, sobre el sepulcro de Pedro y Marcelino en Roma, hay un cuadro donde aparecen solamente dos magos. Los hagiógrafos León y Cesario manifiestan que eran tres, puesto que hicieron entrega de tres regalos, opinión refrendada por un documento que guarda, hace trece siglos, la Biblioteca Nacional de París, donde figuran los nombres que todos conocemos. En el Museo de Letrán, en Roma, hay una antigua pintura que también representa tres 'reyes'. En el sepulcro de santa Domitila, son cuatro los adoradores del Niño. Y para colmo, son ocho los 'reyes' grabados en una vasija del Museo de Kircher.
Por último, se menciona -sotto voce- un cuarto mago: Artabán de Alejandría...
* Ver comentario de cassiopeia.
Seguiriya de los magos
Ya que nunca sabremos
si fueron tres,
quedito miraremos
tras del ciprés.

Brilla la estrella,
y aunque no sea de oro,
!noche tan bella!

9. La antigüedad admitía tres 'razas', prefiguradas en el Antiguo Testamento por los hijos de Noé - Sem, Cam y Jafet- que eran las de Africa, Asia y Europa.
Bajo este criterio, los artistas de entonces le dan a cada rey-mago la fisonomía 'correspondiente': uno es rubio, casi anciano; el otro es mestizo y de edad intermedia y el último, negro y bastante joven. Simbolizan las tres edades trascendentes de la vida: 60, 40 y 20 años.
Gaspar ofreció el oro, vestido con una túnica de color jacinto, simbolizando el matrimonio. Melchor entregó la mirra, llevando ropaje de distintos colores en señal de penitencia. Y Baltasar, el incienso, con un atuendo en color azafrán, que representa la virginidad. Otros semiotas simbolizan tal como sabemos: oro de reyes, incienso de dioses, mirra de mortal.

10. Mención aparte merece la relación de viajes (c. 1300) en lengua provenzal (vide supra: 1) el Emilione (y no Il Milione, que es como los incrédulos la llamaron), el excelente libro de bitácora de Emilione Marco Polo. Un muy 'valioso amigo' mío (que recela su querido nombre en los comentarios, aquí abajo) me recuerda el cap. XXXI de sus Viaggi:
Dejemos a Tauris y pasemos a Persia
La Persia era antiguamente una inmensa provincia, noble e importante, pero en el presente los tártaros la han destruido y diezmado. En Persia se halla la ciudad de Sava, de donde partieron los tres Reyes Magos cuando vinieron a adorar a Jesucristo. En esta ciudad están enterrados en tres grandes y magníficos sepulcros. Encima de los cenotafios hay un templete cuadrado, muy bien labrado. Estos sepulcros se hallan el uno junto al otro. Los cuerpos de los Reyes están intactos, con sus barbas y sus cabellos. El uno se llamaba Baltasar, el otro Gaspar y el tercero Melchor. Micer Marcos interrogó a varias personas con respecto a estos tres Reyes Magos, y nadie supo dar razón de ellos, exceptuando que eran Reyes y fueron sepultados ahí en la Antigüedad. Pero os voy a referir lo que averiguó más tarde sobre el particular:

Un poco más lejos, y a tres días de viaje, se halla un alcázar llamado Cala Atapereistan, lo que en español significa: «Castillo de los adoradores del fuego». Y esto es la verdad, pues estos hombres adoran el fuego. Os diré por qué lo adoran: Las gentes de ese castillo cuentan que en la Antigüedad tres Reyes de esta región fueron a adorar a un profeta que acababa de nacer y llevarle tres presentes: el oro, el incienso y la mirra, para saber si ese profeta era Dios, rey terrestre o médico, pues dijeron que si tomaba el oro, era rey terrenal; si el incienso, era un Dios; si la mirra, entonces era un médico. Cuando llegaron al sitio en donde había nacido el niño, el más joven de los Reyes se destacó de la caravana y fue solo a ver al niño y vio que era semejante a él, pues tenía su edad y estaba hecho como él, y esto lo llenó de asombro. Luego f ue el segundo de los Reyes, que era de la misma edad, y contestó lo mismo. Y creció al punto su sorpresa. Por fin, fue el tercero, que era el más anciano, y le sucedió lo que a los otros dos. Y quedáronse pensativos... Cuando se reunieron se contaron uno a otro lo que habían visto y se maravillaron de ello.
Entonces decidieron ir los tres a un tiempo, encontrando al niño del tamaño y edad que le correspondía (pues no tenía más que trece días). Ante él se postraron ofreciéndole oro, incienso y mirra. El niño cogió las tres cosas y, en cambio, les entregó un cofrecillo cerrado. Los Reyes Magos volvieron después de esto a sus respectivos países.
y el XXXII:
Relación de los Reyes Magos que vinieron a adorar a Dios
Cuando hubieron cabalgado algunas jornadas, se dijeron que querían ver lo que el niño les habla dado. Abriendo el cofrecillo, se encontraron que contenía una piedra. Sorprendidos, preguntáronse qué significaría aquello, pues habiendo el niño cogido las tres ofrendas, comprendieron los Reyes que el niño era Dios, Rey terrestre y Médico, y debía de tener aquello un sentido oculto, y, en efecto, el niño dio a los tres Reyes la piedra, significándoles que fueran firmes y constantes en su fe. Los tres Reyes tomaron la piedra y la echaron a un pozo, ignorando aún su significado, y cuando la piedra cayó al pozo, un fuego ardiente bajó del cielo y penetró en el pozo. Cuando tal vieron los Reyes, quedaron estupefactos y se arrepintieron de haber tirado la piedra, pues era un talismán. Cogieron del fuego que salía del pozo para llevarlo a sus respectivos países y ponerlo en un magnífico y rico templo. Y desde entonces está ardiendo y le adoran como si fuera un dios. Y los sacrificios y holocaustos que hacen son con ese fuego sagrado. Jamás toman de otro fuego que no sea de este maravilloso, caminando leguas y leguas para conseguirlo, cuando se les acaba, por la razón que ya os dije. Y son numerosos los que adoran el fuego en esta región. Todo esto le contaron a mi señor Marco Polo, y también de que los tres Reyes Magos el uno era de Sava, el otro de Ava y el tercero de Cashan. Y ahora que os he contado esta historia os citaré otras ciudades de la Persia, sus costumbres y gestas.

11. Otro documento, esta vez estadounidense, de 1880, del general confederado del Sur Lewis Wallace, demuestra que Baltasar fue amigo y aún guía de Ben-Hur, el caballista judeo-romano.

12. El día de Epifanía de los reyes Magos es fecha que, por su poesía y sencillez, guardan mis hijas con esmero. Cuando pequeñitas cantaban villancicos cajamarquinos que mi padre les enseñaba:

Niño Manuelito,
qué te puedo dar
rosas y claveles,
que no tengo más...

Niño Jesusito,
ya se qué traer:
buñuelitos fritos
envueltos en miel...

Sofía era entonces Melchor y llevaba al niño -que ya reposaba en el regazo de mi madre, al crepúsculo de la víspera, entre guirnaldas de flores- oro de verdad: los anillos de matrimonio de mis padres más toda la joyería en oro. Jasania era Gaspar y llevaba un braserito de hierro en miniatura con el incienso en palo para sahumar al niño. Y Alma Valeria era Baltazar y llevaba la mirra en polvillo y el incienso en resina para echarla en el brasero, a los pies del niño...
Por supuesto que las tres querían llevar el oro, de modo que había que turnarlas... de un año a otro.

13. Ahora Alma Valeria, que tiene el humor suelto, dice:
¿Qué hubiera pasado si los reyes magos hubieran sido mujeres...?
* Que esas 'reinas magas' no hubieran llegado tarde, sino el mismo 25 de diciembre...
* No hubieran llevado a Jesús oro incienso y mirra (¿para qué?) sino cunita, pañales y roponcitos...

* Pero claro, eso sí: estarían en el portal de Belén cuchicheando:
'Ay, esta María...necesita babero. Cree que su hijo es Dios. Y encima, dice que es virgen...'

Feliz epifanía del 2011 con la voz de la negra linda:
Llegaron ya, los reyes y eran tres
Melchor, Gaspar y el negro Baltasar
arrope y miel le llevarán
y un poncho blanco de alpaca real.
Changos y chinitas duérmanse
que ya Melchor, Gaspar y Baltasar
todos los regalos dejarán
para jugar mañana al despertar.
El Niño Dios muy bien lo agradeció
comió la miel y el poncho lo abrigó
Y fue después que sonrió
que a medianoche el sol relumbró.




Atuq az-Zâlab VH