2 de diciembre: FLORES PARA JOSÉ MARÍA




Me pregunto:

¿dónde podré coger vistosas flores?

¿Las de alzada corola para el brillo

de la emplumada y majestuosa toca

del solo emperador, o del amado?

Aquellas que atropellan sus colores

cuando es el mediodía,

para alegrar los ojos,

o esas otras

que suaves se deslizan por la sombra...


- He visto floraciones escondidas

en las secretas grutas de los bosques.

He visto ciertamente la floración sagrada

de la oscura ladera de vientos encontrados,

la del pecho oprimido...

He visto en la penumbra de la tarde

el saludo sutil de humildes briznas,

las que apagan discretas sus colores

para entrar en la sombra de los sueños...


- ¿Y aquellas que se abren al olvido,

las que sólo se encienden con ausencias?


- Esas están también

entre las puras flores de teoría

y no en las sienes

fatigadas de aromas y de días ...

Las que guiñan al aire entre las frondas,

las que sueltan su pequeña amenaza

al abismo de la áspera montaña...


- ¿Y las que ahitas de beber la niebla

sueltan sólo el aroma de la ciénaga?

Hay un lirio feliz tallado en agua,

purísimo cristal intruso en tu pantano...

(Se te hizo costumbre ir al jardín florido

del ínkil o la huerta...)

-¿Y no aquellas silvestres que se humildan

para verte pasar sin ser notadas?


Ah, no! Tú ves la Rosa,

esa flor inmortal,

la de Platón, la rosa de Piería o la del persa,

la que vieron Jayam, Martín Adán o Borges...

la que embellece los eruditos tomos de poesía...


-¿Y aquella inmaterial,

la que no ha sido,

la que prepara el día venidero,

la que hoy, 2 de diciembre, 2011,

se cierra paulatina con la tarde,

o se abre clandestina hacia la noche...

la que prepara

su entornado capullo tras el huerto,

la que herida de ausencia en su ramada

urde con el olvido su esbozo de otra flor?

La flor del bosque

cargado de espesura y aroma de resinas

¿no te basta ya entonces?

Aquella que discreta melifica

o aquella otra

que deslíe sin prisa su color?

¿La que se mece al aire de las selvas

y da su aroma en nieves, palidece

de ternura o amor desesperado

en los valles y lagos,

la flor de los rocíos: Sullaywayta?

¿Y las palpitaciones

de pequeñas estrellas sobre el campo

sembrado de arrayán y de retamas?

Tú quieres las del mal,

las de Baudelaire, la flor saxífraga

del florecido cactus,

o la flor del jazmín arrebatada,

la flor de loto meditada y oculta,

la flor de arena que aparece en el sueño,

aquella del pensar sobrio y brillante:

la flor de la amistad,

o el clavel andaluz mordido de lujuria,

las azucenas quechuas marchitadas,

el achankáray soltando su perfume,

el pisónay que aturde en los abismos,

la tierna flor de qantu que es emblema

o la oscura amankay que ya se oculta

bajo los mil abrojos del camino

redimiendo el tormento de la espina?

¿No recuerdas acaso

la del muro secreto,

la que un día cantaste con dolor:

"madreselva encendida

de una morena

torrecitas de nácar

de blanca almena...

Torre de arena:

azafrán derramado

sobre la pena"...?

¿La de la selva madre

que perfuma la noche de las almas

o la del día de amor, jazmín virtuoso

que se suelta en el aire,

o la rosa del pubis nacarada,

del secreto vergel, huerto sellado?


-No.

Busco aquella que alumbra en la mirada

hecha ligeros pétalos de lágrimas,

la que la amada halla dulce en el huerto

cual una novia triste...

la que coge salvaje y la transforma

en una rosa mansa,

blanca en copos,

roja de sangre, o quizás gualda

y toda de oros llena...
la que tiembla en el pecho con la música
y se quiere salir atropellada

a la boca de pétalos ansiosos,

a los ojos transidos de cristales

de miríadas de luces

en el cielo del alma...


-Ah... aquella colosal

que late bajo el mar y aflora lenta

disolviendo sus pétalos sangrantes

cada tarde en su nido de esmeraldas...


(La que sabe de tu alma inquieta, alzada,

la que tierna y voraz y descarnada,

muy a solas te sabe hecho de llanto,

y apagado de sombras y de nada...)


VH velazquez Cabrera

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