IV. Del manuscrito de Huarochirí a J.M.Arguedas

Alfredo Torero i.m.

En exilio español y lejos de la patria que amó con absoluta singularidad, había muerto el mes de junio del 2004, a los 74 años, el formidable humanista, lingüista y antropólogo Alfredo Torero Fernández de Córdova. Como siempre, la importancia que tiene la magna obra que dejó demorará aún un buen tiempo en ser reconocida aquí, en su tierra. Porque el lingüista y patriota fue ampliamente conocido en las esferas peruanistas en Europa y en América del Norte.

Patricio provinciano de la vega del río Huaura, que reúne las aguas del sagrado nevado Yerupajá, Alfredo Torero nació en la puebla de Huacho en l930. De silenciosa labor en el periodo de su formación en el Perú y luego en Holanda, irrumpió de pronto en 1970 en la mata del pensamiento humanista universitario: había trabajado en profundidad todas las vertientes de la lingüística de la postguerra, sobretodo el estructuralismo de Roman Jakobson y el neocartesianismo de Noam Chomsky, y aplicaba, con finura de análisis, el novísimo instrumento de la glotocronología léxico-estadística de Morris Swadesh.

Escribe así su revolucionario ensayo de una treintena de páginas: Lingüística e historia de la sociedad andina, en el que demuestra con claridad meridiana el origen limeño del quechua, hacia el siglo V dC, formado en los intervalles adyacentes al nudo de Pariaqaqa, en la privincia central de Huarochirí y aledaños. Esta contribución extraordinaria apareció en la compilación El reto del multilingüismo en el Perú, hecha por Alberto Escobar, para el IEP de Lima, en l972. QI central-waywash (el más antiguo: s. V) / QII periférico-wampuna: QII-A yunkay; QII-B norteño; QII-C sureño (reciente; siglo XVI)

Luego, Torero estudia las variaciones dialectales del quechua, dividiéndolo en Q I y Q II, (que corresponden a la clasificación Q B y Q A de Gary Parker, respectivamente) y suelta, por la U. Ricardo Palma, su formidable ensayo El quechua y la historia social andina, en 1974. Son dignas de recuerdo las respetuosas y ricas polémicas con el maestro Maxim Jurth, fonologista germano-suizo que postulaba el origen azuaino (cuencano-ecuatoriano) del quechua.

Desde entonces su trabajo se multiplica: El comercio y la difusión del quechua: el caso de Ecuador (l984), Deslindes lingüísticos en la costa norte peruana, (1987). Lenguas y pueblos altiplánicos en torno al siglo XVI (l987).

Añade ahora otros trabajos de gran importancia: Áreas toponímicas e idiomas en la sierra norte peruana (l989), El quechua costeño (1990), Procesos lingüísticos e identificación de dioses en los Andes centrales (1990), La familia lingüística uru-chipaya (1992), Lenguas del nororiente peruano: la hoya de Jaén en el siglo XVI (1993).

Luego de una lamentable pérdida de 600 páginas sobre la lengua muchik en el metro de París, trabaja nuevas fichas. Aparece así La fonología del idioma Mochica en los siglos XVI-XVII (l997). Pero esa pérdida lo había obligado a un cambio de timón y se doctora en la Sorbona con la tesis Le Puquina, la troisième langue général du Pérou , que permanece sin traducir.
Prestigioso profesor universitario, es autor del primer Mapa Lingüístico del Perú. Fue vicerrector de la UNMSM y un fervoroso defensor de los derechos del pueblo. Sufrió el oprobio y la saña del régimen del dictador y criminal Fujimori que lo alejó desde los años 90 del pueblo que tanto defendió y amó.

Sus últimos trabajos siguieron siendo de absoluta solvencia: Entre Roma y Lima. El Lexicón Quechua de fray Domingo de Santo Tomás, Madrid, 1997. El primer vocabulario de la lengua aymara de Ludovico Bertonio (1612), Valencia,1999. La lingüística al servicio de la (pre)historia de América. " Mi trabajo de campo ante un medio étnico y social diferente." Lengua “visión del mundo”. "Periodos de la expansión Quechua". Conflictos interétnicos que facilitaron la conquista...
Unió a sus múltiples talentos el arte de la solidaridad, de la que quedamos testigos, y el de la amistad: pronto saldría en México su texto sobre J. M. Arguedas, recordatorio de una relación tan íntima y fecunda.

Sin duda, Alfredo Torero pisó fuerte y bien en este mundo. Dondequiera que estén, han de estar ya conversando este par de zorros, en las nieves de qué Apu, a orillas de qué río interminable como nuestra memoria...

atuq az-zâlab VH

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