belén del Mantaro




corral/retablo de Irma Puma en Cochas (cuenca del Mantaro)


Azofras y alcabalas

I

Por saber si María

finge pobrezas

escalé por su huerto

entre cerezas:

brilló una perla

bordada entre diamantes...
cuando fui a verla...

II

Miré bien en lo oscuro

de su pesebre:

eran lágrimas garzas

por un orfebre…

la telaraña

rociada del aljófar

de la mañana.


III

Y el oro de su risa,

con dulce canto,

bordaba su camisa

hecha de llanto...

(Desde lo oscuro

una luz dibujaba

otro conjuro...)

VH

Un hermoso solsticio

!Feliz Natividad, Belén de Palestina, desde Lima...

Que no demore la justicia de tu causa!

Quechua restituido

Qichwa-simip tiqsili suskin I
Curso básico de lengua quechua
Fichas fundamentales para un quechua 'restituído',
(ponencia para el 4to. congreso de Antropología del 2005)
A Maximilian Jurth.
A Alfredo Torero i.m.

Propuesta para la unificación de los seis quechuas que existen (con sus variantes dialectales) en una lengua común que, recogiendo los trabajos filológicos iniciales de Domingo de Santo Tomás, Torres Rubio y Gonzáles Holguín en el siglo XVI, y primeros años del XVII, avance hasta los esfuerzos de Markham, Middendorf, y Tschudi en la primera república, y llegue hasta la estandarización del protoquechua y sus variantes QI y QII designadas por Alfredo Torero.

En 1962, al lograrse la independencia de Argelia después de una dolorosísima guerra –muy parecida a la que nos sacudió durante 20 años- el gobierno de Ben Bella hizo un anuncio desde su ministerio de cultura: se premiaría el mejor trabajo de traducción de Shakespeare al idioma árabe. Se presentaron muchos trabajos en árabe magrebí, que es el dialecto del África Menor, y algunos otros en árabe literario. El punto es que, después de muchos siglos de carecer de un corpus literario distinto a toda la escolástica coránica, sin otra referencia escrita que unas no muy ordenadas páginas de la recopilación llamada Mil noches y una noche (alf laila wa laila), los arabófonos del Mediterráneo contaban con una exquisita colección de prosas muy bien calibradas, en un árabe fluido y algo confuso para sus propios hablantes, pero lleno de riquezas verbales y finura de expresiones que antes sólo habían sido privativas de los estudios jurídicos de las distintas escuelas musulmanas. Se fue equilibrando la balanza y el árabe volvió a sonar con energía y orgullo en las calles y mercados de Argelia, después de 150 años de preponderancia del francés colonial.

En l519, Lutero clavaba sus 95 tesis en el portal de la catedral de Wotinga, e iniciaba la traducción ciclópea de la Biblia al alemán, que tuvo que inventar las más de las veces. Kant, hacia 1800, continuó con la reforma lingüística y entregó un idioma listo para la reflexión moderna y el avance apropiado con la historia de su pueblo.

Hasta 1870 La Italia no existía como unidad política y cuando Mazzini y Garibaldi la unificaron bajo una sola bandera, quedaba por resolver cual de los muchos “italianos” sería la “lingua franca” para este conglomerado de principados, ducados, y reinos menores. La elegancia del Dante, que estuvo a punto de escribir su Commedia en lengua provenzal, terminó imponiéndose y se hizo lengua oficial el toscano de la Florencia, en desmedro del genovés, del lombardo, del veneciano, del romano, del siciliano, del sardo.

.Una circunstancia parecida es la que necesita darse en nuestro Perú para que se logre expresar toda la riqueza cultural de los Andes: sus pueblos son ahora islas en un archipiélago de confusión, donde la lengua castellana es la única moneda con la que se puede tener acceso a una incierta tranquilidad social.

Si los pueblos antes mencionados recurrieron a la estandarización de una “lingua franca” para poder remontar la pesada carga de la “ahistoricidad”, bien podríamos nosotros echar mano de un “sermo vulgaris” que haga posible la unidad social de los Andes centrales.

La idea no es “fabricar un idioma estándar” para uso de los utopistas. El pueblo quechuahablante tiene muy claro su destino lingüístico. La idea exacta es “producir” una revisión promediada de la lengua dividida en séis idiomas (cuya distancia entre uno y otro puede llegar a ser como la del francés y el castellano) para que los estudiosos de la cultura andina puedan orientarse y encontrar un punto de articulación antes de tomar especialidad en una región y para que aparezca, de una vez por todas, una lengua quechua escrita de modo que pueda ser comprendida desde el Ecuador hasta Tucumán y Santiago de Estero, no importa la pronunciación que se le dé a lo escrito.

Habida cuenta de las pruebas definitivas del método léxico-estadístico glotocronológico aplicado por Alfredo Torero al habla indígena de valles y serranías andinas, es posible encontrar los elementos atávicos de los quechuas vivos hablados en los Andes, desde el azuaíno colombo-ecuatoriano hasta el calchaquí santiaguino-tucumano, y restituirlos en el uso común, teniendo en cuenta siempre la poca o mucha importancia de las variantes del cuzqueño imperial, el ayacuchano pocra y chanca, los muchos dialectos de la sierra central y el huayhuash de Huaraz y Huánuco, hasta las formas aisladas del lamista, el ferreñafeño, y el cajamarca-porcón.

La correspondencia del QA y QB de G. Parker con el QII y QI de A. Torero respectivamente, permite centrarnos en la unificación del grupo QII (QA) en un primer momento, para luego intentar la unificación global en torno al tronco común restituido desde el protoquechua limense del siglo V y los textos coloniales de primera instancia: Catecismo de A. Ricardo, Arte y gramática de Caamaño, crónica de Huarochirí, Gramática de Santo Tomás y Léxico de Gonzáles Holguín.

La falacia del origen cuzqueño del quechua, confundiendo centro de poder, con centro de difusión, ha ocasionado muchos retrasos en esta tarea de unificar los estudios de los pueblos quechuas. Cuando las huestes de Wayna Qapaq llegaron a Tumipampa, en el Ecuador, se sorprendieron de encontrar un idioma tan parecido al que ellos habían elegido hacía sólo 70 años como lingua franca para sus conquistas, comercio y relaciones sociopolíticas.

Este quechua restituido no pretende reemplazar los distintos dialectos en uso sino que ha de ser la puerta de entrada para todo investigador de la cultura del Pacífico sudamericano interesado en la puesta en valor del escondido acervo quechua, capaz de manejar los distintos documentos escritos, y proyectarse hacia una visión enriquecedora de la historia rural andina en el siglo XXI.
Agosto 2005
Cómo pronunciamos I / Imaynam t'uqyachinchis/k?

1. De todas las letras latinas, son 5 las consonantes oclusivas (realización gutural + o - fuerte) que requieren cierta aclaración:
ch, k, p, q, t
Estas se dan en 3 niveles:
oclus. de valor llano (las mencionadas arriba)

oclus. glotizadas (con un 'recorte' del aire antes de la vocal):
ch', k', p', q', t'.

oclus. aspiradas (con leve 'aliento' en su pronuc.):
chh, kh, ph, qh, th.
y que correspondrían a la escrit. castellana:
sh, j, f, j 'caribe', 'ds' o z 'madrileña'

(Estos dos últ. niveles sólo se dan en el q. sureño: desde Andawaylas hacia Bolivia.)

Ej: punku (puerta), phuyu (nube), p'uti (cofre) ...hayk'a (cuánto), llanthu (sombra), etc.

2. La 'h' independiente, con el mismo valor de hálito, sólo ocurre ante vocal inicial: hampi (remedio).

3. La 'q' es oclusiva velar, es la 'qaf' del árabe, o sea una 'k' pronunciada en el punto de articulación de la j castellana:
influye sobre las vocales vecinas ('ambiente de q') transformando la i en e y la u en o: sunqu (corazón, víscera) se oye /sonqo/, qhipa (posterior) se oye /j*epa/...etc.

4. A partir del congreso de La Paz 1954, se acordó reemplazar todas las formas 'cc' de los notarios y pendolistas de la colonia por 'q'. (Arguedas no lo siguió, y abunda en ambivalencias: 'sencca' por sinqa (nariz), sirk'a por sirka (vena, veta)...
Toccsama (en Apurímaq, Andawaylas, Bellavista, Chuwipata, caserío de Achachi): de tuqu (léase /toqo/) ventana, hornacina + samay, descanso. ¿De tuqusamana = descanso de ventana, repecho, alféizar... ¿ventanilla funeraria? ...Y peor: los curas escriben 'Toxama' !

* con esa 'j' caribe de 'Juan', que suena /huan/


Qichwa-simip tiqsili suskin II
Fichas fundamentales para un quechua 'restituído',

Cómo pronunciamos II / Imaynam t'uqyachinchis/k II


5. Vistas las 'dificilísimas' oclusivas...podemos con tranquilidad saber que todas las demás letras 'latinas' utilizadas en la escritura del quechua se pronuncian como en el castellano, incluso las diacríticas ch y ll.

(Cabe aquí mencionar la escritura diacrítica de la ch resuelta en c (pura) por Andrés Alencastre, acercándose a la c cincunfleja (^) de la fonología, y en la que ha quedado sólo. Así, él escribía caki (sonando: /chaki/ pie), ciqan (chiqan sonando: /cheqan/ verdad, cierto, recto), ciri (sonando: /chiri/ frío), cunka (sonando: /chunka/ diez), cuqi (chuqi sonando:/choqe/ áureo, dorado); pero este uso de la c ha quedado marginal, quizás por confusa para los hispanoablantes, pese a ser una aligeración útil.)
6. La w y la y corresponden a u, i en diptongos castellanos: qhichwa (quechua), tayta (taita).
Recordemos que en la ficha 1.3 se explica la transformación 'momentánea' de la i en /e/ y de la u en /o/, sólo en 'ambiente de q' (antes o después y también 'pasando' sobre la n). Queda así ya 'en pie la mesa de tres patas'. Sólo volveremos a tocar las vocales en los quechuas ancashinos y cerreños (I torero/B parker). Por ahora, basta y sobra.

7. El acento (golpe de voz, no tilde) siempre cae en la penúltima vocal...salvo cuando por énfasis se traslada a la última: wasi (casa), wasin (su casa), wasiyki (tu casa), wasiykichu? (¿es tu casa?), mamallay (mi madre sola), pero: mamalláy! (!madre mía única!).

8. Revisemos: De las 28 letras castellanas, se dejan de lado aquellas que podrían trasladar su ambigüedad al quechua:

b/v que es suavización de la p en los dialectos norteños (Cuenca-Cajamarca) y sureños(Apurimaq)
c (/k/ en 'casa' pero /s/ en 'cebolla')
d, suavización de t
e, sólo accidente de 'i' ante 'q'
f, que se presentará como 'aspiración' (ph) de p en el sur
g, confundida con k (inga/inka)
j, aspiración de k (kh) en el sur
o, sólo accidente de 'u' ante 'q'
x, confusión de 'cc', 'j' o 'sh'
z, aspiración de t (ds/th) en el sur...

No es complicar más:
llanthu (cuzq.) lo entendemos mejor comparado con llantu (ayac. = sombra) que la forma 'llanzu'... alpha (andaw.) mejor, comparado con allpa (ayac. = tierra, polvo) que la forma arguediana 'alfa'...
"...los eucaliptos de Wayccoalfa..." (sic por wayqu-allpa=tierra de quebrada/alud) en El zorro de arriba y el zorro de abajo, 3º diario, 1969.

Victorhugo Velázquez Cabrera

Qichwa-simip tiqsili suskin II

Fichas fundamentales para un quechua 'restituído',

Cómo pronunciamos II / Imaynam t'uqyachinchis/k II

5. Vistas las 'dificilísimas' oclusivas...podemos con tranquilidad saber que todas las demás letras 'latinas' utilizadas en la escritura del quechua se pronuncian como en el castellano, incluso las diacríticas ch y ll.

(Cabe aquí mencionar la escritura diacrítica de la ch resuelta en c (pura) por Andrés Alencastre, acercándose a la c cincunfleja (^) de la fonología, y en la que ha quedado sólo. Así, él escribía caki (sonando: /chaki/ pie), ciqan (chiqan sonando: /cheqan/ verdad, cierto, recto), ciri (sonando: /chiri/ frío), cunka (sonando: /chunka/ diez), cuqi (chuqi sonando:/choqe/ áureo, dorado); pero este uso de la c ha quedado marginal, quizás por confusa para los hispanoablantes, pese a ser una aligeración útil.)
6. La w y la y corresponden a u, i en diptongos castellanos: qhichwa (quechua), tayta (taita).
Recordemos que en la ficha 1.3 se explica la transformación 'momentánea' de la i en /e/ y de la u en /o/, sólo en 'ambiente de q' (antes o después y también 'pasando' sobre la n). Queda así ya 'en pie la mesa de tres patas'. Sólo volveremos a tocar las vocales en los quechuas ancashinos y cerreños (I torero/B parker). Por ahora, basta y sobra.

7. El acento (golpe de voz, no tilde) siempre cae en la penúltima vocal...salvo cuando por énfasis se traslada a la última: wasi (casa), wasin (su casa), wasiyki (tu casa), wasiykichu? (¿es tu casa?), mamallay (mi madre sola), pero: mamalláy! (!madre mía única!).

8. Revisemos:

De las 28 letras castellanas, se dejan de lado aquellas que podrían trasladar su ambigüedad al quechua:

b/v que es suavización de la p en los dialectos norteños (Cuenca-Cajamarca) y sureños (Apurimaq)
c (/k/ en 'casa' pero /s/ en 'cebolla')
d, suavización de t
e, sólo accidente de 'i' ante 'q'
f, que se presentará como 'aspiración' (ph) de p en el sur
g, confundida con k (inga/inka)
j, aspiración de k (kh) en el sur
o, sólo accidente de 'u' ante 'q'
x, confusión de 'cc', 'j' o 'sh'
z, aspiración de t (ds/th) en el sur...

No es complicar más:
llanthu (cuzq.) lo entendemos mejor comparado con llantu (ayac. = sombra) que la forma 'llanzu'... alpha (andaw.) mejor, comparado con allpa (ayac. = tierra, polvo) que la forma arguediana 'alfa'...
"...los eucaliptos de Wayccoalfa..." (sic por wayqu-allpa=tierra de quebrada/alud)
en El zorro de arriba y el zorro de abajo, 3º diario, 1969.
Victorhugo Velázquez Cabrera

3


Yo vine al mundo la víspera de san Nicolás de Myra (Bizancio, 280-345), un 5-6 de diciembre. Porque, como los taoistas, creo que uno comienza a vivir el día de su concepción.
Pues yo fui concebido -entre castas risas de consuelo corporal y doble llanto de duelo y vergüenza por la muerte de mi abuelo materno en cuyo día nací "para reemplazarlo"- la noche de Nicolás Pataka, el griego de Anatolia.
Entre los tristes santos catolicones del aburrido santoral, este del 6 de dic. destaca por su jovialidad, su amor a los niños, a los enamorados y a los navegantes. Quizás por eso se confundió su día -en pleno 'adviento' navideño- con el mismísimo 'espíritu de la navidad' (el pêre Noël francés: papá Navidad).
Antes, había pasado su nombre por transformaciones más o menos antojadizas:
el Saint Nicolas francés, el Sinter Nikolaus holandés ( que terminó en el familiar Santa Klaus neoyorquino, cuando esa ciudad era holandesa y se llamaba N. Amsterdam)...
De su antipática versión yanqui me alejé durante toda mi iconclasta juventud.
Ahora, en la tercera edad, me acerco con simpatía a este viejo alegre y serio, sin la barriga ni la nariz de borracho que la Coca-cola le puso al hacer una encuesta entre los niños neoyorquinos y ordenar al dibujante Thomas Nash la propaganda navideña con un "abuelo bonachón, que 'empina el codo' -de ahí la nariz roja- y que pare con frío":
Thomas Nash, 1887.
En las versiones coloreadas de esta estampa nashiana, los calzones de Nicolás eran verdes y la casaca amarilla... Fue sólo en 1902 que la misma Coca-cola le cambió la vestimenta a sus colores promicionales: rojo y blanco.
Ahora, con la barba parecida a la del 'viejo pascuero' (su nombre en Chile y la Argentina serrana), me le acerco, ya convencido de que tanto él como yo hemos sido rebasados por la historia, tergiversados por los testimonios de nuestros 'biógrafos' y somos ya 'percheros' de cuanto infundio -ya calumnias, ya alabanzas- se les ocurre a los que no viven vida propia y 'cuidan' de la ajena: curas, moralistas, eruditos a la violeta, pacatos de atrio y vela verde, gays resentidos y mujeres postergadas... También amigos que yo me sé...
Desde mi apatía navideña, no puedo dejar de sentir a este simpático viejo greco-turco -con su cayado de oro, la barba florida y las canas de plata bajo la mitra que sólo en él deja de ser estúpida (cf. la mitra del cerdo Cipriani)- como un hermano mayor, o como mi padre, que ya no está preso, ni torturado por sus ideas, sereno siempre, generoso, y dispuesto a abrir la puerta al humilde, al perseguido, al triste, al sólo; a salir del fondo de la casa con un colchón sobre el hombro, tirarlo en media sala y, con una sonrisa dulce, decirme en voz baja: 'que se acueste ya tu amigo. Mañana siguen conversando, ya es tarde"... sin que ni la visita de altanoche ni yo sepamos cómo escuchó desde su recámara las cuitas del expulsado o del triste.
Yo, que odio como el Abenezer Scrooge de Dickens la navidad -por postiza, por hipócrita y por su mala conciencia social- no puedo ser ingrato a mi padre, mi personal Hagios Nicholás, y siento que mis puertas deben abrise al aire nuevo, al afecto limpio, a la inocencia del que sufre, a la desolación del desposeido, a la ilusión de los niños pobres.
No tendría otra excusa para seguir odiando con mucha fuerza al rico, al poderoso, al indolente, al estúpido cura Cipriani...y con él, a toda su pandilla. Perdón por este exabrupto.

GAZALA & QASIDA

En el siglo IX, ibn Qutaybah dice en su Kitab al-shi'r wa-al-shu'ara' (Libro de la poesía y los poetas)
que la qasida tiene tres partes:
1. Nasib, apertura nostálgica. El poeta rememora los momentos felices con su amada. Encuentra el campamento, la caravana ya no está: ha sido atacada e incendiada y el poeta canta los despojos.
2. Tajal-lus, alivio de la nostalgia:
a. Fajr: el poeta declara sus armas y su nombradía.
b. Rahil: meditación de la dureza del desierto sin la tribu.
3. Madih: alabanza de la tribu.
Esta misma qasida, al tomar fines filosóficos se convierte en hikam y el nasib se independiza en la amorosa gazala. No sé hasta qué punto he logrado aclimatarlas al castellano de América...

gazala del amor oscuro

Si has excavado siglos y milenios
frente al dolor que se disuelve
en muerte ...
Si la mano está presta a la caricia
¿cómo no te restaña
si te toca?

Si excavas hacia atrás,
al horizonte
¿no se hunden acaso tus lianas
en esa línea azul que sella el día?
¿No se labran tus raíces hacia el agua
que esconde y cubre el muerto
paraje de las lágrimas?

¿Cómo no planta el día sus banderas
de silencioso amor
entre tus ramas?
¿Qué voz oculta entre el follaje
funge de odio ancestral,
¿Qué mano suelta
el veneno del ámbar
que la asfixia?

Si está pronto el amor
entre dos sauces...
¿a qué cavar la zanja
nutridora de azufres y de rocas
muertas sobre sí mismas,
en ese mismo instante
en que los aires
rozan sus frondas altas,
llenadoras?

Si está tierno el saúz,
si está con oros lleno
desde antaño,
si vibra quedo,
magnífico en el aire ...
¿a qué cerrar ceguera sobre el huerto
sólo y a oscuras
en la leve tarde?
¿a qué su luz incierta
se ha de soltar para temblar al aire?


qasida de la bruna tarde

Un manojo de frío, un viento leve,
una brisa serena en la garúa,
el restallar de ocultas tempestades
frente a la mar serena de la tarde.

Esa es mi luz. Esa es mi espada.
Para cortar las hélices del día
sólo tengo la sombra que se esconde
bajo las nubes de la noche y canta.

Suelto canto, brillor de cortaderas,
y sus palabras sueltan todo el pecho
lleno de voces que cansadas cantan
todo el viento no escrito en la arboleda.

Una brisa atrasada que se cuela
y corre y suelta tímida el perfume
que tiñe tus mañanas cuando me amas,
que aroma mis caricias cuando te amo.

De esas cosas están hechos tus ojos,
mudos testigos de las horas yertas
que dolidas de amor se acurrucaron
entres tus islas y tus montes brunos.

¿Qué se busca en la noche de la herida
sino el orbe sin fin de la ternura?
¿Qué se oculta tras el fingido velo
de la piel toda que no sea tu alma?

Insomnes, asombrados, giran lentos
los ojos afiebrados de la tarde.
Tu aroma de jengibre y de canela
ya se extiende sobre una arena blanca.

Sobrias colinas, valles demorados,
dibujaron mis dedos en tu cuerpo.
Y al estallar tu luz, una cascada
de inusitados sueños te levanta.

Allí mi muerte es tan pequeña siempre,
allí las hojas del otoño triscan
su duelo humilde por sus bronces muertos,
resuscitados en tu voz de lluvia.

Ahora alarga sus manos el otoño
pidiendo la limosna de tu aliento.
Ahora se pierde en el licor sagrado
que se ha vuelto un rumor, una agonía.

(Ya la noche se tiende estremecida

para dormirse en calma sobre el lecho
lleno de vino azul de la penumbra
donde eres tú la que dibuja el día.)
Victorhugo Velázquez Cabrera
Callao, 2008


De: Por amor al planeta.
Antología de poesía naturalista.
Ed. Sarah Ampuero de Mendizabal.
Municipalidad de La Punta, Callao, 2008.

Fábula verde

(Sesquipedal) para Alma Valeria Si caminas hacia las colinas por donde el sol nace verás cómo los verdes del follaje comienzan a volverse azules. De vez en cuando amarillean, pero siempre son azules. Y no creas que son esos verdes acerados del eucalipto que se te vuelve rosa o malva u ocre cuando menos lo piensas, sino unos verdes profundos, que van del verde musgo al lapislázuli y se demoran en un verdegay o en un azul cerúleo que te penetran como si estuvieras bebiéndote el paisaje con los ojos. Eso, si miras hacia el amanecer, porque si miras hacia el poniente, lo único que vas a ver son las últimas cuchillas del Pisquwañuna, donde mueren los pájaros. Y más atrás sólo verás la niebla que te vela los caminos por donde has venido. Entonces has de encontrarte con pueblitos, bohíos y aduares como éste, en donde verás gentes tranquilas, parsimoniosas, que te ven pasar y sin dejar sus quehaceres te miran con cierto respetuoso temor de pies a cabeza. Y sobre todo observan tus botas. Las miran y remiran como si su brillo no apagado por las salpicaduras del lodo que todo camino tiene por estos lares fuera hipnótico. Ahora que ese barro ocre rojizo que salpica bajo los cascos de tu caballo parece estrellitas de oro viejo sobre el cuero de los arreos y gualdrapas y hasta tachona el pequeño cielo alazán de la grupa con no sé qué constelaciones, y entonces hasta tú te quedas mirando la punta de tus granaderas, te descubres una velada sonrisa de orgullo y ahí te avergüenzas y cambias la mirada hacia el camino. Allí es donde te vas a dar cuenta de las mujeres que lavan en el río: verás que tienen la mirada tan baja que se les tropieza con las piedras oblongas de la orilla sumergidas en el vado amarillento, igual que sus pies desnudos. Verás que todas ellas lavan en cuclillas y te miran de soslayo sin dejar de mover las manos que parecen saber su labor de memoria. Entonces es cuando notarás que alguna tiene los ojos verdes, de ese verde misterioso que te digo y que en los bosques parece no estar en las cosas que lo tienen, sino en el aire que las envuelve. Como si flotara en el aire ese verde, que está hasta en su vestido de corte sencillo y ceñido y que muestra una nuca medio oculta por el cabello color miel que se derrama distraído sobre los hombros morenos. Complacido por esa belleza saludas sacándote el sombrero alón de cintas de plata y lo llevas al pecho engalanado de botones, zarcillos, bordados. Ahí verás como temor en sus rostros aprehensivos. Te dirás complacido que despiertas la admiración de esas ingenuas criaturas, y hasta harás planes para tu regreso. Con los últimos saludos de la gente dispersa que va quedando en la aldea, avivas el paso de tu cabalgadura y te internas en los llanos que cada vez aprietan más sus árboles. Las frondas que sostienen ese aire verduzco se van tupiendo más y más. De pronto ya te rodea un bosque cerrado donde sólo esa luz verdosa se cuela por los ramajes y se impregna en todas las cosas. Ya está verde la crin de tu montura y hasta la pana negra de tu ropa está tornasolada y refulge cerúlea. Tus mismas manos se vuelven cerosas y un olor de alcanfor te satura y te envuelve. Estás dándote ánimos para seguir tu camino y escuchas un crujir de hojas delante de ti. O tal vez es el golpeteo de las ramas contra algún tronco. Ahí comienzas a oír otras voces distintas a las del bosque. La fronda azulosa murmura interminables letanías. Van alejándose susurros que no acabas de entender y luego, inesperadamente, vuelven hacia ti. Estás a punto de regresar, cuando oyes otro leve murmullo detrás de ti, vuelves los ojos y sólo el verdegay del aire vibra como una brisa. Sientes que se te erizan los antebrazos, la nuca … Espoleas al bruto para que te saque de ese marasmo, pero una risa lejana te estremece. Criando coraje avanzas hacia ella y después de una distancia prudencial, la escuchas detrás de ti. Avanzas buscándola, pero ya está lejana nuevamente. Retrocedes y enrumbas el caballo por un sendero de ligeros claros. La risa aparece muy cerca a tu costado. Reculas tu montura y en una brusca maniobra caes del caballo, que se interna al galope en la verde espesura. Ahí, entonces, caminas dudando, cauteloso. Te sobreparas vigilante, vuelves la cabeza a un lado, al otro y, ya al borde de la angustia, corres enloquecido. La risa resuena a un lado, al otro, ya cerca, ya lejana. Tan pronto es muy discreta, como mordaz y estentórea. Y ahora viene acompañada de unos golpes ritmados que acordan con esa risa feroz que de pronto se envuelve en sí misma y se va apagando en una fatigada cadena de gritos y gimoteos cada vez más distantes. Exhausto, adormilado, ves apagarse el día, cuya luz adivinas mortecina entre los pocos claros que dejan los altos ramajes de la fronda. Un viento casi verde te sumerge en un sopor desconocido que tu cuerpo agradece mansamente. La voces, que hace poco eran terribles, son ahora un coro angelical que acaricia tus oídos … Caminas entonces ya seguro, el corazón aún palpitante, y llegas a un remanso de arroyos cristalinos. Bebes gustoso de esas aguas que te saben a néctar de los dioses. Ahora alzas la vista para mira el tiempo y unas ramas cargadas de delicados frutos se te ofrecen cercanas, perfumadas … Devoras entonces golosamente esos manjares y, calmada tu ansiedad, te recuestas en una enorme piedra afelpada de fragante musgo. Ya te hundes en el sueño … Te despiertas ahora, y una vez más te adentras en ese paraíso de colores y formas, y una vez más sientes hambre y sed, y una vez más los calmas con esas delicias que te rodean, y ya te sientes seguro, quizás hasta feliz. Y te siente en casa. Miras a lo alto de la fronda y ves rodar el día que atardece y te cubre con su manto de sombras. Y ya está otra vez el beso de los sueños en tus párpados ... Despiertas del letargo, intranquilo y cansado. Husmeas, ahora, alrededor, te levantas, caminas unos instantes y, al poco rato, columbras en pleno bosque un claro que se te abre de pronto en una vereda marcada por muy pocas pisadas. La tomas y, al rato, estás en los llanos raleados de arbustos y árboles que se te aparecen serenos y aún amistosos. Te calmas ya entonces, y vas avanzando lentamente hasta encontrar la senda que lleva a la aldehuela. Y terminas de apaciguarte cuando distingues a la hermosa mujer que lava sobre una gran piedra plana, sumergidos los pies en el limo limpio de la orilla. Ahí es cuando vas a escuchar su voz cascabeleando … que de dónde has salido, que si te has perdido en el monte … pero qué te ha pasado, que te habrás encontrado con don Claudio, sí, más que seguro, Claudio Sesquipedal … que no es bueno adentrarse en el bosque sin hacerle su pago, y que qué pálido estás, ni que te hubieras puesto cera y ceniza en la cara, que eso no es bueno, y hasta estás tiritando de frío, harapiento y rotoso, que qué pena le das … que vengas a calentarte en su fogón, donde está cocinando el maíz y la yuca … que ya va a estar la chicha y, caray, que ni hablar puedes. “¿Que quién es el Sesquipedal? Ahhh, es una persona muy hermosa y elegante. Tiene un caballo rojo tostado como un incendio, con apero de cuero enchapado en oro y plata. Viste de negro recio y lleva un sombrero alón con citas de plata. Los bobos de la pechera le salen como rosas oscuras de la campera bordada con zarcillos, donde brillan sobre el negro, los negros botones de fantasía. Pero lo más especial de sus vestimenta son sus botas granaderas. Con ellas nos engaña, porque, siendo todo él tan bello, con el pelo renegrido que le azulea en las patillas y en los mostachos, tiene sin embargo un pie de venado. Por eso lleva las granaderas, una de ellas rellena con hojas secas, pero si se mira bien, como le cuero es tan fino, se nota el apretón de las hojas. El Sesquipedal se presenta de distinta laya. En los pueblos donde hay ganaderos, el pie es de cabra. Y en las ciudades grandes, entonces ya el pie es de niño. Pero hay quienes dicen que transforma todo su cuerpo … Se presenta así, cuan hermoso es, y a alguna de nosotras nos da ganas de seguirlo al bosque. Entonces él nos hace perdernos y goza confundiéndonos. En nuestro terror, nos enmaraña en el monte dos, tres meses que nos parecen días, así como a usted le habrá pasado. Entonces vagamos y dormimos en las cuevas y en los ribazos de un río que nos parece de leche y miel. Bebemos y comemos frutos sabrosos que él nos señala con su risa, y entonces perdemos ya el miedo y terminamos por encontrar la salida. Hemos comido esos frutos maravillosos y bebido esa ambrosía, pero nuestro rostro pálido y ceniciento, nuestro cuerpo magro y enjuto, revelan nuestro verdadero alimento … El Sesquipedal es terrible, por eso vigilamos con mucho cuidado a todo forastero que pasa … Ahora perdóneme, pero debo llevar esta ropa lavada al otro bohío … Ya usted se calentó y tiene mejor semblante. Termine las yucas y el maíz. Y también esa chicha. Si pasa esa lomita que rodea el ribazo llegará a los sembríos de don Jorge Sandoval. ¡ Adiós, buenmozo!” No puedes dejar de ver su hermoso pelo color miel sobre el vestido verde musgo que deja adivinar su cuerpo de gacela. Agradecido, la ves perderse en la fronda de luz verde azulina y hasta sientes el perfume del bosque que acaricia su piel tersa y fresca … Bajas la vista al limo del río y ves la huella del delicado pie junto a las incisiones de una pezuña hendida que el agua mansa de la ribera besa con delicadas olillas. En esas estarás cuando, al cabo de un rato, oyes otra vez esa risa, dulzona primero, y luego cada vez menos discreta, más alocada y, por último, ritmada por los golpes en el tronco hueco de los árboles que verdean lejanos … Verás también que lo que tienes en la mano y has mordido es una rama seca. Que lo que hay en el fogón, son piedras, no maíz. Y que el pote de chicha está lleno de cenizas oscuras y ligeras que regarás, aturdido, a tus pies.

Religiosidad andina


Otra opción:

http://www.goear.com/listen.php?v=40a7888

Esa es la idea
Radio Programas del Perú
23 de marzo del 2008

Aula Vallejo II


Hagamos una aproximación al poeta por la foto más 'conocida' y ya histórica.
Vemos la naciente del cabello con las entradas 'invertidas' y la frente amplia y magra hundida hacia las sienes con salidos arcos supraorbitales que aumentan las ojeras. El continente fuerte -de sólido entrecejo- se desanuda en la raiz de una fuerte nariz con las fosas bajas. Las mejillas de arco cigomático poderoso, hacen los pómulos altos y salidos. Ahí nomás la noble oreja retrasada y muy fuertes surcos 'lacrimales' que más bien son directo testimonio del uso contínuo del músculo risorio (en la mueca de la risa) y del orbicular de la boca. Los labios finos 'cortados a cuchillo' parecieran negar la conocida sensualidad del vate, pero la mandíbula cuadrada y el mentón salido dan indicio de una fuerte voluntad de carácter.
La proporción y tamaño de las manos nudosas 'de obrero' y -estando en reposo- de venas hinchadas, señalan un corazón de muy fuerte latido y duro tejido cardíaco (al final de su vida, el médico de la clínica Aragó sospecharía una malaria infantil, contraida en la cuenca del Marañón, que habría debilitado y 'acartonado' el tabique ventricular, por lo que recetó quinina). La cintura escapular (distancia entre los hombros) no es grande, dando un imagen de cerebrotonía (predominancia de la cabeza). La axila fruncida en los pliegues del saco hacen suponer una musculatura fina y corta. La mano izquierda con ese enorme azabache y el pañuelo en el bolsillo del pecho son su única elegancia, resaltada por la mano posada con calma y firmeza en el cayado de fino alerce.

Si todo lo anterior da la idea de soledad y ausencia, la verdad es que esta foto es sólo un fragmento de una panorámica mayor donde Georgette Phillipart, a quien acababa de conocer ene esos meses, le sostiene el sombrero de fieltro con cinta de luto por su padre, Francisco de Paula Vallejo.
Fue tomada por su amigo peruano Juan Domingo Córdoba en la colina de Versailles (sobre las catacumbas medievales y cerca del cementerio) barrio de cabarets y poetas, en 1929, cuando Vallejo tendría 37 años.
Es curiosa la casualidad de que esté sentado en una piedra tallada (luego vereremos la contínua presencia de 'la piedra' en la obra vallejiana).


Nosotros, los negros

...que a la noche
morena la hizo el sol y tan hermosa.
'El Cristo de Velázquez'
Unamuno
A Guillermo Lobatón, guerrillero

¿Puede interesarnos, a estas alturas del milenio, saber si la gente de piel oscura tiene una estética de la palabra? ¿Es que podemos fingir tanta ingenuidad? Evidentemente conviene, más bien, poner nuestra atención en el lado distal del microscopio. Conviene desentendernos del hombre negro como pensado, como hablado. ¿Está en nuestra literatura convenientemente reflejado, representado?

Asumamos de una vez que la literatura es un congelamiento de la oralidad, y que no necesita, obligatoriamente, de la escritura. Un canto de cuna huambisa no está escrito, pero con seguridad está cercano a la poesía de Gabriela Mistral o al canto de Nicolás Guillén, y aún al acalanto de Xico Buarque. Un haylli de cosecha del Mantaro es voz al viento -verba volant…, como recomendaban los primero latinos- y sin embargo está muy cerca de las odas de Neruda.

Busquemos entonces en la mata viva de la historia: ¿no hubo ya un negro en la Isla del Gallo? ¿Qué cantaba? ¿Cómo verbalizaba su vida? ¿Atravesó acaso mudo los vientos y la polvareda de la costa? ¿No habló, aun para sí, cuando el aroma de los valles y bosques de los Andes lo embalsamaba? Las crónicas son parcas en esta materia. Debemos esperar hasta los inicios del siglo XIX para encontrarnos con una alabanza a un blanco ¿Cómo, si no, iba a "ser digna” de la tinta y el papel? Baquíjano se va en 1812 a las cortes de España, casi expatriado, y los congos lo despiden:

Coraconse, o corangolo
Mepansuambashi.
Baquíjano luanda cacáne,
I fumu ia tulunda
Baquíjano cuenda-cacuenda
Nsambi inguá itata.
Baquíjano canine Congo guaienda
Angui tuina ie fumu
Ngueie utufiri usala ie moco.

Averiguamos que quisieron decirle:

Dios te guarde, Dios te guarde fuertemente
Consejero.
Baquíjano el hombre grande nos desampara,
El amo que nos defendía:
Baquíjano se va, ya se va,
Ya sólo Dios nos será padre y madre.
Baquíjano, despídete de los congos al irte,
Pues aunque tenemos amo,
Tú solo nos dominas hasta la uñas y las manos
[1]

Pero ¿no hay otros indicios del negro en nuestra etnoliteratura? Sí, si seguimos el tenue camino de la oralidad. Encontraremos las cumananas de Yapatera, en el alto Piura. Algo oiremos del lundú y del lundero en el valle del Saña, que dieron el tondero. Tendremos en las manos algún atisbo del landó –reconstruido malamente después de deslumbrarnos con el Ballet folclórico del Senegal- que dio, en su tiempo, la danza del festejo… Por donde llegaremos al ñáñigo del tío Bartolo, a los panalivios y amorfinos, a las habaneras y aguanieves, y a los costumbrismos, el fino, el de los Áscuez, los Vásquez, los Santa Cruz, y el otro…

Sin embargo, así que avanzamos con el oído, se nos hace humo la palabra –que es lo que importa a nuestra tarea: rastrear las bellas letras, en que descubramos vivo y latiendo al hombre de las sombras-. Estamos pues condenados a bucear en los tomos insomnes de nuestras bibliotecas: … scripta manent.

Manuel Ascencio Segura tiene algo de nuestro hombre, pero diluido en la lejanía de la estampa fugaz. Nos detendremos en Palma: dice delicias del negro Martín de Porras[2] y hasta está a punto de superar la belleza de su propio Alacrán de Fray Gómez. De paso, nos da noticias del negro León Escobar que fue presidente del Perú… por doce horas, en 1835, entre los remilgos de Orbegoso y los truenos de Salaverry. Vital, decidor y zumbón (¿mandinga?) nos traerá la bravura del zambo ‘Indio’ Cevallos montador de toros, y que no olvidará Goya en sus aguafuertes de tauromaquia. Así de Arredondo, mulato que rompe plaza y lanza en mano hace vibrar los principios de su siglo. Así de Juanita Breña, zamba atrevida para los toros, a la jineta sobre un caballo palomino, ejecutando, capote en mano, la ‘suerte nacional’.

En ese mismo talante nos hablará José Gálvez Barrenechea, en su Calles de Lima y meses del año, de:
Los tres reyes del oriente: vino, chicha y aguardiente [3]

donde columbramos, siempre pequeño y distante, a nuestro buen Baltasar con la tez color borravino …

Tendremos que esperar hasta Enrique López Albujar para ver, tosco aún, pero ya cercano y rico en luces y sombras, al Matalache de una Piura colonial, revivido a principios del siglo XX. Aparece también, devoto y taumatúrgico, el vozarrón del turronero de Levitación, ese magnífico cuento de Manuel Beingolea, ya con el perfil bien boceteado[4].

Ahora sí, quizás, está lista nuestra imaginación para hablarnos con épica belleza, y sin embargo con un desdibujo adrede, de Jijuna [5], el salteador de caminos de Diez Canseco. Aquí sí quedan superados los Caballeros del delito de López Albújar: sentimos el pulso del Jijuna y le tememos …

Ciro Alegría intenta, caballerosamente, despercudir las conciencias de Carita y Tirifilo en su Duelo de caballeros, mientras José María Arguedas va incubando esa magnífica saga de la vida nacional: El zorro de arriba y el zorro de abajo. Por fin le vemos la cara muy de cerca a nuestro hombre de sombras: Ciriaco Moncada, el zambo chimbotano comedor de maderas y plumas que pasea su locura –tan lúcida- por nuestros ojos. Su voz estentórea tiene ya los gestos de la trágica Casandra, y penderá sobre nuestras cabezas para siempre…[6]

También vendrá la voz serena de Ribeyro que hará una implacable radiografía de nuestra hipócrita Lima: De color modesto, cuento del desamor a una zamba, y el genial relato Alienación, la historia del triste Bobby López, zambo desteñido y ya rubio que morirá bobamente en Corea, y su amor imposible por la mujer que lo (nos) despreció.[7]

Ahora sí están listas las voces para expresar el alma de la etnia: aparecen los rostros simultáneos de los zambos de Los ermitaños, de Gálvez Ronceros y se nos vuelven retintos en el delicado Monólogo desde las tinieblas. Nos lleva como aguaitando y de la mano, para husmear en sus vidas y luego demostrarnos la simpleza campesina del negro de Octubre, nos suelta de improviso para dejarnos en estupor frente al mito en su Monólogo para Jutito: [8]

“A tu edá, Jutito, ditingues lo pájaros por su canto y sabes quiárbole anidan. Decubres por su huella o po su guito lo animale venenosos que se econden entre la yerba. Sabes cómo traete abajo un gavilán, de qué modo acallá perro ambravecío, cómo sujetá mula terca, qué hacé con un poíno movedizo, cómo aparejá bura preñá, de qué modo cargá los serones, en qué sitio sentase en un buro a pelo, qué yerbas ventean a las bestias, cómo apurá buro tardo, ónde ponele la pedrá a la víbora, cómo quemá paja al borde diun sembrao, con qué yerba se cura el maldiojo, cómo mata sabandija, qué hacé frente a un perro que bota espuma, cómo aclará agua turbia, qué hojas se queman contra lo zancudos ,cómo enfriá buro alunao, ónde poné los pies en un cerco e brotes, de qué modo limpiá un arbo cargao de arañas, qué hacé con la mancha e pericos que llegan con el verano, cómo se tuece el pecuezo a un gallo, de qué modo pelá un conejo, cómo decuatizá un cerdo, a quiera toman aguas las bestias, que palaibras se dicen contra un pájaro malagüelo, pa qué sirve la yerba de matagusano, cómo quitale el dijuerzo a un animá machiembrao, de qué modo ditinguí el güevo e paloma del güevo e culeirba, cómo hacé un collá con chiquititas flores de campanía… Miras pariba y sabes, Jutito, el tiempo o si va a llové. Sabes pónde cruzá el río, cómo cazá camarone, ónde econtrá la leña má seca, con qué ramas se techa una casa, cómo se hace un epantapájaro, qué yerbas comen los cuyes, de qué modo curá animale güenos pal hombe, cómo hacé diun calabazo una cabeza e muñeco, de qué modo cotá cañabrava, ónde hay jruta juera e su tiempo, cómo engañá a un chaucato imitando su canto, ónde encontrá pierecita e colore, cómo se hace un pitito con hoja de ficu, qué hacé con un nío e polluelo quia caído diun arbo en el camino. Pero tamién has aprendío, Jutito, a asutate con cosas de la noche. Sioye en la oscuridá el guito diuna lechuza y crees quiun animá malagüero le ta anunciando a alguien la muete. Un coquito suelta en la noche su canto inteminable y piensas que ta llamando pa llevate a un lugá deconocío onde vive el miedo. Crees quiun aleteo o un trustrus en la madrugá es diuna burja que llega a sembrá un daño incurable y de burla. Entonce tiemblas con ese suto tan grande que sientes lo niños po too lo que brota e la ocurrida… A tu edá tan chiquitita sabes cosas que tialegran y cosas de miedo que tiacen sufrí. Pero te farta aprendé mucho má. Cuando seas un hombe tendrás que enderezá elagua en los surcos, darle tu juerza a la tierra, aventá con cuidado la semía, etarte atento al depuntá de los brotes, perseguí duramente la malayerba, llevá como de la mano a las plantas pa que anieguen de jrutos la vida… Pero un día, Jutito, ya no podrás inclinate sobe la tiera y tendrás que dejá a los má juertes tu lugá de plantas, semías y surcos. Lo que tiabrán ido entregando día a día po tu trabajo, se luabrán llevá fácilmente los años, comuel viento se lleva las cosas que naa pesan. Entonce comprenderas que tas solo y pasarás lo días consumiéndote en silencio sobe una piera dialgún camino. O tal vez haya pa que arrees una yunta de bueye que jalen una carreta, unos bueye casi ciegos y tan viejos quiabrán tenío que dejá igual que tú lo surcos. Con unos cubos sobe la cabeza, irás al pozo diagua hondo y ocuro y regresarás a la casa del dueño de la carreta y los bueye: esa podrá sé una ocupación pa un hombre envejecío. Y llevando el agua, enderezándole el paso a los bueye o agarrándote dellos pa enderezátelo tú, irás depacio po lo viejos caminos sin que nadie tiapure, poque a la muete le da lo mimo que vaya depacio o ligero un hombre que ya ta mueto”.

Gregorio Martínez nos conducirá por la Tierra de caléndula. Siempre aguaitones, pero ya escaldados por Jutito, estaremos atentos a los momentos de alto lirismo que nos enrostran a la vuelta de cualquier camino. Aún escucharemos el Canto de sirenas, de amor y eros y sabremos que este rostro de hombre oscuro y múltiple es también de mujer …

Mientras Luis Fernando Vidal deja su póstuma visión en Sahumerio, y Miguel Gutiérrez vuelve a la vida los fantasmones de Hombres de camino, Cronwell Jara entra de bruces en las entrañas de la negritud: Babá Osaim, cimarrón, ora por la santa muerta, [9] es un libro de iniciación y abadía, de neófitos y santos: Barranzuela es un rey negro de la nada en la amazonía. Ogotommeli es un gramático cazador y ciego. Babalú-Ayé compite con Jesucristo por el uwengue, entendimiento sabio del pensamiento y la naturaleza elementales del mundo. Martín de Porras nos habla desde su infancia. Rosa de Lima muere y la llora Osaim el leproso. Fraicico es el mismo esclavo zambo que deslumbró a Francisco de Goya y Lucientes. La prosa de Jara es un río de árboles y serpientes. Las palabras son raíces y ramas. Los verbos, cortaderas. Los nombres se desnombran y se tiñen de otros sentidos: la piedra es hombre, el hombre es río, el río es viento, el viento, tiempo. En ese tiempo se sumerge el odio. En ese tiempo se desteje la trama del amor. Acabamos asombrados con el sabor del barro y de la arena en las bocas sedientas …

Releamos lo escrito. ¿Ésta el hombre oscuro con su baobab y su lanza en esas líneas? ¿Lo está en los nombres pronunciados? ¿No está, pero se lo presiente? ¿Está y no se le reconoce? Traslademos por un instante la atención hacia el lado proximal del microscopio: ¿Quién atisba? ¿Qué columbra? ¿Se sabe que se observa a sí mismo? Baltasar Gracián solía decir, en su prosa desmontada y torcida, que “visto un león, vistos todos los leones. Visto un hombre, visto uno, y sólo a medias”. ¿Se reconoce el pensador hablante en el oscuro hablado? ¿Visto un hombre negro, visto uno y sólo a medias? Y el hombre blanco ¿se reconoce en el negro?

Las historias oficiales suelen blanquear a sus héroes: Bolívar era llamado ‘zambo’ por sus detractores, y aparecen aclarado en las pinturas de sus panegiristas. Faustino Sánchez Carrión era un hermoso cholo. Todos recordamos aún la portada de la Guía Telefónica en su centenario: un hermoso hombre blanco nos observa desde la luz ámbar de su ámbito de cartón.

Ricardo Palma se dijo a sí mismo que ‘quien no tiene de inga tiene de mandinga’: él tenía un punto de mandinga. Enrique López Albújar tenía más de un punto. Nuestro conde de Lemos, Abraham Valdelomar, se estiraba los crespos con gomina y alcurnia. El patricio José Gálvez Barrenechea distraía su sangre con sinigual destreza en la elegancia.

¿Nos devuelve la mirada el hombre oscuro puesto en el microscopio? ¿Nos aceptamos hombres, así, sin adjetivos cromáticos? ¿Cómo nos percibimos?

Compartamos la siguiente lectura:
“…increíble que en Inglaterra, un país que había combatido con las armas el racismo nazi, renacieran prejuicios de esa índole. ¿Qué tenía un blanco que no tuviera un darkie? Por ejemplo, si él y yo, ahora mismo, nos hacíamos un corte, ¿no lucirían nuestras sangres indiferenciablemente rojas? ¿Acaso no podían un hombre blanco y uno de color simpatizar y entenderse como veníamos haciéndolo?

No había duda posible: para los ojos glaucos del carpintero, yo era un negro, una variedad dentro de ese conglomerado de tinieblas humanas -los ‘oscuros’ o, como púdicamente los llamaban todavía en los avisos de los periódicos los dueños de casas que solo querían inquilinos blancos, los ‘no europeos’- donde se confundían ugandeses, libios, jamaiquinos, sudamericanos y, sin la menor duda, griegos, españoles y portugueses. Para este limpio muchacho británico la humanidad se oscurecía al otro lado del canal”.
[10]

Demorémonos un instante. Releamos. ¿Quién habla? ¿Quién es el 'yo' de este inesperado par de párrafos? ¿Quién el negro, oscuro, no europeo que nos interpela?
Esta prosa pertenece al artículo Yo, un negro, que aparece en el segundo tomo de Contra viento y marea de … Mario Vargas Llosa, patricio provinciano, arequipeño, cochabambino, piurano, perleño, súbdito español, londinense…

¿Así que cualquiera de nosotros pudo haber escrito las líneas de arriba? ¿Persistiremos en nuestra torre de marfil? ¿No nos recuerda esto la parábola borgesiana de la muralla cuya primera atalaya es violeta y el color de la segunda difiere tan insensiblemente de la primera y de la tercera, y así sucesivamente, hasta la última que es de color marfil?

Las páginas precedentes han querido ser, a propósito, panorámicas y genéricas. He evitado adrede toda erudición bibliográfica para mejor navegar en nuestra historia literaria que, si lo es, es la historia de la conciencia humana.

24 de junio, 2007
en: Historia y Cultura 24
Revista del MNAAHP, Lima

[1] Comisión del Sesquicentenario de la Independencia. La poesía de la Emancipación. Colección Documental de la Independencia del Perú, tomo XXIV, Lima 1971, p. 101.
[2] Ricardo Palma. Tradiciones Peruanas, Aguilar, Madrid 1957, págs. 172, 264, 265, 294, 365-367.
[3] José Gálvez B. Calles de Lima y meses del año, IPC, Lima 1943.
[4] Manuel Beingolea. Cuentos pretéritos, Lima 1933.
[5] José Diez Canseco. Estampas mulatas, Lima 1938.
[6] José María Arguedas. El zorro de arriba y el zorro de abajo. Ed. Losada, Bs As 1971.
[7] Julio Ramón Ribeyro. Cuentos completos. Ed. Alfaguara, Barcelona 1994.
[8] Antonio Gálvez Ronceros. Monólogo desde las tinieblas. Ed. El sol, Lima 1975.
[9] Jorge Cronwell Jara Jiménez. Babá Osaím, cimarrón… Ed. Concytec, Lima 1979.
[10] Mario Vargas Llosa. Contra viento y marea 2. Ed. Peisa, Lima 1990.

Carlos Saavedra presenta sus Crónicas




Carlos Saavedra.
Crónicas apócrifas. De cómo trabajar en una transnacional japonesa y sobrevivir para contarlo. Ed. San Marcos, Lima 2008. XII caps. 323 págs.



1. Desde Herodoto hasta García Márquez, todo testimonio de época ha sido una crónica, a sabiendas o no. Ya no nos aturde, en la raíz de la palabra ‘crónica’, el nombre griego del latino Saturno, pero algo nos llega del sabor caníbal que Goya supo testimoniar en su terrible instantánea del dios filicida: Khronos, el Tiempo, devorando a sus hijos –hechos también de tiempo- porque tienen, mientras vivan, todas las potencias de la vida: crecer, multiplicar el mundo, poblarlo de gestos y de actos, tal vez inútiles, pero llenos de ese don que él ya había perdido: la esperanza. Quizás por eso tiene Saturno ese tan sentador verde bilis que Goya –español- tan bien conocía.

2. Ya no nos aturde este mito porque algún distraído creyó –en nuestro viejo castellano medieval- que la palabra ‘crónica’ se usaba toda vez que se debía enviar ‘un informe a su sacra, católica, real majestad’, es decir, un informe para la ‘corona’. Así lo entendió nuestro Waman Puma y anduvo treinta años con su Nueva Corónica (sic) bajo el brazo, por todos los andes centrales detrás de un terrible extirpador de idolatrías, y no se supo devorado por Albornoz, no se supo desgarrado por la iglesia, no se vio traicionado por Murúa que le quitó la esposa, no se sintió segregado por los curacas poqras que lo despojaron de sus casas y huertas. Así lo entendió también nuestro Garcilaso, devorado por la España racista que le quitó su nombre y lo arrojó a la lucha fraticida de las Alpujarras.

3. ‘Fue un hijo de su tiempo’, decimos, con elegante hipérbole, sin saber que estamos definiendo –al pie de la letra- la labor de existir: Sartre nos dice que nacemos a la existencia sin esencia de ser, y que a duras penas y con dolor –con algún espolvoreo de alegrías- llegamos a construir nuestra sustancia… en la puertas de la muerte. Y casi siempre –apunta Sartre- ‘en la puerta del horno se nos quema la hogaza’.

4. Este nacer para construir nuestra esencia, a cuya libertad ‘estamos condenados’, no nos obliga a cumplir el cometido. Entonces solemos pasar por la vida como esos “pájaros aborrecidos” de Pedro Malca, “sumergidos en una especie de nada”. Y perdemos así ese “infinitesimal instante de un segundo de comprensión de nuestra real naturaleza, que es la vida” (p.197). ¿Y podemos dar testimonio de esos instantes, en mí y en los otros, sin perder ese infinitesimal momento?

5. En su cariñosa dedicatoria Carlos Alberto Saavedra se define cronista. Es entonces un testigo –y un hijo- de su tiempo. Como tal, se expone al apetito de la historia –tenue disfraz con que el lobo del tiempo nos engaña con su cara rubicunda de niña dulce protegida por la roja caperuza de la civilización. A diferencia de muchos de sus contemporáneos, escribe con orden lo que ve y escucha. Un cronista conduce a su lector a mundos a los que jamás podría haber accedido si no hubiese dejado las migas de Pulgarcito en cada recodo de camino y al albur de los “aborrecidos pájaros” que, las más de las veces, se llevan el testimonio en el pico de la indiferencia.

6. Ese es, entonces el valor de un cronista: estar último en la fila para dejar su testimonio vivo y rutilante. Y ese es el valor que le otorga la historiografía contemporánea. Esa es la importancia que tiene toda crónica como repertorio de usos y costumbres, bienes y relaciones, objetos de su tiempo.

7. Carlos, el entrañable amigo que nos convoca esta tarde, dedicó cuarenta años vividos “in the belly of the whale” para rizar el rizo con estas memorias. De su estilo depende referir el hospedaje del monstruo como el trágico Jonás hebreo, como el ético cazador Ahab, el capitán de Moby Dick, o como el afable, zumbón y melancólico Gepetto de Collodi.

8. Esta aventura de un joven que logra por sus méritos llegar a ejecutivo y en el camino adquiere la sutileza para conocer afinidades y divergencias, simpatías selectivas y, siempre, una mirada inteligente para contrastar las culturas peruana y japonesa tiene estilo. Con el tono trágico de Jonás relata los años en que él y sus congéneres fueron engullidos por el monstruo transnacional; con el épico de Ahab, da cuenta de hazañas imaginarias y reales, paridas o abortadas, ‘mar adentro de la frente’, que diría Alfonso Reyes; con el tono melancólico y satírico del abuelo de Pinocchio nos acerca a la humanidad de sus colegas, compañeros de ruta y de sí mismo.

9. De la épica a la comedia hay una gran elipsis que Carlos –tramoyista y acróbata- pasa como el vuelo del cóndor: tan pronto nos suspende por la suerte de un ejecutivo raptado, como ya nos está haciendo el comentario ácido -y no obstante cariñoso- de su compañero. El lenguaje es coloquial y diáfano, con inteligentes irrupciones de la segunda persona en el discurso del narrador, para dar inmediatez a la idea.

10. Duros gerentes y rozagantes damas, delicados alcohólicos de débil carácter y mano de hierro; un Fausto de la tercera edad bebiendo el aire tras nínfula Margarita, bromistas y escaladores, se disponen en estas páginas como se asienta el color en los grabados de madera del Ukiyo-e, pero algo nos dice que, tras este variopinto testimonio, una delgadísima película de nostalgia hace contrapelo -en un ‘muaré’ que tan bien sienta a la prosa ágil y precisa del memorioso don Gato- y que, con estas páginas, se despide de sus seis vidas anteriores, e inicia -sobrio y juvenil- la sétima, en la que nos revelará ya no sé qué nuevas aventuras. Que sea muy larga esta vida. En torre de marfil y de altas atalayas, Carlos … Que mirar de luengo ya es tocar este mundo, Patronio.


VH / 19, ene 2008

Curriculum vitae

Formado en Filosofía y Antropología. Con experiencia en ediciones, especialmente en el área de ciencias humanas y sociales, biológicas y naturales. Eventos y promoción cultural: cine, galerías de arte, museos. Redacción integral, científica y humanista. Estilo y traducciones.


I. PREMIOS LITERARIOS

Premio Copé 2000 XI Bienal de Cuento PETROPERU

Premio Copé 1998 X Bienal de Cuento PETROPERU Tercer puesto

Premio Nacional Cuento de las mil palabras. Revista Caretas 1998

Finalista en el concurso Rulfo de la RTF, Paris. 2000

II. PUBLICACIONES

Editor

Edición, redacción y corrección de estilo de la revista Conservatorio 15 del CNM, dic. 2007

Corrección de redacción y estilo del informe Historia de un soldado, del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, set. 2007

Investigación y redacción de la prepublicación San Mateo de Otao: tradición e identidad histórica. Municipalidad de Otao / Escuela de Turismo de la Universidad Ricardo Palma, oct. 2006.

Investigación y edición de la prepublicación Chazuta. Paisajes del alma. Aid to Artisans (ATA: from maker to marker), jul. 2006.

Informe para el Consejo Nacional del Medio Ambiente (CONAM)
y el Instituto Geofísico del Perú (IGP): Impacto y cambio climático, feb. – jul. 2005

Revista Cuadernos de Música
Coeditor
San Borja; nº 1 – 10
1996 – 2008

Revista Cultural La Casa de Cartón
Codirector
Lima, Época II, 1 al 25
1980 – 2005

Revista de Antropología e Historia Inkarrí
Codirector
Universidad Nacional Mayor de San Marcos UNMSM
1975-1976

Qilka. Revista de literatura quechua
Departamento de Lingüística
UNMSM
Editor y codirector
1974 - 1985

Artículos y ensayos

Hawking, breve historia de la física
El Comercio 16/06/2004

Se busca vivo y cierto: el transformador social
El Comercio 09/06/2003

Borges y nosotros: A través de los Andes
Revista Casa de Cartón
Época 2, nº 16. Lima, 2002

Beethoven: la dignidad de los astros
Revista da Barra Tijuca
Año 10, nº 36. Rio de Janeiro, 2001

Nosotros, los negros
Revista Historia y Cultura
Nº 24 – Museo Nacional de Arqueología, Antropología e
Historia del Perú. 2001

Vallejo: libro, bosques, vida
Revista Prisma II
Nº 17. Buenos Aires, 1998

Proust: el tiempo resucitado
El Comercio
20/05/97

Ñawpa pacha
Prólogo para el Atlas del vestido peruano Pasñita
Ed. Alondra ediciones, Lima 1996.

Descartes: cuatro siglos de gloria
El Comercio 10/11/1996

Borges a través del espejo
El Comercio 24/08/1996

Árbol: voces, confín y cifra
El Comercio 05/04/1996

Vallejo: poeta del amor y la ternura
Ensayo para la revista Cobre de Centromín
Lima 1992.

III. ESTUDIOS

Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lima, Perú
Estudios Superiores de Psicología
1964 – 1971
Estudios Superiores de Filosofía
1969 – 1975
Estudios superiores de Antropología
1973 - 1980

IV. EXPERIENCIA PROFESIONAL

Profesor titular de Filosofía y Literatura e Historia
Colegio San José Maristas Callao
1978 - 2005

La Historia como ciencia social
Curso del Instituto Nacional de Cultura
Callao
1990 – 1991

La Literatura Barroca Castellana en América
Facultad de Educación de la Universidad Particular
Garcilaso de la Vega
Lima
1987

Historia de las Ideas en América Latina
Cursillo de la Facultad de Filosofía
UNMSM
1985

Lengua Latina
Programa Académico de Lingüística
UNMSM.
1980 – 1983

Antropología Filosófica
Universidad Femenina deLima
1977 – 1978

Lengua griega I
Programa académico de Lingüística
UNMSM
1978 - 1980

Antropología Filosófica
Instituto Normal Superior de Monterrico
Lima
1974 – 1976

Traducciones

Demain je partiré…Victor M. Hugo
Traducción para el Centenario de Víctor Hugo
Revista Postdata.
Año 13, nº 36, México, 2004

Serenata criolla de Shakespeare
Ensayo y traducción para la revista Cuadernos de Música
Año 4, nº 5. Lima. 2002

Three Cantares. Ezra L.Pound
Traducción para la revista Casa de Cartón
Ano 7. nº 14. Lima,1995

Lyric Anthology. ( 25 poems)Ezra L. Pound.
Traducción para la revista Laberinto ( PUCP)
Año 1, nº 2. Lima, 1990

Voces do mar…Antero do Quenthal
Traducción para la revista Cuadernos Trimestrales
Año 22 nº 51. Trujillo 1985

Sed non satiata, Charles Baudelaire
Traducción para la revista Postdata
Año 4 n° 13 México 1981

Soneto alegórico de si mismo, Stephan Mallarmé
Traducción para la revista Postdata
Año 4 n° 11 México 1981

Chamber Music, poem xxxiii, James Joyce
Traducción para la revista Postdata
Año 3 n° 8 México 1980

Maypim tupamunki…Anónimo quechua colonial
Traducción en la revista Los Pueblos
Año 2, nº 6. Chosica, 1980

Tercer acto del drama Ullantay
Edición y traducción quechua - alemán – castellano
Revista Qillka
1978

Poundi Horatius Ligurinam
Traducción en la revista Juncalí
Universidad Nacional de Trujillo - UNMSM
Año 2 n° 3 1976

Titus Lucretius Carus
Ensayo y traducción en la revista Juncalí
Universidad Nacional de Trujillo - UNMSM
Año 1 n° 1 1975

Jurado

Jurado en el Concurso Literario “Le Petit Prince”
Gobierno de Québec-Embajada de Francia
Comité Saint Exupéry- Universidad Ricardo Palma
Junio 2000

Jurado en el Concurso de narrativa inglesa
Ciclo avanzado. Centro Cultural Peruano Británico
2002

V. EXPOSITOR

Eventos internacionales

“La plástica hispanoamericana”
Conferencias en la Casa de las Américas – La Habana
Enero 2004

“La literatura de la lengua castellana”
Cursillo en el Instituto del Libro de la Habana
Enero 2005

“América, alma, mito”
Conferencia en la Universidad Nacional Autónoma de México
Diciembre 2005

“Latinoamérica, Hispanoamérica, Panamérica”
Conferencia en la Universidad Nacional Autónoma de México
Diciembre 2005

Eventos nacionales

"Nueva estética de la plástica contemporánea"
Taller de la ENSBAP
Oct. 2006, jun. /set. 2007

“Quechua restituido”
IV Congreso Nacional de Investigaciones en Antropología
Universidad Nacional Mayor de San marcos y Pontificia Universidad Católica
1-6 agosto 2005

“Cultura Musical y Educación por el Arte”
Universidad Ricardo Palma
Septiembre 2005

“Vida y obra de Alfonso de Silva”
Universidad Ricardo Palma – Instituto Nacional de Cultura Callao
Diciembre 2004

“El Negro en la literatura peruana”
Seminario La presencia de los Negros en el Perú
Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú
Diciembre 2000

Curso "Lengua, Literatura y Realidad Latinoamericana”
Proyecto “Brooklyn Internacional Program in Perú” - Idiomas y Cultura (PROED)
Enero 2003-2004

Seminario de Gramática generativo-transformacional:
"Introducción a Noam Chomsky”
Escuela de Altos Estudios. Proyecto “Brooklyn Internacional Program in Perú” - Idiomas y Cultura (PROED)
2002-2005

Conversatorio "Las Plazas en el Perú”
Instituto Nacional de Cultura – Callao
Julio 1998

“Idiosincrasia chalaca: frente al mar”
Ciclo de conferencias Expediciones a Oceanía desde el Perú
Instituto Nacional de Cultura – Callao
Mayo 1997

“Antología del Perú: El Callao en la literatura peruana”
Ciclo de recitales Jueves de Café Literario
Instituto Nacional de Cultura
Febrero 1997

“Taller de Apreciación musical”
Biblioteca Provincial del Callao
1996 – 1999

“Curso avanzado de pintura”
Biblioteca Provincial del Callao
1996 - 1999

“Seminario de Gnoseología y Epistemología II”
Proyecto “Brooklyn Internacional Program in Perú” - Idiomas y Cultura (PROED)
1996

“Vallejo: cosmovisión poética y filosofía”
Conferencia en el Club departamental Libertad
Marzo 2005

“Las Escuelas Norte y Sur de la pintura china”
Conferencia en el Teatro de la Comedia
Sociedad de amistad sino – peruana
Octubre 2004

“La Costa peruana en las crónicas renacentistas”
Instituto Nacional de Cultura – Callao
Marzo 1994

“José Bernardo Alcedo y Mozart”
Conferencia en Instituto Nacional de Cultura del Callao
Julio 1993

“Apreciación musical e historia de la música”
Celebración del Día Mundial de la Música
Instituto Nacional de Cultura – Callao
Junio 1992

“Vallejo: libros, bosques, vida”
Inauguración de la Biblioteca Aula Vallejo de Santiago de Chuco - La Libertad
Mayo 1992

“Alfonso de Silva: pasión y símbolo”
Conferencia en el Teatro de la Comedia
Instituto Nacional de Cultura del Callao
Abril 1992.

“Vallejo: signo y realidad”
Ciclo de conferencias en la Universidad Nacional de Trujillo
Marzo 1992

“Mozart, Italia, y Bernando Alcedo”
Semana de homenaje al Bicentenario de la muerte de Mozart
Instituto Nacional de Cultura – Callao
Diciembre 1991

“Nuevo enfoque de la literatura latinoamericana”
II Seminario de lengua y Literatura
Colegio Estatal Julio C. Tello Nº 6023 – Lurín
Octubre 1990

“ Historia del Callao: de Waman Puma a la Independencia”
Instituto Nacional de Cultura – Callao
Agosto 1989

“II Seminario de actualización docente en Lenguaje y Literatura”
Dirección de Educación Secundaria del Ministerio de Educación. Marzo 1988

VI. MEMBRESÍAS PROFESIONALES

Miembro de número del Círculo de Investigaciones Históricas del Callao
1995-2008

Miembro fundador Asociación CasaMar–Callao
Abril 2005

Sociedad Cultural Último Jueves
Clínica Ricardo Palma
Asesoría
San Borja, Lima.
1996 – 1999

Comisión Centenario de César Vallejo
investigación para el Dr. W. Delgado
Curaduría
1992

Cineforum Gaviota Cultural
Fundador
Callao
1988 – 1992

Sociedad Peruana de la Guitarra
San Borja, Lima
1985 – 2008

Instituto Nacional de Cultura
Asesoría en literatura, arte e historia
1985 – 2008

Seminario de Historia Rural Andina
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Investigador en etnohistoria
1980 – 1990

Instituto Riva Agüero – Escuela de Altos Estudios
Pontificia Universidad Católica del Perú
Investigador en folklore y arte popular. 1981 - 1985

VII. IDIOMAS

Quechua literario colonial. Inglés integral. Lectura fluida del francés, italiano y portugués. Estudios de lengua árabe.

mis tres amores





Alma Valeria












Verónica Jasania












Sofía Alejandra