Oda a la flor del invierno



oooooooooooooooooooooooola flor, madre de la sonrisa
ooooo ooooooooooooopoooooooooo el Nigromante (1850)

Me pregunto:
¿dónde podré coger vistosas flores?
¿Las de alzada corola para el brillo
de la emplumada y majestuosa toca
del solo emperador,
oooooooooooooooooo de la amada?
Aquellas que atropellan sus colores
cuando es el mediodía,
para alegrar los ojos,
oooooooooooooooooo o esas otras
que suaves se deslizan por la sombra...

- He visto floraciones escondidas
en las secretas grutas de los bosques.
He visto ciertamente
la floración sagrada
de la oscura ladera
de vientos encontrados,
la del pecho oprimido...
He visto en la penumbra de la tarde
el saludo sutil de humildes briznas,
las que apagan discretas sus colores
para entrar en la sombra de los sueños...

- ¿Y aquellas que se abren al olvido,
las que sólo se encienden con ausencias?

- Esas están también entre las puras
flores de teoría y no en las sienes
fatigadas de aromas y de días ...
Las que guiñan al aire entre las frondas,
las que sueltan su pequeña amenaza
al abismo de la áspera montaña...

- ¿Y las que ahitas de beber la niebla
sueltan sólo el aroma de la ciénaga?
Hay un lirio feliz tallado en agua,
purísimo cristal
oooooooooooooointruso en tu pantano...
ooooooooooooooooo
(Se te hizo costumbre ir al jardín florido
del ínkil o la huerta...)
oooooooooooooooo
¿Y no aquellas silvestres que se humildan
para verte pasar sin ser notadas?
Ah, no!
Tú ves la Rosa, esa flor inmortal,
la de Platón, la rosa de Piería
o la del persa, la que vieron
Jayam, Martín Adán o Borges...
la que embellece
los eruditos tomos de poesía...

-¿Y aquella inmaterial, la que no ha sido,
la que prepara el día venidero,
la que hoy, 28 de agosto, 2011,
se cierra paulatina con la tarde,
o se abre clandestina hacia la noche...
la que prepara
su entornado capullo tras el huerto,
la que herida de ausencia en su ramada
urde con el olvido
su esbozo de otra flor?

-La flor del bosque
cargado de espesura
y aroma de resinas
¿no te basta ya entonces?
Aquella que discreta melifica
o aquella otra
que deslíe sin prisa su color?
¿La que se mece al aire de las selvas
y da su aroma en nieves,
oooooooooooooooooooopalidece
de ternura o amor desesperado
en los valles y lagos,
la flor de los rocíos: Sullaywayta?

-¿Y las palpitaciones
de pequeñas estrellas sobre el campo
sembrado de arrayán y de retamas?
oooooooooooooo
Tú quieres las del mal,
las de Baudelaire, la flor saxífraga
del florecido cactus,
o la flor del jazmín arrebatada,
la flor de loto
oooooooooooomeditada y oculta,
la flor de arena que aparece en el sueño,
aquella del pensar sobrio y brillante:
la flor de la amistad,
o el clavel andaluz mordido de lujuria,
las azucenas quechuas marchitadas,
el achankáray soltando su perfume,
el pisónay que aturde en los abismos,
la tierna flor de qantu que es emblema
o la oscura amankay que ya se oculta
bajo los mil abrojos del camino
redimiendo el tormento de la espina?

- ¿No recuerdas acaso
la del muro secreto, la que un día
cantaste con dolor:
"madreselva encendida
de una morena
torrecitas de nácar
de blanca almena...
ooooTorre de arena:
ooooazafrán derramado
oooosobre la pena"...?

¿La de la selva madre
que perfuma la noche de las almas
o la del día de amor, jazmín virtuoso
que se suelta en el aire,
o la rosa del pubis nacarada,
del secreto vergel, huerto sellado?

-No.
Busco aquella que alumbra en la mirada
hecha ligeros pétalos de lágrimas,
la que la amada
ooooooooooooohalla dulce en el huerto
cual una novia triste...
la que coge salvaje y la transforma
en una rosa mansa, blanca en copos,
roja de sangre,
o quizás gualda y toda de oros llena...
la que tiembla en el pecho con la música
y se quiere salir atropellada
a la boca de pétalos ansiosos,
a los ojos transidos de cristales
de miríadas de luces
en el cielo del alma...

-Ah... aquella colosal
que late bajo el mar y aflora lenta
disolviendo sus pétalos sangrantes
cada tarde en su nido de esmeraldas...

(La que sabe de tu alma inquieta, alzada,
la que tierna y voraz y descarnada,
muy a solas te sabe hecho de llanto,
y apagado de sombras y de nada...)


VH Velázquez Cabrera