UN BELÉN DE PALABRAS

En Palestina -la real madre patria- se entra en el solsticio de invierno (equivalente exacto de nuestro Intiraymi del 24 de junio). Allí, hace 2015* años, una joven se supo encinta:


"Pero el joven rosado decía que yo soy la elegida, que entre todas las mujeres me han señalado a mí . . . Que me bendecirían, a mí y al fruto de mi vientre ... Está bien, haré lo que me corresponda, señor ... Por qué me llamó madre si soy virgen? Qué está sucediendo? Qué va a ser de mí a partir de esta visita? " (Mario Vargas Llosa, Elogio de la madrastra. 1996)


Desde entonces, en todos los tonos, se ha tejido un belén de palabras con este misterio.
Quiero dar -con este brevísimo texto- testimonio de esa delicada incertidumbre: devuelvo a la joven dorada a su patria -la Galilea palestina- y cito la hermosa anécdota -que fundó dos milenios- en palabras de un agnóstico -Vargas Llosa- y en las luces y sombras de un 'descreído' -Leonardo da Vinci, de 1474-.


Qué bien le hará a nuestra Palestina torturada, mutilada y crucificada del 2011 recordarle al mundo que aún se espera el milagro de la paz.

(Elijo la seguidilla gitana para cantarle, porque está a medio camino entre el Asia Menor y nosotros. También porque en su estribillo hay una extraña semejanza con el haiku japonés.)

Ocho seguiriyas navideñas
(hay una guitarra al fondo)



Anunciación
Será su risa fresca
y su mirada
tierna como es el alba
y avergonzada.

Su gesto fino
perfumará las horas
como hace el vino.

Nacimiento
El sol tiñe entre gasas
montes lejanos,
la luz de la mañana
abre las manos.

Hay una estrella
que brilla en el pesebre
para la bella.


Misión
Florecilla del campo
que sola vienes
y emprendes una senda
con lo que tienes.

(Esta mañana
tembló una cruz al aire
en su peana.)

Reproche
Seguiriya gitana
qué cosas dices.
No es bueno que tu canto
haga infelices.

Copla sin queja,
sé la humilde pastora
que da su oveja.

Contentamiento
Busca que tus palabras
den las noticias
que toda madre espera
cuando da albricias.

Di: "cosa es cierta
que he colgado una estrella
sobre mi puerta".


Azofras y alcabalas
(habla el recaudador)
I
Por saber si María
finge pobrezas
escalé por su huerto
entre cerezas:


brilló una perla
bordada entre diamantes...
cuando fui a verla...

II
Miré bien en lo oscuro
de su pesebre:
eran lágrimas garzas
por un orfebre…


la telaraña
rociada del aljófar
de la mañana.

III
Y el oro de su risa,
con dulce canto,
bordaba su camisa
hecha de llanto...

(Desde lo oscuro
una luz dibujaba
otro conjuro...)



VH

*1. Dionisio Exiguo tuvo un error de 4 años en la calendarización cristiana. 2. El solsticio de verano es ya este 21-24 de diciembre: entramos a la estación calurosa, con lluvias en la serranía y verdes paulatinos en cada colina y valle. No nos hacen falta las calorías del chocolate caliente, de las pasas de los panetones, los jamones golosos o pavos insaboros. El verano se recibe, ya sea en la costa desértica, la sierra de valles o la lujuriosa selva, con refrescos ( 'meaditos del niño': agua de piña, colación de tamarindo y chicha morada), golosinas de ligera digestión, y noches estrelladas como nunca...
No queremos ser colonos mentales en una Lima con el 'invierno torturante neoyorquino', -armiño y rojo- cantando tontos jingles en inglés y colocando pinos y abetos nórdicos 'nevados' con algodón y fibra de vidrio... ni con un Santa Claus de cartón y tontos muñecos de nieve con nariz de zanahoria deambulando por las calles de neón de una ciudad ya fantasma ... pero que no en Lima.

Un hermoso solsticio navideño con la voz de la negra linda:






!Feliz (sí? sin paz?) Natividad, Belén de Palestina, desde Lima...
Que no demore la justicia de tu causa!

12 de diciembre: GUADALUPE del Tepeyac

A. La Guadalupe es la madre mexicana por antonomasia.
Unificó a nuestros hermanos mexicas como no pudo hacerlo Rosa de Lima en nuestro Perú, feudalizado entre el norteño Señor de los Cautivos, la 'pantorrilluda' virgen de la Puerta, la oriental y 'shefleca' cruz de Bagazán, el huanca Señor de Muruhuay, el sur-chiquense Señor de Luren, la arequipeña y 'nevada' virgen de Chapi, el cuzqueño Taytacha Temblores, la meseteña Mamacha Cocharcas o la lacustre Candelaria (mamacha Candicha), etc. Ni siquiera falta la beata distraida que le prende velas al 'Señor de Sipán'...

Ya ese sólo portento -el de unificar 'hueros, chules, poblanos y pachucos'- la Guadalupe es querible de toda querencia. Pero es cierto que los que tienen

'la fe del carbonero,
que no ha visto pero cree

al bodeguero'

...se traen cada fumada!!... que el grandísimo Cipriani y su esbirro el rafaelísimo Rey & Rey se revuelcan de gusto como cerdos en La Molina...

B. Hay un famoso informe de "científicos" de la NASA de los EU alcahueteado por un odontólogo peruano, residente en México, en el que:
1. Se habla de 'estudios oftalmológicos' del manto de fibra de maguey en que está pintada la Guadalupe. Al no decir quién hace los estudios, debemos suponer que la NASA tiene a Barraquer o a Quiroz entre sus estupendos 'estudiosos'.
Entonces pregunto:
¿Se le puede examinar el 'fondo de ojo' a una pintura (o fotografía, o dibujo)? ¿Se le puede ver el 'ángulo de córnea' (y quizás un posible glaucoma) a una 'figura plana'?

Dice este 'informe científico' que promueven los tartufos:
"hay movimiento retiniano, hay reacción ante la luz..." ¿Sí? ¿Tienen filmaciones o grabaciones?

2. Se dice que la temperatura de esa tilpa de fibra de maguey es de 36.6º C (como la humana)... ¿Sabemos que la vitrina en que está enclaustrada tiene temperatura controlada por reóstatos, como cualquier museo que se respete (aquí, el museo Amano, con telas Paracas)?

3. Un 'médico imparcial' grabó los 115 latidos/min. de un feto en la zona ventral de la Guadalupe... ¿Ah, sí?

4. Se dice que 'no hay pintura en la tela'... ¿Cómo lo saben si 'no se tomaron muestras de los pigmentos'? Para hacerlo tendrían que haber retirado el vidrio frontal, y el arzobispado de México no se lo permitió a ninguna 'misión científica'. Se dice que 'los 'colores' encontrados (¿no que no?) no pertenecen a "ninguno de los elementos químicos conocidos"... Ahhh... de los 92 elementos naturales de la tabla periódica de Mendeleiev ... ¿ninguno? Y de los 30 elementos transuránicos (sintéticos lantánidos, de transición)...¿tampoco? Entonces, ¿que Nº atómico tienen esos nuevos elementos? ¿A cuántos K-jules/mol ionizan?

5. Que 'los rayos LASER 'laterales' detectan que los colores 'flotan' a 0,3 mm del tejido... Si no se retiró el vidrio frontal... ¿habrán escuchado estos 'científicos de la NASA' de la difracción de la luz al cambiar de densidad (Newton, fines del s. XVIII)? ¿Nunca vieron una cucharilla 'rota' o 'suspendida' en el agua de un vaso?

6. Que 'el original dura ya cinco siglos'... ¿Y no qué de la temperatura controlada de la vitrina es -precisamente- para durar? ¿Dónde está el milagro?

7. Que 'resistió el ácido muriático en 1791'... ¿Qué idiota chupavelas (si no, no hubiera tenido acceso a la pintura) querría 'accidentar' así el ángulo superior de una tela 'de iglesia' vertical, con un mero 'limpiador de baño'?

8. Que las estrellas 'son el cielo mexicano de ese entonces' ... ¿Cuál 'entonces'? ¿el del s. XVI del 'indio Juan Diego' o el del XVII en que fueron añadidos los detalles de rayos, estrellas, angelitos y medialuna?

9. Que "se ve en el iris de la virgen el reflejo del iris del obispo Zumárraga... en el que se ve el perfil del indio Juan Diego"... Ah, sí? ¿Han leido los 'científicos naseños' los apuntes de Leonardo recomendando 'ver' en toda mancha de humedad, en toda nube, figuras de leones, caballos y castillos, para disparar la imaginación pictórica? ¿Saben que eso inspiró el suizo Rorschach para hacer el baremo de sus 10 láminas proyectivas de la persona¡lidad?

C. En cuanto a la etimología de 'Guadalupe':
¿Saben los naseños que la virgen tallada del río Guadalupe, en Cáceres, (Extremadura, España) data ya del año 1326? ¿Que Colón llamó Guadalupe a las Antillas francesas ya en 1493? ¿Que el río Guadalupe de Extremadura se llama así porque en arábigoespañol significa 'río de lajas' (piedras laminares en forma de galleta), es decir 'wad-al-ub'?
¿Que la falsa etimología náhuatl 'coatl-apeuh', es decir 'aplastar-la-serpiente (coatl) es forzada y no explica la metátesis de 'a-peu'?
¿Que para los aztecas, el lugar en que se 'presentó' la virgen es el santuario Tepeyac ('coyotal') y estaba previamente consagrado a Tonantzin Cihuacóatl (forma náhuatl para 'nuestra madre-mujer-serpiente') que sincretizó con la 'madre cristiana'?

D. ¿No nos recuerda este 'informe' 'vírgenes que lloran' de la época de los psicosociales 'cortinas de humo' de Montesinos?
¿Sabemos que el 'investigador científico' de los 'ojos' de la Guadalupe es un 'odontólogo' peruano devotísimo del Opus Dei fascista?
¿No es verdad que les conviene a los grupos de poder dominarnos con 'pruebas de fe' que nos distraigan de la vida cotidiana de 'tejas abajo'?

E. ¿por qué es la NASA yanqui la que envía sus 'científicos' en vez de la UNAMéxico, que tiene un excelente departamento de Bioquímica?
¿Por qué la NASA no ha envíado un equipo para descubrir 'cómo se hacen los tacos o los tequeños'?

Víctor Hugo Velázquez Cabrera

9 de diciembre: Batalla continental de Ayacucho



Batalla continental final en la pampa de la Quinua y expulsión de los 'godos' de toda la América. La decisoria acción se dio en el más profundo interior de los Andes, en el centro del mismísimo y antiguo imperio Wari (Viñaque) del siglo X dC. En estos quinuales quedó la sangre de patriotas peruanos indios del norte comandados por una estado mayor criollo continental y también la triste sangre de los indios peruanos del sur, 'secuestrados' por un estado mayor parásito de realistas borbónicos. Pero la victoria fue celebrada en Lima .. y sólo en Lima quedaron sus frutos. Nada cambió en el Perú profundo. Luego, ido Bolívar, cada 'gallo de corral' (los denominados 'ayacuchos'), prefirió pensar en pequeño y 'acomodó' a su gusto su propio muladar. Seguimos siendo 'los Estados Unidos del Sur'.

(Capitulación de Ayacucho, óleo de Miguel Hernández. huancavelicano)

6 de diciembre: san Nicolás de Myra

"La fecha de esta carta que estrujo es muy remota-

apenas si la evoca la luz de una canción-

y la ciudad de que habla se reclina mas allá de los mapas...

Mi amigo sin embargo está cercano

y podría tocarlo si pudiera tocar mi corazón".


Juan Gonzalo Rose


a Benjamín y a Carli
Aparecí en el universo la víspera de san Nicolás de Myra (Bizancio, 280-345), un 6 de diciembre. Aparecí, digo, porque mis amigos más despistados creen que salí del hermoso vientre de mi madre, y eso fue en setiembre (con María de Palestina, Sofía de Nápoles o san Miguel de Cervantes -asu!!!). En fin, como los taoistas, creo que uno comienza a existir el día de su concepción.
Pues yo fui concebido -entre castas caricias de consuelo mojadas de llanto por la muerte de mi abuelo- la víspera de Nicolás Pataka, el griego de Anatolia.
Entre los tristes santos catolicones del aburrido santoral, este del 6 de diciembre se me adelanta y me convence de pronto por su jovialidad, por su amor a los niños, a los enamorados, a los navegantes extraviados. Quizás por eso se ha confundido su día -en pleno adviento navideño- con el mismísimo 'espíritu de la navidad' (el père Noël francés: papá Navidad).

Antes, había pasado su nombre por transformaciones más o menos antojadizas: el Saint Nicolas francés, el Sinter Nikolaus holandés, terminaron en el familiar Santa Klaus neoyorquino, (cuando esta ciudad aún era holandesa y se llamaba Neue Amsterdam)...
De su antipática versión yanqui me alejé durante toda mi iconclasta juventud. Ahora, en la tercera edad, 'con el cabello gris me acerco' con sincera simpatía a este anciano alegre y serio a la vez, pero sin esa barriga que la Coca-cola le chantó -después de una encuesta entre los niños neoyorquinos- ordenando al dibujante Thomas Nash (1881) su promoción navideña con un "abuelo bonachón, que empina el codo -de ahí la nariz roja- y que para siempre con frío".
En las versiones coloreadas de esta estampa nashiana, los calzones de Nicolás eran verdes y la casaca amarilla... Fue sólo en 1902 que la misma Coca-cola le cambió la vestimenta a sus ya ultraclásicos colores promocionales: rojo y blanco.

Ahora, con la barba parecida a la del 'viejito pascuero' (su nombre en Chile y en la sierra argentina), me le acerco, ya convencido de que tanto él como yo hemos sido rebasados por la historia y tergiversados por los varios testimonios de nuestros 'biógrafos': detentamos cuanto infundio, -ya sean alabanzas, ya sean calumnias- se le ocurre a los que no saben vivir vida propia y sí andan 'cuidando' la ajena: curas, moralistas, eruditones, pacatos de atrio, tartufos vela verde, gays resentidos, mujeres postergadas...y también 'amigos' que yo me sé...

Desde mi apatía e incuria navideñas, no voy a negar mi cariño por este anciano greco-turco, 'cayado de oro, barba florida y canas de plata bajo la mitra' que sólo en él deja de ser estúpida' (ahí te hablan Cipriani), y que cada año siento más como mi hermano mayor o, mejor aún, como mi padre (que desde este mismo instante ya no está preso ni torturado por sus ideas, y habita comarcas a orillas de algún desconocido río), sereno como siempre, generoso por demás, y dispuesto a abrir la puerta al humilde, al perseguido, al triste, al solo... Pronto a salir del fondo de la casa con un colchón al hombro, tirarlo en media sala y, con sonrisa dulce, decirme en voz muy queda: "que se acueste ya tu amigo. Mañana siguen conversando: es tarde"... sin que ni la visita de alta noche ni yo sepamos cómo cuernos escuchó desde su recámara las cuitas del expulsado o del triste.

Yo, que odio, como el Abenezer Scrooge de Dickens, la navidad -por postiza, hipócrita, miope y egoista- no puedo ser ingrato a 'mi santo' y muchísimo menos a mi padre (mi personal Hagios Nicholás) y siento que mis puertas deben abrirse más que nunca al aire nuevo, al afecto, a la inocencia del que sufre, del desposeido, de los niños sin risa...
No tendría otra excusa para seguir odiando con tanta fuerza al poderoso, engreído, indolente, pagado de su suerte 'prelado del Perú... mientras intercambia regalos y zalemas con su pandilla tras el poder de la doble K. Perdón por el exabrupto.

Víctor Hugo Velázquez Cabrera


PS. Amable burla de Alfredo D'Arrigo, de Bellas Artes, sabiendo que detesto el alcohol, los colores yanquis de la coca-cola... y la navidad, igual que el Scrooge de Dickens...

2 de diciembre: FLORES PARA JOSÉ MARÍA




Me pregunto:

¿dónde podré coger vistosas flores?

¿Las de alzada corola para el brillo

de la emplumada y majestuosa toca

del solo emperador, o del amado?

Aquellas que atropellan sus colores

cuando es el mediodía,

para alegrar los ojos,

o esas otras

que suaves se deslizan por la sombra...


- He visto floraciones escondidas

en las secretas grutas de los bosques.

He visto ciertamente la floración sagrada

de la oscura ladera de vientos encontrados,

la del pecho oprimido...

He visto en la penumbra de la tarde

el saludo sutil de humildes briznas,

las que apagan discretas sus colores

para entrar en la sombra de los sueños...


- ¿Y aquellas que se abren al olvido,

las que sólo se encienden con ausencias?


- Esas están también

entre las puras flores de teoría

y no en las sienes

fatigadas de aromas y de días ...

Las que guiñan al aire entre las frondas,

las que sueltan su pequeña amenaza

al abismo de la áspera montaña...


- ¿Y las que ahitas de beber la niebla

sueltan sólo el aroma de la ciénaga?

Hay un lirio feliz tallado en agua,

purísimo cristal intruso en tu pantano...

(Se te hizo costumbre ir al jardín florido

del ínkil o la huerta...)

-¿Y no aquellas silvestres que se humildan

para verte pasar sin ser notadas?


Ah, no! Tú ves la Rosa,

esa flor inmortal,

la de Platón, la rosa de Piería o la del persa,

la que vieron Jayam, Martín Adán o Borges...

la que embellece los eruditos tomos de poesía...


-¿Y aquella inmaterial,

la que no ha sido,

la que prepara el día venidero,

la que hoy, 2 de diciembre, 2011,

se cierra paulatina con la tarde,

o se abre clandestina hacia la noche...

la que prepara

su entornado capullo tras el huerto,

la que herida de ausencia en su ramada

urde con el olvido su esbozo de otra flor?

La flor del bosque

cargado de espesura y aroma de resinas

¿no te basta ya entonces?

Aquella que discreta melifica

o aquella otra

que deslíe sin prisa su color?

¿La que se mece al aire de las selvas

y da su aroma en nieves, palidece

de ternura o amor desesperado

en los valles y lagos,

la flor de los rocíos: Sullaywayta?

¿Y las palpitaciones

de pequeñas estrellas sobre el campo

sembrado de arrayán y de retamas?

Tú quieres las del mal,

las de Baudelaire, la flor saxífraga

del florecido cactus,

o la flor del jazmín arrebatada,

la flor de loto meditada y oculta,

la flor de arena que aparece en el sueño,

aquella del pensar sobrio y brillante:

la flor de la amistad,

o el clavel andaluz mordido de lujuria,

las azucenas quechuas marchitadas,

el achankáray soltando su perfume,

el pisónay que aturde en los abismos,

la tierna flor de qantu que es emblema

o la oscura amankay que ya se oculta

bajo los mil abrojos del camino

redimiendo el tormento de la espina?

¿No recuerdas acaso

la del muro secreto,

la que un día cantaste con dolor:

"madreselva encendida

de una morena

torrecitas de nácar

de blanca almena...

Torre de arena:

azafrán derramado

sobre la pena"...?

¿La de la selva madre

que perfuma la noche de las almas

o la del día de amor, jazmín virtuoso

que se suelta en el aire,

o la rosa del pubis nacarada,

del secreto vergel, huerto sellado?


-No.

Busco aquella que alumbra en la mirada

hecha ligeros pétalos de lágrimas,

la que la amada halla dulce en el huerto

cual una novia triste...

la que coge salvaje y la transforma

en una rosa mansa,

blanca en copos,

roja de sangre, o quizás gualda

y toda de oros llena...
la que tiembla en el pecho con la música
y se quiere salir atropellada

a la boca de pétalos ansiosos,

a los ojos transidos de cristales

de miríadas de luces

en el cielo del alma...


-Ah... aquella colosal

que late bajo el mar y aflora lenta

disolviendo sus pétalos sangrantes

cada tarde en su nido de esmeraldas...


(La que sabe de tu alma inquieta, alzada,

la que tierna y voraz y descarnada,

muy a solas te sabe hecho de llanto,

y apagado de sombras y de nada...)


VH velazquez Cabrera

6 de diciembre: San Nicolás de Myra

"La fecha de esta carta
que estrujo es muy remota-
apenas si la evoca
la luz de una canción-
y la ciudad de que habla
se reclina mas allá de los mapas...
Mi amigo sin embargo está cercano
y podría tocarlo
si pudiera tocar mi corazón".
Juan Gonzalo Rose

a Benjamín y a Carli


Aparecí en el universo la víspera de san Nicolás de Myra (Bizancio, 280-345), un 6 de diciembre. Aparecí, digo, porque mis amigos más despistados creen que salí del hermoso vientre de mi madre, y eso fue en setiembre (misma María de Palestina, Sofía de Nápoles o san Miguel de Cervantes -asu!!!). En fin, como los taoistas, creo que uno comienza a existir el día de su concepción.
Pues yo fui concebido -entre castas caricias de consuelo mojadas de llanto por la muerte de mi abuelo- la víspera de Nicolás Pataka, el griego de Anatolia.


Entre los tristes santos catolicones del aburrido santoral, este del 6 de diciembre se adelanta y me convence de pronto por su jovialidad, por su amor a los niños, a los enamorados, a los navegantes extraviados. Quizás por eso se ha confundido su día -en pleno adviento navideño- con el mismísimo 'espíritu de la navidad' (el père Noël francés: papá Navidad).
Antes, había pasado su nombre por transformaciones más o menos antojadizas: el Saint Nicolas francés, el Sinter Nikolaus holandés, terminaron en el familiar Santa Klaus neoyorquino, (cuando esta ciudad aún era holandesa y se llamaba Neue Amsterdam)...




De su antipática versión yanqui me alejé durante toda mi iconclasta juventud. Ahora, en la tercera edad, 'con el cabello gris me acerco' con sincera simpatía a este anciano alegre y serio a la vez, pero sin esa barriga que la Coca-cola le chantó -después de una encuesta entre los niños neoyorquinos- ordenando al dibujante Thomas Nash (1881) su promoción navideña con un "abuelo bonachón, que empina el codo -de ahí la nariz roja- y que para siempre con frío".


En las versiones coloreadas de esta estampa nashiana, los calzones de Nicolás eran verdes y la casaca amarilla... Fue sólo en 1902 que la misma Coca-cola le cambió la vestimenta a sus ya ultraclásicos colores promocionales: rojo y blanco.


Ahora, con la barba parecida a la del 'viejito pascuero' (su nombre en Chile y en la sierra argentina), me le acerco, ya convencido de que tanto él como yo hemos sido rebasados por la historia, tergiversados por los varios testimonios de nuestros 'biógrafos': detentamos cuanto infundio, -sean alabanzas o calumnias- se le ocurre a los que no saben vivir vida propia y sí andan 'cuidando' la ajena: curas, moralistas, eruditones, pacatos de atrio, tartufos vela verde, gays resentidos, mujeres postergadas...y también 'amigos' que yo me sé...


Desde mi apatía e incuria navideñas, no voy a negar mi cariño por este anciano greco-turco, cayado de oro, barba florida y canas de plata bajo la mitra que sólo en él deja de ser estúpida' (ahí te hablan Cipriani), y que cada año siento más como mi hermano mayor o, mejor aún, como mi padre (que en este instante ya no está preso ni torturado por sus ideas, y habita comarcas a orillas de algún desconocido río), sereno como siempre, generoso por demás, y dispuesto a abrir la puerta al humilde, al perseguido, al triste, al solo... Pronto a salir del fondo de la casa con un colchón al hombro, tirarlo en media sala y, con sonrisa dulce, decirme en voz muy queda: 'que se acueste ya tu amigo. Mañana siguen conversando: es tarde"... sin que ni la visita de alta noche ni yo sepamos cómo cuernos escuchó desde su recámara las cuitas del expulsado o del triste.


Yo, que odio, como el Abenezer Scrooge de Dickens, la navidad -por postiza, hipócrita, miope y egoista- no puedo hoy ser ingrato a 'mi santo' y muchísimo menos a mi padre (mi personal Hagios Nicholás) y siento que mis puertas deben abrirse más que nunca al aire nuevo, al afecto, a la inocencia del que sufre, del desposeido, de los niños sin risa...


No tendría otra excusa para seguir odiando con tanta fuerza al poderoso, engreído, indolente, pagado de su suerte Cipriani... mientras intercambia regalos y salemas con su pandilla tras el poder de la doble K. Perdón por el exabrupto.

Víctor Hugo Velázquez Cabrera
PS.
Amable burla de Alfredo D'Arrigo, de Bellas Artes, sabiendo que detesto el alcohol, los colores yanquis de la coca-cola... y la navidad, igual que el Scrooge de Dickens...

22 de noviembre: Santa CECILIA de los músicos

Hartmann Schedel, 1493

a Cecilia Granadino y su voz cantarina
Fue una noble romana (c. 200 dC.) cuyo nombre significa en latín 'cegadora' (quizás por su belleza). Casó con un importamte miembro de la familia Metellus (que hasta papa tuvo).
Como eran tiempos de cambios de camiseta religioso-política, ella le juró al Metellus novio que sólo sería suya si se convertía a la fe de Cristo. La sección 'pagana' (como Althaus o El Comercio) de la familia contrayente, la llevó a 'seguridad del estado', donde se dispusieron a hacerla abjurar de la fe cristiana. Doña Cecilia se cerró en sus trece y 'no quiero, no quiero...aunque me arranquen el cuero...'

Entonces el prefecto sobón, algo así como el Rafael Rey del senador Metellus, ordenó que le corten el cuello: qué tan malo sería el acero ('made in China') que -dicen las Acta martyrologium hieronymianum- 'sólo sangró un poco por la herida y se puso a cantar durante tres días'. Cronista hay que asegura haberla visto cantando y bailando 'No morirá' -del grupo DLG- con el mejor saoco: http://www.youtube.com/watch?v=Y3TU8ny6d8o

Pues para cambiar ese 'milagro', fue condenada a ser ahogada en la tina de su palacio -como a las palomas de semana santa 'para no derramar su sangre inocente'- y, entre gluglús y gluglúes, expiró y entregó el equipo -siempre cantando-, no sin sacarle cachita al tío y a la tía Metellus que tanta inquina le tenían por 'morenita'.
Ya los decires de que murió 'tocando el órgano' -lo cual me parece un insulto tremendo a tan casta virgen- son un invento del despistado copista de cuyos textos hizo uso Geoffrey Chaucer, genial inglés que escribió en perfecto francés de Londres sus Cuentos de Canterbury:
And whyl the organs maden melodye / To God alone in herte thus sang she
(Y mientras los órganos hacían melodías / a Dios solo en el corazón así cantó ella ...)
y transcribió (¿no les digo que despistado?) 'intrumentos de tortura' (candentibus organis) por instrumentos 'cantantes'-musicantes- (canentibus organis) y entonces, la antífona ya citada acabó diciendo:
Venit dies in quo thalamus collocatus est, et, cantantibus organis, illa in corde suo soli Domino decantabat: Fiat Domine cor meum et corpus meus inmaculatum et non confunda...
'Vino el día en que se colocó la tarima -thalamus collocatus est-(de tortura, y no 'en que el matrimonio se celebró') y 'durante los instrumentos candentes', ella en su corazón a su único Señor cantaba -candentibus organis... illa decantabat-: Haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados y sin confusión (alguna).' No era, pues, su banquete nupcial, sino más bien el momento del martirio.

Pero ya la palabra latina organum comenzaba a usarse para designar el recién inventado ‘órgano’ -que no existía cuando la Ceci- y cundió la especie: "ella cantaba y se acompañaba con el órgano" y, a partir del gótico siglo XV (mucho después del siglo de nuestro Chaucer) se empezó a pintar a la santa con un organillo portátil o con clavicémbalos.
Rafael Sanzio, 1570
Otros, como el papa Gregorio XIII (una sota vestida de sotana) la barajaron -tan concientes estaban de la brutalidad del 'mal latín' llegado a Geoffrey Chaucer- diciendo que 'entró en las nubes tocando el laúd' (del árabe al-awd, 'tortuga' -por la forma- y que tampoco se usaba por esos días): el laudes (acento en la a) latino significa loa, alabanza.
Y de hecho, Ceci dio el último gorgorito alabando... ya no sé si al Señor o al Metellus, porque con ese apellido no hay que estarse sin sospechas... Pues ya tenemos que la Chechi murió cantando, con voz propia, a capella y boca chiusa...

Para colmo, al alemán-inglés George Frederic Händel, que hizo la preciosa Wasser Musik y el Mesiah (con el aleluya casi-casi happy birthday para el rey George) se le ocurrió sobonear al papa -que le entraba al silbidito y a las rancheras del tipo Pero sigo siendo el rey (Alan Otto Kunz García todavía no la patentaba)-, y dio en componer, en 1736 (cuatro años antes del Mesíah), una Ode for Saint Cecilia's day tan bonita, que Henry Purcell, que había ya compuesto su Laudate Ceciliam en 1683, se desconoció y dio en demandarlo desde el infierno (sin mayor ayuda de la SAYCOPE, para variar) por el 'copy right'.
De remate, en este siglo pasado, el brutten oñoñoy de Benjamin Britten lo retomó, comentándolo en Fa menor, en su Anthem for St. Cecilia Virgin -lo cual no le constaba- y ahí fue la de 'toma, mientras' y agárrame el floripondio, porque se volvió, sobre el pucho y por pontifical cédula romana, la santa patrona de nosotros los músicos, los ciegos (doble patrona de Joaquín Rodrigo y de José Feliciano, amén de los del gremio de la latita)... y también de los torturados -que somos pocos pero somos-...

(Advertencia: Los músicos de profesión /no lean este colofón, /sólo toquen saxofón)

Colofón
Explicación irreverente del mito:
cerca de la iglesia Santa Cecilia, en el Trastévere romano, se encuentran las ruinas del templo de la Bona Dea Restituta (ojo con el adjetivo). Esta ‘buena diosa de la restitución' -de la salud, entiéndase- era la diosa romana que curaba la ceguera. La palabra latina para 'ceguera' es cæcitas, muy cercana a cæcilia).

Bibliografía al paso:
* Heinrich von Kleist, Die heilige Cäcilie oder die Gewalt der Musik (Santa Cecilia o la fuerza de la música)
* Anales del Colegium Musicum (donde estudió la preciosa bataclana Cecilia Combe).
VH 22 de noviembre 2011



26 de octubre: Homenaje a Wáshington Delgado

Omar y los astros
in memoriam

Supondré que el amor aún no existía.
La Singularidad aún no era el día,
ni la noche, ni esferas, ni destellos
de los ojos del cielo: epifanía...

Esto supo Jayyam, el que añoraba
comprender este mundo que giraba
en sueltos torbellinos, y a uno de ellos
le llamó amor, para sentir que amaba.

Vértigo irracional, el torbellino
entorpeció su vuelo en piedra inerte.
Omar cantó ese amor, y odió el destino
de saber que avanzaba hacia la muerte.

Esa congoja tuvo, y en el vino
quiso apagar lo amargo de su suerte,
y en los astros visibles, adivino,
leía ese dolor que el verso vierte.

Sintió su vida trunca, sin sentido,
falaz su verba, inútil su carrera
mellada por la tarde, y vuelta nido
del cuervo la mansión que construyera:

Dejó, como señal de lo que ha sido
piedra de amor, la arena del olvido...

Piedra de amor:
arena del olvido...
eso fue todo.

Nada más supo.
De su canto de amor
hizo una jarra
para verter, sin fin,
esa cosmogonía:

Una sombra, la torre
de los jazmines,
ese viejo color,
la mar, delfines…
y en los confines,
la piedra del dolor,
los serafines...

Cosmogonía: la alfombra de arrayán,
la agonía en la sombra: Omar Jayyam.

hasán az-zâlab VH

CENTENARIO de José María Arguedas,

Huérfano de madre, fue criado por los sirvientes indios y, según su propio testimonio, aprendió quechua antes que español. Fue traductor y recopilador de mitos, leyendas y canciones quechuas, y se dedicó a la antropología convencido del valor de la música y la poesía de un pueblo del que se sentía parte. Fue mucho más que un indigenista: su obra literaria se empeñó en trasladar a las formas modernas de la narración y al lenguaje castellano -sin desvirtuarla- una visión del mundo "otra", dando cuenta de las contradicciones de la sociedad y la cultura peruanas. En ese esfuerzo se jugó su vida. Desgarrado entre dos mundos antagónicos, aquejado de una depresión que se le hizo crónica, se suicidó de un balazo en 1969.

Lo recorremos en sus libros mayores; sus cartas a Ángel Rama, estudioso de su obra y amigo personal; su legendaria polémica con Julio Cortázar que enfrentó dos formas de entender la literatura, además de los testimonios personales de su editor argentino y su psiquiatra uruguayo.

Oscar Brando

"La muerte en Perú patria es extranjero…
La vida también es extranjero".
El zorro de arriba y el zorro de abajo


TIEMPO ATRÁS una biografía de Cortázar consideró que su nacimiento en Bélgica no había sido resultado de una estadía accidental de sus padres. Esta investigación desmentía algunos lugares comunes repetidos sobre el trabajo del padre de Cortázar y afirmaba que había ido a Europa a instalarse en forma definitiva y que un fracaso en ese empeño lo había obligado a regresar a Argentina. Otro caso singular fue el descubrimiento, hace años, de que Alejo Carpentier, contra lo que afirmó toda su vida, no había nacido en La Habana sino en Suiza.

Pueden ser dos detalles sin interés. Del primero parecería que no hay nada que decir; del segundo uno puede preguntarse por qué el ocultamiento. Al mismo tiempo si se entiende que los dos escritores tuvieron con Europa una relación particular (pero también la tuvieron Andrés Bello, García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes o Roberto Bolaño) es lícito, para ciertos enfoques psicocríticos, detenerse en el detalle. Porque de acuerdo a estos ni Cortázar, sobre todo, ni Carpentier, se habrían alejado viajando a Europa, sino que ese viaje habría sido el regreso a un origen que, por motivos sumergidos, habría sido denegado. Como se sabe Freud definía muy bien la denegación a partir de un hipotético ejemplo de terapia: cuando un paciente cuenta un sueño y dice "esa no era mi madre", es porque es la madre.

UNA HIPóTESIS. Puede encontrarse en Internet el seguimiento de una afirmación que hiciera Luis Valcárcel en sus Memorias: "José María Arguedas era hijo natural de un abogado de vida irregular". Un investigador solitario, Walter Saavedra, director de la publicación Tutaykiri, desde hace tiempo se propuso seguir la pista abierta por Valcárcel y la indagación iniciada en los ochenta por el profesor Blandy Gutiérrez Palomino. Las pistas de Gutiérrez conducían a Huanipaca, distrito de la provincia de Abancay en el departamento de Apurímac, y hasta una india de nombre Juanita Tejada, sirviente en la hacienda Karkeki, propiedad de don Manuel María Guillén, casado con la hermana del padre de Arguedas. Según esta historia mal documentada, Víctor Manuel Arguedas habría pasado la Semana Santa de 1910 por la hacienda de su cuñado y seducido a la joven Juanita que debía tener 14 años. La muchacha habría dado a luz hacia fin de año un hijo que, a las pocas semanas, fue entregado por los franciscanos a su padre. Si así ocurrió, José María fue llevado con su padre y con Victoria Altamirano Navarro a Andahuaylas donde figura haber nacido el 18 de enero de 1911 y bautizado el 25 de febrero. Vivió con Victoria hasta la muerte prematura de ésta en abril de 1914. A partir de allí, y hasta el segundo matrimonio de su padre en 1917, el lugar de residencia de José María es impreciso, aunque se afirma que vivió en la casa de su abuela en Andahuaylas. Pero atrevidas especulaciones de Saavedra, luego de una investigación de campo que hiciera en 2004 en Huanipaca, insinúan que el pequeño podría haber vuelto a la hacienda Karkeki con su madre, luego de la muerte de Victoria Altamirano.

Hemos calificado la investigación como aislada y mal documentada. Es muy poco probable que José María haya estado entre los 3 y los 6 años viviendo con su madre Juanita y que ningún recuerdo le haya quedado de esa convivencia. La idea de que Arguedas negara su origen iría a contrapelo de todos sus pronunciamientos acerca de su proximidad a la cultura quechua y de la necesidad terapéutica que se impuso a partir de 1960 de hacer explícitas sus complicaciones de carácter emocional. "Yo no me acuerdo de mi mamá. Es una de las causas de las perturbaciones emocionales y psíquicas", le dijo a Sara Castro-Klarén en las entrevistas que le concedió en 1966 y 1967. En el caso de ser cierta la maternidad de Juanita Tejada, este velo indica que o bien José María no volvió nunca a verla o si la volvió a ver lo hizo sin saber que era su madre. No se recorta con claridad entre las numerosas figuras maternas que irrumpen en la obra de Arguedas ni aparece en los recuerdos que desgranó a partir del Primer Encuentro de Narradores Peruanos en Arequipa en 1965, en los registros autobiográficos que se acentuaron en el último volumen de cuentos Amormundo o en el diario que introdujo en la novela El zorro de arriba y el zorro de abajo. Entre las endebles pruebas que exhibe el creador de la tesis Arguedas-hijo-natural están las menciones a Huanipaca en la obra de Arguedas, una escena de violación que se produce en el cuento inédito en vida del escritor, "Mar de harina", publicado en Marcha en 1966 como preparación de la última novela, y parecidos físicos o declaraciones imprecisas de gente del lugar.

Hay algo descabellado en la tesis, si con ella se desea mostrar que la insistente afirmación de Arguedas de pertenecer al mundo indio tuvo una razón de origen, un componente atávico que Arguedas desconoció pero que actuaba sobre él. Algo que se ve habitualmente en el melodrama (el teleteatro es solo una exageración reciente de esto) es que el personaje realiza acciones inexplicables conducido por causas que desconoce. El atractivo que Arguedas sentía por el mundo indígena y que lo llevó incluso a falsear la prioridad de sus lenguas (no es demostrable que manejara en su niñez mejor el quechua que el español como él afirmó rotundamente, y es más bien seguro que su lengua principal fuera el castellano) no necesita la leyenda del niño expósito. Alcanza con la forma en la que fabuló su orfandad (wakcha), su vivir errabundo, su "forasterismo", la representación de un mundo unanimista que lo resguardaba en el contacto con la naturaleza, la violencia generada por una sociedad marcada por un profundo desprecio al indio y, en este sentido, una condición emocional personalísima que lo ponía siempre en el lugar sufriente.

La lengua materna. El desarrollo de la obra de Arguedas puede verse como una revelación o anagnórisis (descubrimiento), pero no sólo de esa identidad escondida, no reconocida. Apuntó hacia otro objetivo que lo trascendía, sin dejar la búsqueda original. Buscó una lengua que pudiera expresar el plus de sentido que, según él creía, se les seguía escapando a las literaturas indigenistas. A partir de esa convicción Arguedas comenzó a especular con la posibilidad de una lengua literaria, no mimética (rechazaba, en sus comienzos, la imitación del español que hablaban los serranos cuando bajaban a la costa) que encontrara, en una reformulación del castellano, algo próximo a la cosmovisión quechua. Esa, podríamos decir, fue la imagen de madre que persiguió Arguedas a partir de la invención de una "lengua materna".

Desde los primeros intentos fallidos de principios de la década del ´30, Arguedas fue avanzando en una teoría de la lengua quechua, que desarrolló hacia 1950 y que culminó en la novela Los ríos profundos (1958) publicada luego de años de trabajo. En esta novela, desde el primer capítulo, Arguedas no solo se presenta como traductor del quechua sino como inventor de formas pasibles de expresar la crispadísima subjetividad de su personaje. Ernesto, el protagonista adolescente, recuerda, al tocar las piedras del Cuzco las canciones quechuas que refieren al "yawar mayu", el río de sangre. Pero como él siente las piedras moverse bajo sus manos piensa si no se podría decir "yawar rumi", piedra de sangre, o "puk-tik yawar rumi", piedra de sangre hirviente. Arguedas creyó hallar aquí el mejor modelo de síntesis, de armonía de mundos, de literatura transculturada como luego la llamaría Ángel Rama. Fue la culminación (la cima está en el capítulo 6 "El zumbayllu") y el comienzo doloroso de una nueva anagnórisis, un nuevo reconocimiento que le consumiría los años finales de su vida hasta el suicidio.

La década del ´60 revelará todos los sentidos de esa crisis. Por un lado, los signos de la violencia social y mítica que se ambientaba en los patios del internado de Abancay y en la rebelión de las chicheras en Los ríos profundos, mutaría en violencia desagregadora en El sexto, la novela que recrea su experiencia carcelaria. Al mismo tiempo Arguedas descubre la incompatibilidad del quechua y el español y comienza a escribir algunos textos en la lengua andina. Poemas sobre todo, también un cuento, quisieron abrir el cauce de una literatura quechua; al final escribirá en quechua una carta a Hugo Blanco, el guerrillero preso que había encabezado levantamientos campesinos. En esos años recrudecen sus problemas psíquicos, comienzan sus tratamientos y entre las recomendaciones que sus terapeutas le dan está la de escribir sus experiencias traumáticas. Surgen entonces su tan citada conversación en el Encuentro de Narradores en 1965, sus declaraciones a Castro-Klarén, la escritura del relato que luego devendría el conjunto de cuentos Amormundo y la confección de un diario que finalmente formaría parte de la novela El zorro de arriba y el zorro de abajo. En esta novela la dicción de los personajes es un caos irreparable, Arguedas parece conformarse muchas veces con la transcripción fiel de los testimonios grabados en la costa, hay una renuncia a cualquier tipo de organización conocida (tal vez se esté, como supone Lienhard, ante un nuevo tipo de relato) hasta el punto de suspender el desarrollo de la trama para presentar su fragmentación en los que llama "hervores". Si regresamos al razonamiento anterior, el fracaso de la lengua lo habría devuelto a la orfandad de origen.

El poder de los débiles. Arguedas hizo un primer intento de suicidio en 1966, y al final consiguió su objetivo en 1969. Pero el recorrido por los datos anteriores no tiene como finalidad explicar lo inexplicable, el suicidio, sino ese extrañamiento que Arguedas descubrió temprano, que intentó rebatir a través de su literatura, que le permitió la escritura de su relato cumbre y le exigió, en los años finales, un desnudamiento que, junto a la derrota de la transculturación, le fue debilitando su afán por vivir.

Un artículo de Mercedes López-Baralt plantea las "Tres llaves andinas para acceder a la escritura de Arguedas": Wakcha, Pachakuti y Tinku. El término quechua wakcha significa la orfandad. Está cargado de la pobreza material pero también del estado de ánimo de soledad, el abandono, el no tener a quién acudir. Wakcha es también el forastero, el desterrado, el migrante que no tiene qué dar y por lo tanto está en condición de huérfano. El personaje de "El sueño del pongo" (1965) será "huérfano de huérfanos". Lo peculiar es que esos desposeídos son los que contienen el poder de producir el pachakuti, de voltear el mundo e imponer justicia. Sin duda es el cuento "El sueño del pongo", escrito en quechua, el que informa mejor ese mesianismo andino que nace en el mito del Inkarrí, recogido y traducido por Arguedas una década antes. El tercer concepto, tinku, refiere al lugar de encuentro de elementos provenientes de campos diferentes. Toda la obra de Arguedas se construye sobre la intersección de dos mundos que proponen culturas disímiles, pero es sin duda en la última década en la que esos dos mundos inasimilables le proponen un conflicto irresoluble. En la novela de los zorros con que Arguedas cierra su vida esa oposición alcanza su máximo tono. La sierra invade la costa y la andiniza en un proceso inverso de la utópica tarea de civilizar, sobre todo porque la civilización, la ciudad, el puerto pesquero donde se desarrolla la novela está poluido por la explotación, la extranjerización y no solo ha barrido con la cultura ciudadana sino que degrada hasta lo ininteligible todas las lenguas que lo habitan. El zorro de arriba y el zorro de abajo luchan agónicamente adentro de un sujeto, el escritor, que no consigue que el optimismo venza al sentimiento de desarraigo, al extrañamiento.

Dice López-Baralt luego de citar del Encuentro de Narradores un penúltimo pronunciamiento de fe en la demolición de las distancias entre urin (abajo) y hanan (arriba): "Se trata del mismo optimismo voluntarioso -tanto más conmovedor en tanto nace de la angustia personal que ha visto cómo la orfandad biográfica se torna en desarraigo cultural y, ya en la plenitud de su vida y de su carrera, en marginación profesional- que lo mueve a emprender la escritura de la última novela".

Todavía en 1968, cuando recibió el premio Garcilaso de la Vega, dijo Arguedas: "Yo no soy un aculturado. Yo soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en indio, en español y en quechua. Deseaba convertir esa realidad en lenguaje artístico y tal parece, según cierto consenso más o menos general, que lo he conseguido". El 28 de noviembre de 1969 puso fin a esa demoníaca felicidad.

La polémica "Arguedas-Cortázar" (1967-1969)

Golpe por golpe
Carlos Cipriani López

EN 1967 JULIO CORTÁZAR fue invitado a colaborar con la revista Casa de las Américas. Debía escribir un ensayo en torno a la situación de los intelectuales latinoamericanos por aquellos tiempos. El argentino cumplió sin demorarse pero entregando un trabajo epistolar. La carta abierta, fechada el 10 de mayo de 1967 y dirigida al poeta cubano Roberto Fernández Retamar, le permitió a Cortázar dar cuenta del carácter voluntario de su exilio en París, donde por entonces ya había vivido más de 15 años, y destacar cuáles eran para él las raíces de lo latinoamericano, la definición de lo autóctono, la cultura regional y la visión supranacional.

Antes de promediar el texto, que se publicó por primera vez en La Habana, en el Nº 45 de Casa de las Américas, dice Cortázar: "El telurismo, como entiende entre ustedes un Samuel Feijoo, por ejemplo, me es profundamente ajeno por estrecho, parroquial y hasta diría aldeano; puedo comprenderlo y admirarlo en quienes no alcanzan, por razones múltiples, una visión totalizadora de la cultura y de la historia, y concentran todo su talento en una labor `de zona`, pero me parece un preámbulo a los peores avances del nacionalismo negativo cuando se convierte en el credo de escritores que, casi siempre por falencias culturales se obstinan en exaltar los valores del terruño contra los valores a secas, el país contra el mundo".

Más adelante, ingresando ya en una especie de análisis altanero donde el destino de la producción propia se usa como argumento incontrastable, agrega Cortázar: "me asombra que a veces no se advierta hasta qué punto el eco que han podido despertar mis libros en Latinoamérica se deriva de que proponen una literatura cuya raíz nacional y regional está como potenciada por una experiencia más abierta y más compleja, y en la que cada evocación o recreación de lo originalmente mío alcanza su extrema tensión gracias a esa apertura sobre y desde un mundo que lo rebasa y en último extremo lo elige y lo perfecciona".

El 13 de mayo, en el "Primer diario", anticipado en el Nº 6 de la revista Amaru correspondiente al trimestre abril/junio de 1968 -y luego incluido en la novela póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo- José María Arguedas decidió contragolpear. Entre los receptores de la polémica, desde entonces también las opiniones y balances críticos aparecen divididos. Mario Vargas Llosa, por ejemplo, opinó que Cortázar llevó la razón de modo transparente de principio a fin. Pero hubo y hay otros análisis a tener en cuenta.

causas del escritor. En su primera respuesta, en pocas palabras Arguedas opinó que Cortázar aparecía decidido a "aguijonear con su `genialidad`, con sus solemnes convicciones de que mejor se entiende la esencia de lo nacional desde las altas esferas de lo supranacional".

Aunque también hay quienes definieron la polémica en cuestión como "un diálogo de sordos", lo cierto es que no lo fue en todo momento. Resultó por pasajes un combate en extremo complejo, debido a la multiplicidad de planteos, sea a nivel intelectual, psicológico, ético o estético.

Sin caer aquí en anacronismos, sino a la luz de elaboraciones teóricas que ya se planteaban en la segunda mitad del siglo XX, puede decirse que Arguedas aparecía defendiendo una literatura transcultural, no meramente regional, aunque no siempre lo estableciera con claridad. Por otro lado, aun sin proponérselo, fustigaba lo que hoy puede interpretarse como una especie de literatura transnacional (o "visión des-nacionalizada", término que usó Cortázar aunque sólo para referirse a su alegría de haber salido de la Argentina y así haber podido seguir desde Europa la revolución cubana). En la carta, Cortázar llega a confesar: "si me hubiera quedado en la Argentina, mi madurez de escritor se hubiera traducido de otra manera, probablemente más perfecta y satisfactoria para los historiadores de la literatura, pero ciertamente menos incitadora, provocadora y en última instancia fraternal para aquellos que leen mis libros por razones vitales y no con vistas a la ficha bibliográfica o la clasificación estética". Más adelante, su planteo transnacional (o "planetario", como lo llama) queda otra vez parcialmente en evidencia: "la argentinidad de mi obra ha ganado en vez de perder por esa ósmosis espiritual en la que el escritor no renuncia a nada, no traiciona nada, sino que sitúa su visión en un plano donde sus valores originales se insertan en una trama infinitamente más amplia y más rica y por eso mismo -como de sobra lo sé yo aunque otros lo nieguen- ganan a su vez en amplitud y riqueza, se recobran en lo que pueden tener de más hondo y de más valedero".

La transculturación en cambio se presentaba descripta ya desde los años ´40 del siglo XX (según lo enunció el antropólogo cubano Fernando Ortiz en el libro Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar) como un proceso de choques y encuentros creativos entre diversas culturas, donde una adquiere elementos de otra. Esta idea fue asumida y empezada a reformular a comienzos de los ´70 por el crítico uruguayo Ángel Rama, quien justamente citó como ejemplo de narrador de la transculturación a José María Arguedas, junto a Rulfo, Guimaraes Rosa y García Márquez.

profesionales. Según Cortázar, en el tercer mundo la profesión de escritor a fines de los ´60 aún merecía casi siempre "una mirada de reojo". Arguedas por su parte afirma también en su Primer Diario, el 15 de mayo: "había decidido hablar hoy algo sobre el juicio de Cortázar respecto del escritor profesional. Yo no soy escritor profesional, Juan (Rulfo) no es escritor profesional, ese García Márquez no es escritor profesional. ¡No es profesión escribir novelas y poesías! O yo, con mi experiencia nacional, que en ciertos resquicios sigue siendo provincial, entiendo provincialmente el sentido de esta palabra oficio como una técnica que se ha aprendido y se ejerce específicamente, orondamente para ganar plata. Soy en ese sentido un escritor provincial; sí, mi admirado Cortázar; y, errado o no, así entendí que era don Joao (Guimaraes Rosa) y que es don Juan Rulfo. Porque de no, Juan, que conoce al infinito el oficio, no debería ser pobre. Yo tuve que estudiar etnología como profesión; el Embajador (Guimaraes Rosa) fue médico; Juan se quedó en empleado. Escribimos por amor, por goce y por necesidad, no por oficio. Eso de planear una novela pensando en que con su venta se ha de ganar honorarios, me parece cosa de gente muy metida en las especializaciones. Yo vivo para escribir, (...) para interpretar el caos y el orden. ¡Ah! La última vez que vi a Carlos Fuentes, lo encontré escribiendo como a un albañil que trabaja a destajo. Tenía que entregar la novela a plazo fijo. Almorzamos, rápido, en su casa. Él tenía que volver a la máquina. Dicen que eso mismo les sucedía a Balzac y a Dostoievski. Sí, pero como una desgracia, no como una condición de la que se enorgullecieran".

Provincianos. El 17 de mayo Arguedas subrayó una obsesión desafiante, pero no "idiota" como la calificó Cortázar: "Así somos los escritores de provincias -dice Arguedas-, estos que de haber sido comidos por los piojos, llegamos a entender a Shakespeare, a Rimbaud, a Poe, a Quevedo, pero no el Ulises. ¿Cómo? Dispénsenme. En esto de escribir del modo como lo hago ahora ¿somos distintos los que fuimos pasto de los piojos en san Juan de Lucanas (...), distintos de Lezama Lima o Vargas Llosa? No somos diferentes en lo que estaba pensando al hablar de provincianos. Todos somos provincianos, don Julio (Cortázar). Provincianos de las naciones y provincianos de lo supranacional que es también, una esfera, un estrato bien cerrado, el del `valor en sí`, como usted con mucha felicidad señala".

A esto y otros cuestionamientos responderá Cortázar en la entrevista que publicó la revista Life en español el 7 de abril de 1969. Como afirma Mabel Moraña -en un trabajo incluido en el libro de varios autores José María Arguedas: hacia una poética migrante editado por la Universidad de Pittsburgh en 2006-, con lo que declara a Life, como en otras instancias de la polémica, Cortázar encarna: "el cosmopolitismo europeizante, (...) frente al telurismo militante y atormentado del peruano. (....) Arguedas, que ha pasado a representar dentro de los estudios latinoamericanos el prototipo del productor cultural postcolonial, defiende el vínculo entre su asentamiento `provinciano` (...) e, implícitamente, el acceso a saberes locales. Cortázar, por su lado, fundamenta los beneficios de la distancia (...). Podría decirse que en Cortázar se representa de manera casi paradigmática la índole dual del migrante y la necesidad de este sujeto de articular pérdida y reinserción cultural, el aquí y el allá, las contradictorias relaciones con la lengua y la comunidad propias y adoptadas, las nociones de identidad y diferencia, territorialidad y forasterismo. (...) El ideal al que remite la visión de Cortázar depende de un concepto de historia universal que no es ajeno a los modelos eurocentristas -etnocentristas- que se aplicaran en América Latina desde la organización de los estados nacionales".

desde parís. Entre mucho más, declaró Cortázar a Life: "De golpe me acuerdo de un tango que cantaba Azucena Maizani: `No salgas de tu barrio, sé buena muchachita, cásate con un hombre que sea como vos, etc.`, y toda esta cuestión me parece afligentemente idiota en una época en que por una parte los jets y los medios de comunicación les quitan a los supuestos `exilios` ese trágico valor de desarraigo que tenían para un Ovidio, un Dante o un Garcilaso, y por otra parte los mismos `exiliados` se sorprenden cada vez que alguien les pega la etiqueta (...). Hablando de etiquetas, por ejemplo, José María Arguedas nos ha dejado como frascos de farmacia en un reciente artículo publicado por la revista peruana Amaru. Prefiriendo visiblemente el resentimiento a la inteligencia, lo que siempre es de deplorar en un cronopio, ni Arguedas ni nadie va a ir demasiado lejos con esos complejos regionales, de la misma manera que ninguno de los `exiliados` valdría gran cosa si renunciara a su condición de latinoamericano para sumarse más o menos parasitariamente a cualquier literatura europea. A Arguedas le fastidia que yo haya dicho (en la carta abierta a Fernández Retamar) que a veces hay que estar muy lejos para abarcar de veras un paisaje, que una visión supranacional agudiza con frecuencia la captación de la esencia de lo nacional. Lo siento mucho, don José María, pero entiendo que su compatriota Vargas Llosa no ha mostrado una realidad peruana inferior a la de usted cuando escribió sus dos novelas en Europa. (...) Cuando usted dice que los escritores `de provincias`, como se autocalifica, entienden muy bien a Rimbaud, a Poe y a Quevedo, pero no el Ulises, ¿qué demonios quiere decir? ¿Se imagina que vivir en Londres o en París da las llaves de la sapiencia? ¡Vaya complejo de inferioridad, entonces! (...) A manera de consuelo usted agrega: `Todos somos provincianos, provincianos de las naciones y provincianos de lo supranacional` . De acuerdo; pero menuda diferencia entre ser un provinciano como Lezama Lima, que precisamente sabe más de Ulises que la misma Penélope, y los provincianos de obediencia folklórica para quienes las músicas de este mundo empiezan y terminan en las cinco notas de una quena."

sobre lo autóctono. En resumen de lo analizado por Mabel Moraña, la literatura arguediana "reivindica las visiones y matrices conceptuales de pueblos devastados por el colonialismo que sobreviven en los márgenes de la nación moderna". Enfrentada a eso, polarizada, aparece la visión de Cortázar. Dice al respecto Moraña: "La ligereza con que el argentino decide ignorar, desde su asentamiento parisino, la importancia de lo local y con la que asimismo despacha el tema de la raza, es reveladora de su propio condicionamiento cultural como ciudadano de uno de los países más europeizados y pretendidamente `blancos` de América Latina".

También para Life dijo Cortázar: "En Cuba me preguntaron hace poco qué grado de importancia le daba al sentido autóctono de un escritor, y hasta qué punto esa utilización del contexto cultural, de la tradición de raza, constituían exigencias para mí. Contesté que la pregunta me parecía ambigua en la medida en que la noción de autóctono también lo era. De hecho, ¿qué quiere decir exactamente `contexto cultural` en nuestro tiempo? Si lo reducimos a la cultura exclusivamente regional, no vamos demasiado lejos en América Latina, ¿Y `tradición de raza`? Conozco el uso que pueden hacer de estas expresiones aquellos para quienes la realidad tiende siempre a parecerse a una guitarra. A un indigenista intransigente, Borges le preguntó una vez por qué, en vez de imprimir sus libros no los editaba en forma de quipus. La verdad es que todo esto es un falso problema".

Respuesta a la fama. Después de esto, el 18 de mayo de 1969, en el Tercer Diario (que interrumpe como los dos anteriores la novela El zorro de arriba y el zorro de abajo), un Arguedas que confiesa estar "otra vez en el pozo, con el ánimo en casi la nada" escribe: "desde la grandísima revista norteamericana Life, Julio Cortázar, que de veras cabalga en flamígera fama, como sobre un gran centauro rosado, me ha lanzado unos dardos brillosos. Don Julio ha querido atropellarme y ningunearme, irritadísimo, porque digo en el primer diario de este libro, y lo repito ahora, que soy provinciano de este mundo, que he aprendido menos de los libros que en las diferencias que hay, que he sentido y visto, entre un grillo y un alcalde quechua, entre un pescador del mar y un pescador del Titicaca, entre un oboe, un penacho de totora, la picadura de un piojo blanco y el penacho de la caña de azúcar: entre quienes, como Pariacaca, nacieron de cinco huevos de águila y aquellos que aparecieron de una liendre aldeana, de una común liendre, de la que tan súbitamente salta la vida. Y este saber, claro, tiene, tanto como el predominantemente erudito, sus círculos y profundidades".

Más sobre exilados. El punto final de la polémica fue la respuesta de Arguedas publicada en El Comercio de Lima el 1º de junio de 1969, que también se reprodujo en varias revistas latinoamericanas y luego en la Edición Crítica de El zorro de arriba y el zorro de abajo, en la famosa Colección Archivos.

Entre algunos de los temas de controversia, el peruano se lanza a revelar, con alguna ironía y duros sarcasmos, los complejos de Cortázar por su exilio voluntario. "Con respecto a usted y los escritores que usted cita como exilados, yo nunca he manifestado duda ni sospecha; al contrario, he sentido un verdadero regocijo por haber creado ustedes -Fuentes es cosa aparte- precisamente en Europa obras que han conmovido e interesado en casi todo el mundo. ¿En qué se funda usted para asegurar que dudo y sospecho? ¿No será, digo yo, que a lo mejor es usted el único que duda y sospecha? (...) Ni Cortázar, ni Vargas Llosa, ni García Márquez son exilados. No sé de dónde ni de parte de quién surgió este inexacto calificativo con el que, aparentemente, Cortázar se engolosina. Ni siquiera Vallejo fue un verdadero exilado. A usted, don Julio, en esas fotos de Life se le ve muy en su sitio, muy `macanudo`, como diría un porteño. No es exilado quien busca y encuentra -hasta donde es posible hacerlo en nuestro tiempo- el sitio mejor para trabajar. A pesar de su pasión y muerte Vallejo escribió lo mejor de su obra en París y quién sabe no habría llegado a tanto si no se hubiera ido a Europa. Empiezo a sospechar, ahora sí, que el único de alguna manera `exilado` es usted, Cortázar, y por eso está tan engreído por la glorificación, tan folkloreador de los que trabajamos in situ y nos gusta llamarnos, a disgusto suyo, provincianos de nuestros pueblos de este mundo, donde, como usted dice, ya se intentaron y funcionan muy eficientemente, los jets, maravilloso aparato al que dediqué un jaylli quechua, un himno bilingüe de más de cinco notas como felizmente las tienen nuestras quenas modernas."

UNA CARTA de arguedas. En más de una ocasión se ha insinuado que la polémica con Cortázar fue determinante para agravar el estado depresivo de Arguedas que lo llevó al suicidio. Empero, hay un documento que retrata al escritor peruano muy conforme con las inmediatas repercusiones que tuvo la polémica en la prensa latinoamericana.

En concreto, la última referencia que dejó por escrito Arguedas se lee en la carta que envió al editor Don Gonzalo Losada, fechada en Santiago de Chile el 13 de junio de 1969. Allí dice: "Espero que se haya usted informado de la `inevitable` réplica que escribí -yo le llamé `comentario`- a los conceptos algo insensatamente despectivos que Cortázar me dedica en un número de Life. Yo le envío el recorte de Ercilla en que aparece mi nota. Marcha, de Montevideo, la publicó muy adecuadamente (...). También se publicó mi nota en el suplemento de El Comercio de Lima. ¡Ojalá! que las agencias de su editorial en Lima, Santiago y Montevideo le hayan enviado los recortes. Las tres publicaciones (...) me han tratado muy bien en los comentarios (...). He recibido cartas de felicitación y el más estimable escritor joven chileno y que es quien mayor prestigio tiene en América Latina, me llamó para no sólo felicitarme sino para `agradecerme` a nombre de su querido amigo Julio, mi nota. Este excelente escritor (quizás Jorge Edwards) cree que todo lo que me veo o me vi obligado a decirle a Cortázar le hará bien, si es que aún tiene oídos para oír las críticas duras, pero bien inspiradas, las considere él exageradas o no".

Borges entre nosotros

I. Borges a través del espejo

Dice mi querido amigo Hugo Manrique Gálvez que en Ginebra, en el cementerio de Pleinpalais, margen izquierda del Ródano, bajo un ciprés, encontraremos una tumba en cuya lápida
hay dos inscripciones en lengua anglo-sajona. Son dos misteriosas invocaciones:


Jorge Luis Borges l899-l986 "And ne forhtedon na"
('y no temieran nada', Balada de Maldon, del s. X).

Y en la cara posterior de la piedra blanca: "Hann tekr sverthit Gram ok / legger i methal theira bert"
('él tomó su espada Gram, y colocó el metal desnudo entre los dos', de la noruega Völsunga Saga 27, del s. XIII.)
Y unos nombres bajo la cita antigua, que nos traerán a las mentes personajes que conocemos desde El Aleph y El libro de arena: "De Ulrica a Javier Otárola".

¿No es éste hermano (o hijo) del hombre del suburbio del Buenos Aires de l89l que comprende, antes de morir, que desde el principio ha sido traicionado, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo, porque ya lo daban por muerto?
¿Qué hace el nombre de la única mujer de una historia amorosa de Borges suscribiendo una escritura hecha para invocar a dioses medievales que moran más allá del ruego?

Veinticinco años han transcurrido desde la muerte de este maestro de la literatura mundial y ciento doce desde su nacimiento en el sur del planeta. Llevó en su sangre
la discordia de todo americano desde nuestro Garcilaso: la lealtad a una Europa fatigada, cuyos paisajes vieron crecer a sus antepasados, y el amor a una América que aún amanece y no sabe darse tiempo para escuchar las voces de sus mejores hijos.


Envuelto en la dorada sabiduría de las bibliotecas, amó la simpleza de los humildes y marginales. Enamorado del coraje y la aventura, paseó su sombra por repetidas calles de paredes rosadas en las que se aburrían almacenes iguales.

Eximio nadador de ríos, navegó atlas diversos y ciudades que siempre fueron para él las mismas. Maravillado por los colores de la tarde, de los mapas, de la varia pintura que le ofrecían los libros, se hundió en la penumbra de una ceguera que lo acompañó más de tres décadas.

Refinado latinista, se solazó en el grueso lunfardo de compadritos y malevos. Devoto traductor del judío Kafka, rastreó los orígenes de las lenguas germánicas más allá del Beowulf, las kenningar y las runas.

Obsesionado por los tigres, los cuchillos, los espejos, escudriñó el budismo, que enseña que todo lo sensible es ilusorio. Admirador del álgebra y sus complicaciones, construyó laberintos no menos laboriosos.

Delicioso arabista de Las mil y una noches, cantó a Israel cuando la guerra de los Seis Días.
Rendido a la perfección de Cervantes y Shakespeare, no escribió una sola novela ni un drama ...

Y es que Borges, todo él, es una gloriosa contradicción. Siempre está en lo otro, en lo que ocupa su conciencia, en el objeto de su amor, de su pasión. Como un Midas metafísico, convierte en oro, en Borges, todo lo que toca. Como en la arquería zen, él es el arco, él la flecha, él el blanco. Siempre está allí donde arroja su mirada: es el espejo, es la imagen en el espejo, es el habitante del espejo.

No es casual que Jacques Lacan haga referencia a él en sus Escritos (París,l966) : El estadío del espejo como formador de la función del yo.

Borges nos reconcilia con el universo que habitamos, pero lo hace poniendo una misteriosa seña, una indescifrable runa para recordarnos nuestra limitación y pequeñez. Teje su laberinto de afuera hacia adentro y nos espera en su soledad central para mostrarnos su rostro, que es el rostro de todos y cada uno de nosotros. Por eso, Bertolucci al llevar al cine su cuento Tema del traidor y el héroe ( Ficciones, l944) lo tituló: La estrategia de la araña (Roma, 1970).
Arroja los objetos más diversos en una heteróclita dispersión cuyo común denominador es él. No fue por azar que Foucault escribió, intrigado por Borges, su libro Las palabras y las cosas (París, 1970).

Un triste compadrito del Buenos Aires de l890, sin más virtud que la infatuación del coraje, recibe, erudito, en un idioma que no hubiera comprendido, un epitafio ginebrino en l986. Nuestra vanidad y nuestra nostalgia -diría Borges- han armado una escena imposible.

Así será, Borges. Has muerto, se confunden nuestros tiempos, la cronología se pierde en un orbe de símbolos, y de algún modo es justo decir que te hemos amado y tú lo has aceptado.

II- Borges a través de los Andes

En 1923, J.L.Borges, el ultraísta de 24 años, nos hablaba, en el poema Inscripción sepulcral (1) del bisabuelo, el coronel Isidoro Suárez que “dilató su valor sobre los Andes” e “impuso en la llanura de Junín/ término venturoso a la batalla/ y a las lanzas del Perú dio sangre española”... Bisabuelo que “ahora es un poco de ceniza y de gloria”.

Hacia 1934, a los 35 años, intentará retener (what can I hold you with) el amor de Beatriz Webster de Bullrich en el segundo de los Two English Poems, ofreciéndole, entre otros tesoros interiores: “mi abuelo materno...dirigiendo la carga de 300 hombres en el Perú, ahora ya fantasmas sobre evanescentes caballos (vanishing horses)” (2).

En 1953, a los 54 años, ante una delicada filigrana poética en la que el abuelo “pensaría que para él había florecido esa rosa: La encarnada batalla de Junín”, irrumpe en el poema la voz del propio abuelo: “qué importa mi batalla de Junín si es una gloriosa memoria, / una fecha que se aprende para un examen o un lugar en el atlas...” la batalla es eterna y puede prescindir de los ejércitos, continúa el abuelo: “Junín son dos civiles que en una esquina maldicen a un tirano, / o un hombre oscuro que se muere en la cárcel”(3). Eran los felones años de la dictadura de Perón.

En el poema Cosas, entre todo aquello que “nadie mira, salvo el Dios de Berkeley”, aparece “el eco de los cascos de la carga de Junín, que de algún eterno modo no ha cesado...”(4) Borges tiene ya 70 años. A los 75, recordará al coronel Suárez en “esa batalla que torció el destino de América”: Junín, resplandeciente como un sueño.”(5)

También recordará, en La suerte de la espada, “el caballo y las luchas del desierto/ San Carlos y Junín, la carga última...” Y entre sus Talismanes habrá “un mate con un pie de serpientes que mi bisabuelo trajo de Lima” (6).

Bien podemos decir que a lo largo de medio siglo, Jorge Luis Borges ha venido reclamándose como descendiente de Junín y reputándose de peruano por la sangre materna. ¿Retórica de buen cuño? Veamos lo que dice a los 77 años:

El Perú

De la suma de cosas del orbe ilimitado
Vislumbramos apenas una que otra. El olvido
Y el azar nos despojan. Para el niño que he sido
El Perú fue la historia que Prescott ha salvado.

Fue también esa clara palangana de plata
Que pendió del arzón de una silla y el mate
De plata con serpientes arqueadas, y el embate
De las lanzas que tejen la batalla escarlata.

Fue también una playa que el crepúsculo empaña
Y un sigilo de patio, de enrejado y de fuente,
Y unas líneas de Eguren que pasan levemente
Y una vasta reliquia de piedra en la montaña.

Vivo, soy una sombra que la sombra amenaza,
Moriré y no habré visto mi interminable casa. (7)

Y a los 78, en la hermosa dedicatoria de su Obra poética completa a su madre, con la que compartió “la carga de los húsares del Perú...”
O a los 82 años, en el misteriosísimo poema El forastero, en el que un sacerdote shintoista dice:

Esta mañana nos visitó un viejo poeta peruano. Era ciego.
/ Desde el atrio compartimos el aire del jardín y el olor de la tierra húmeda y el canto de aves o de dioses.
/ A través de un intérprete quise explicarle nuestra fe.
/ No sé si me entendió.
/ Los rostros occidentales son máscaras que no se dejan descifrar.
/ Me dijo que de vuelta al Perú recordaría nuestro diálogo en un poema.
/ Ignoro si lo hará.
/ Ignoro si nos volveremos a ver.” (8)

La encarnada batalla de Junín; esa “vasta reliquia en la montaña”: Machu Picchu; la Lima de los libertadores; el “poeta peruano ciego”; la “vuelta al Perú”; el “poema ignorado”...¿no son formas del amor que nos vienen desde el fondo de los tiempos, en la vasta palabra de nuestro grande Borges?

Sabemos, con certeza, que una tarde de noviembre de 1978, el pintor Fernando de Szyszlo recibió a Borges y a María Kodama en su casa a cenar. Estaban Blanca Varela, Silva Santisteban, Vargas Llosa, Carlos Germán Belli y Javier Sologuren. Hablarían de la tarde más que tibia, del eterno misterio que es la poesía, que a los hombres nos es dado vislumbrar entre nieblas... Como una cortesía para la Kodama, Belli diría que Sologuren conoce la interminable poesía oriental. Se hablaría del Yi Ching, del Tao Te Ching, del Zen, de los haikus, y se haría alguna tangencial mención de la miopía y la serena ceguera compartidas...

¿Surgiría el poema El forastero de esa conversación? ... “Moriré y no habré visto mi interminable casa”... “Yo también soy peruano”, dijo en una de las últimas entrevistas ... La similicadencia de los nombres Eguren-Sologuren habrían instalado la empatía...¿Quién es el “viejo poeta peruano ciego”?... Sologuren tenía 56 años, Borges 79...¿las líneas de Eguren “pasarían levemente”, poniendo una piadosa neblina sobre las duras palabras que Vallejo le dirigiera en la década del ’20, y que alguien le leería hacia 1973?(9) ...”No conozco a Vallejo”, diría en una entrevista, “más bien recuerdo unas líneas de Eguren...”

El Perú: casa, morada, latido, rumor en la sangre de nuestro Borges...Borges, nacido en Buenos Aires, ciudadano peruano por la magia de la sangre y la palabra.



Notas:
(1) Fervor de Buenos Aires. 1923.
(2) El otro, el mismo.1964,
(3) Ibid.
(4) El oro de los tigres.1972.
(5) La moneda de hierro. 1976
(6) Ibid.
(7) Ibid.
(8) La cifra.1981.
(9) Vallejo, César: Contra el secreto profesional. Lima, Mosca Azul, 1973.

Víctor Hugo Velázquez Cabrera
24 de agosto, 2011

Oda a la flor del invierno



oooooooooooooooooooooooola flor, madre de la sonrisa
ooooo ooooooooooooopoooooooooo el Nigromante (1850)

Me pregunto:
¿dónde podré coger vistosas flores?
¿Las de alzada corola para el brillo
de la emplumada y majestuosa toca
del solo emperador,
oooooooooooooooooo de la amada?
Aquellas que atropellan sus colores
cuando es el mediodía,
para alegrar los ojos,
oooooooooooooooooo o esas otras
que suaves se deslizan por la sombra...

- He visto floraciones escondidas
en las secretas grutas de los bosques.
He visto ciertamente
la floración sagrada
de la oscura ladera
de vientos encontrados,
la del pecho oprimido...
He visto en la penumbra de la tarde
el saludo sutil de humildes briznas,
las que apagan discretas sus colores
para entrar en la sombra de los sueños...

- ¿Y aquellas que se abren al olvido,
las que sólo se encienden con ausencias?

- Esas están también entre las puras
flores de teoría y no en las sienes
fatigadas de aromas y de días ...
Las que guiñan al aire entre las frondas,
las que sueltan su pequeña amenaza
al abismo de la áspera montaña...

- ¿Y las que ahitas de beber la niebla
sueltan sólo el aroma de la ciénaga?
Hay un lirio feliz tallado en agua,
purísimo cristal
oooooooooooooointruso en tu pantano...
ooooooooooooooooo
(Se te hizo costumbre ir al jardín florido
del ínkil o la huerta...)
oooooooooooooooo
¿Y no aquellas silvestres que se humildan
para verte pasar sin ser notadas?
Ah, no!
Tú ves la Rosa, esa flor inmortal,
la de Platón, la rosa de Piería
o la del persa, la que vieron
Jayam, Martín Adán o Borges...
la que embellece
los eruditos tomos de poesía...

-¿Y aquella inmaterial, la que no ha sido,
la que prepara el día venidero,
la que hoy, 28 de agosto, 2011,
se cierra paulatina con la tarde,
o se abre clandestina hacia la noche...
la que prepara
su entornado capullo tras el huerto,
la que herida de ausencia en su ramada
urde con el olvido
su esbozo de otra flor?

-La flor del bosque
cargado de espesura
y aroma de resinas
¿no te basta ya entonces?
Aquella que discreta melifica
o aquella otra
que deslíe sin prisa su color?
¿La que se mece al aire de las selvas
y da su aroma en nieves,
oooooooooooooooooooopalidece
de ternura o amor desesperado
en los valles y lagos,
la flor de los rocíos: Sullaywayta?

-¿Y las palpitaciones
de pequeñas estrellas sobre el campo
sembrado de arrayán y de retamas?
oooooooooooooo
Tú quieres las del mal,
las de Baudelaire, la flor saxífraga
del florecido cactus,
o la flor del jazmín arrebatada,
la flor de loto
oooooooooooomeditada y oculta,
la flor de arena que aparece en el sueño,
aquella del pensar sobrio y brillante:
la flor de la amistad,
o el clavel andaluz mordido de lujuria,
las azucenas quechuas marchitadas,
el achankáray soltando su perfume,
el pisónay que aturde en los abismos,
la tierna flor de qantu que es emblema
o la oscura amankay que ya se oculta
bajo los mil abrojos del camino
redimiendo el tormento de la espina?

- ¿No recuerdas acaso
la del muro secreto, la que un día
cantaste con dolor:
"madreselva encendida
de una morena
torrecitas de nácar
de blanca almena...
ooooTorre de arena:
ooooazafrán derramado
oooosobre la pena"...?

¿La de la selva madre
que perfuma la noche de las almas
o la del día de amor, jazmín virtuoso
que se suelta en el aire,
o la rosa del pubis nacarada,
del secreto vergel, huerto sellado?

-No.
Busco aquella que alumbra en la mirada
hecha ligeros pétalos de lágrimas,
la que la amada
ooooooooooooohalla dulce en el huerto
cual una novia triste...
la que coge salvaje y la transforma
en una rosa mansa, blanca en copos,
roja de sangre,
o quizás gualda y toda de oros llena...
la que tiembla en el pecho con la música
y se quiere salir atropellada
a la boca de pétalos ansiosos,
a los ojos transidos de cristales
de miríadas de luces
en el cielo del alma...

-Ah... aquella colosal
que late bajo el mar y aflora lenta
disolviendo sus pétalos sangrantes
cada tarde en su nido de esmeraldas...

(La que sabe de tu alma inquieta, alzada,
la que tierna y voraz y descarnada,
muy a solas te sabe hecho de llanto,
y apagado de sombras y de nada...)


VH Velázquez Cabrera

Quechua restituido


Qichwa-simip tiqsili suskin I
Curso básico de lengua quechua

Fichas fundamentales para un quechua 'restituído',
(ponencia para el 4to. congreso de Antropología del 2005)

A Maximilian Jurth.
A Alfredo Torero i.m.

Propuesta para la unificación de los seis quechuas que existen (con sus variantes dialectales) en una lengua común que, recogiendo los trabajos filológicos iniciales de Domingo de Santo Tomás, Torres Rubio y Gonzáles Holguín en el siglo XVI, y primeros años del XVII, avance hasta los esfuerzos de Markham, Middendorf, y Tschudi en la primera república, y llegue hasta la estandarización del protoquechua y sus variantes QI y QII designadas por Alfredo Torero.

En 1962, al lograrse la independencia de Argelia después de una dolorosísima guerra –muy parecida a la que nos sacudió durante 20 años- el gobierno de Ben Bella hizo un anuncio desde su ministerio de cultura: se premiaría el mejor trabajo de traducción de Shakespeare al idioma árabe. Se presentaron muchos trabajos en árabe magrebí, que es el dialecto del África Menor, y algunos otros en árabe literario. El punto es que, después de muchos siglos de carecer de un corpus literario distinto a toda la escolástica coránica, sin otra referencia escrita que unas no muy ordenadas páginas de la recopilación llamada Mil noches y una noche (alf laila wa laila), los arabófonos del Mediterráneo contaban con una exquisita colección de prosas muy bien calibradas, en un árabe fluido y algo confuso para sus propios hablantes, pero lleno de riquezas verbales y finura de expresiones que antes sólo habían sido privativas de los estudios jurídicos de las distintas escuelas musulmanas. Se fue equilibrando la balanza y el árabe volvió a sonar con energía y orgullo en las calles y mercados de Argelia, después de 150 años de preponderancia del francés colonial.

En l519, Lutero clavaba sus 95 tesis en el portal de la catedral de Wotinga, e iniciaba la traducción ciclópea de la Biblia al alemán, que tuvo que inventar las más de las veces. Kant, hacia 1800, continuó con la reforma lingüística y entregó un idioma listo para la reflexión moderna y el avance apropiado con la historia de su pueblo.

Hasta 1870 La Italia no existía como unidad política y cuando Mazzini y Garibaldi la unificaron bajo una sola bandera, quedaba por resolver cual de los muchos “italianos” sería la “lingua franca” para este conglomerado de principados, ducados, y reinos menores. La elegancia del Dante, que estuvo a punto de escribir su Commedia en lengua provenzal, terminó imponiéndose y se hizo lengua oficial el toscano de la Florencia, en desmedro del genovés, del lombardo, del veneciano, del romano, del siciliano, del sardo.

.Una circunstancia parecida es la que necesita darse en nuestro Perú para que se logre expresar toda la riqueza cultural de los Andes: sus pueblos son ahora islas en un archipiélago de confusión, donde la lengua castellana es la única moneda con la que se puede tener acceso a una incierta tranquilidad social.

Si los pueblos antes mencionados recurrieron a la estandarización de una “lingua franca” para poder remontar la pesada carga de la “ahistoricidad”, bien podríamos nosotros echar mano de un “sermo vulgaris” que haga posible la unidad social de los Andes centrales.

La idea no es “fabricar un idioma estándar” para uso de los utopistas. El pueblo quechuahablante tiene muy claro su destino lingüístico. La idea exacta es “producir” una revisión promediada de la lengua dividida en séis idiomas (cuya distancia entre uno y otro puede llegar a ser como la del francés y el castellano) para que los estudiosos de la cultura andina puedan orientarse y encontrar un punto de articulación antes de tomar especialidad en una región y para que aparezca, de una vez por todas, una lengua quechua escrita de modo que pueda ser comprendida desde el Ecuador hasta Tucumán y Santiago de Estero, no importa la pronunciación que se le dé a lo escrito.

Habida cuenta de las pruebas definitivas del método léxico-estadístico glotocronológico aplicado por Alfredo Torero al habla indígena de valles y serranías andinas, es posible encontrar los elementos atávicos de los quechuas vivos hablados en los Andes, desde el azuaíno colombo-ecuatoriano hasta el calchaquí santiaguino-tucumano, y restituirlos en el uso común, teniendo en cuenta siempre la poca o mucha importancia de las variantes del cuzqueño imperial, el ayacuchano pocra y chanca, los muchos dialectos de la sierra central y el huayhuash de Huaraz y Huánuco, hasta las formas aisladas del lamista, el ferreñafeño, y el cajamarca-porcón.

La correspondencia del QA y QB de G. Parker con el QII y QI de A. Torero respectivamente, permite centrarnos en la unificación del grupo QII (QA) en un primer momento, para luego intentar la unificación global en torno al tronco común restituido desde el protoquechua limense del siglo V y los textos coloniales de primera instancia: Catecismo de A. Ricardo, Arte y gramática de Caamaño, crónica de Huarochirí, Gramática de Santo Tomás y Léxico de Gonzáles Holguín.

La falacia del origen cuzqueño del quechua, confundiendo centro de poder, con centro de difusión, ha ocasionado muchos retrasos en esta tarea de unificar los estudios de los pueblos quechuas. Cuando las huestes de Wayna Qapaq llegaron a Tumipampa, en el Ecuador, se sorprendieron de encontrar un idioma tan parecido al que ellos habían elegido hacía sólo 70 años como lingua franca para sus conquistas, comercio y relaciones sociopolíticas.

Este quechua restituido no pretende reemplazar los distintos dialectos en uso sino que ha de ser la puerta de entrada para todo investigador de la cultura del Pacífico sudamericano interesado en la puesta en valor del escondido acervo quechua, capaz de manejar los distintos documentos escritos, y proyectarse hacia una visión enriquecedora de la historia rural andina en el siglo XXI.

Agosto 2005

Cómo pronunciamos I / Imaynam t'uqyachinchis/k?

1. De todas las letras latinas, son 5 las consonantes oclusivas (realización gutural + o - fuerte) que requieren cierta aclaración:
ch, k, p, q, t
Estas se dan en 3 niveles:
oclusivas de valor llano (las mencionadas arriba)

oclusivas glotizadas (con un 'recorte' del aire antes de la vocal):
ch', k', p', q', t'.

oclusivas aspiradas (con leve 'aliento' en su pronuc.):
chh, kh, ph, qh, th.
y que correspondrían a la escrit. castellana:
sh, j, f, j 'caribe', 'ds' o z 'madrileña'

(Estos dos últ. niveles sólo se dan en el q. sureño: desde Andawaylas hacia Bolivia.)

Ej: punku (puerta), phuyu (nube), p'uti (cofre) ...hayk'a (cuánto), llanthu (sombra), etc.

2. La 'h' independiente, con el mismo valor de hálito, sólo ocurre ante vocal inicial: hampi (remedio).

3. La 'q' es oclusiva velar, es la 'qaf' del árabe, o sea una 'k' pronunciada en el punto de articulación de la 'j' castellana:
influye sobre las vocales vecinas ('ambiente de q') transformando la i en e y la u en o: sunqu (corazón, víscera) se oye /sonqo/, qhipa (posterior) se oye /j*epa/...etc.

4. A partir del congreso de La Paz 1954, se acordó reemplazar todas las formas 'cc' de los notarios y pendolistas de la colonia por 'q'. (Arguedas no lo siguió, y abunda en ambivalencias: 'sencca' por sinqa (nariz), sirk'a por sirka (vena, veta)...
Toccsama (en Apurímaq, Andawaylas, caserío de Achachi): de tuqu (léase /toqo/) ventana, hornacina + samay, descanso. ¿De tuqusamana = descanso de ventana, repecho, alféizar... ¿ventanilla funeraria? ...Y peor: los curas escriben 'Toxama' !

* con esa 'j' caribe de 'Juan', que suena /huan/

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Qichwa-simip tiqsili suskin II
Fichas fundamentales para un quechua 'restituído',


Cómo pronunciamos II
/ Imaynam t'uqyachinchis/k II

5. Vistas las 'dificilísimas' oclusivas...podemos con tranquilidad saber que todas las demás letras 'latinas' utilizadas en la escritura del quechua se pronuncian como en el castellano, incluso las diacríticas ch y ll.

6. La w y la y corresponden a u, i en diptongos castellanos: qhichwa (quechua), tayta (taita).
Recordemos que en la ficha 1.3 se explica la transformación 'momentánea' de la i en /e/ y de la u en /o/, sólo en 'ambiente de q' (antes o después y también 'pasando' sobre la n). Queda así ya 'en pie la mesa de tres patas'. Sólo volveremos a tocar las vocales en los quechuas ancashinos y cerreños (I torero/B parker). Por ahora, basta y sobra.

7. El acento (golpe de voz, no tilde) siempre cae en la penúltima vocal...salvo cuando por énfasis se traslada a la última: wasi (casa), wasin (su casa), wasiyki (tu casa), wasiykichu? (¿es tu casa?), mamallay (mi madre sola), pero: mamalláy! (!madre mía única!).

8. Revisemos: De las 28 letras castellanas, se dejan de lado aquellas que podrían trasladar su ambigüedad al quechua:

b/v que es suavización de la p en los dialectos norteños (Cuenca-Cajamarca) y sureños(Apurimaq)
c (/k/ en 'casa' pero /s/ en 'cebolla')
d, suavización de t
e, sólo accidente de 'i' ante 'q'
f, que se presentará como 'aspiración' (ph) de p en el sur
g, confundida con k (inga/inka)
j, aspiración de k (kh) en el sur
o, sólo accidente de 'u' ante 'q'
x, confusión de 'cc', 'j' o 'sh'
z, aspiración de t (ds/th) en el sur...

No es complicar más:
llanthu (cuzq.) lo entendemos mejor comparado con llantu (ayac. = sombra) que la forma 'llanzu'...
alpha (andaw.) mejor, comparado con allpa (ayac. = tierra, polvo) que la forma arguediana 'alfa'...
"...los eucaliptos de Wayccoalfa..." (sic por wayqu-allpa=tierra de quebrada/alud) en El zorro de arriba y el zorro de abajo, 3º diario, 1969.

Victorhugo Velázquez Cabrera